Dodge Challenger Black Ghost vs Ford Mustang Dark Horse: duelo de monstruos V8

Dodge Challenger Black Ghost vs Ford Mustang Dark Horse

Nos vamos a San Francisco a disfrutar de dos de los últimos muscle cars puros con motor V8 que se pueden comprar: el Dodge Challenger Black Ghost y el Ford Mustang Dark Horse.

¿Que descanse en paz el muscle car? La insurrección del Capitolio no le llega a las suelas de los zapatos a esto. ¡Enmienda la constitución! Podrás arrancar mi motor V8 de mis frías y muertas manos con el Dodge Challenger Black Ghost y el Ford Mustang Dark Horse.

Texto original de Ollie Kew

Fuera de las estrictas leyes de emisiones de California, América sigue siendo un lugar para estas cosas. Las ventas son constantes y hay una gran comunidad generacional en torno a modelos como el Ford Mustang y el Dodge Challenger.

La reacción a nuestro Challenger fue universalmente patriotera. Sin que nadie se lo pidiera, nos contaron la historia del policía de Detroit cuyo modelo del 70 se convirtió en una leyenda de las carreras callejeras. Sí, el llamado ‘Black Ghost’ al que hace referencia la edición especial que conducimos ahora.

Por otro lado, como los americanos nacen capaces de discernir los años de los modelos y memorizar los nombres en clave de los motores, cualquiera que se paraba a charlar sabía que el Mustang que trajimos para colarnos en la fiesta fúnebre del Challenger era un poco especial. Piensa en él como un M3 CS - afilado, pulido, sumergido en opciones de elección.

Black Ghost contra Dark Horse. ¿Es el cara a cara más malévolo de la historia del automóvil? Bueno, estrictamente no es justo. El Dodge es tan viejo que casi está tallado en el Monte Rushmore, mientras que el último Ford Mustang es 40.000$ (37.300€) más barato y unos 300 CV peor. 

Además de esto, estamos en el estado de California, donde el café es suave, descafeinado y se sirve en una taza reciclada. Donde uno de cada dos coches es ese ratón de ordenador con ruedas que se conoce como Tesla Model Y: más de 1.000 CV de metal pesado no deberían funcionar bien aquí.

Pero estamos en el centro de San Francisco. Gracias a una icónica persecución de cine plagada de errores de continuidad, repleta de acrobacias e impoluta de música, esta ciudad idiosincrásicamente accidentada puso a Ford contra Dodge (vale, entonces era un Charger) en el mapa. La única hostilidad que recibimos en todo el día fue una multa de aparcamiento. Irónicamente.

Dodge Challenger Black Ghost vs Ford Mustang Dark Horse

¿Qué nos depara el futuro? El Charger Daytona EV de Dodge dará lugar a un tope de gama con tracción a las cuatro ruedas disponible en versiones de 496 CV, 670 CV o más de 700 CV, con una “nota de motor” sintetizada de 126 dB. El modelo básico seguirá siendo de combustión, aunque con un motor de seis cilindros en línea de 3,0 litros. De un Jeep.

Ford ya se ha atrevido con los Mustang eléctricos con el Mach-E. No será el último, pero Jim Farley dice que seguirán el ejemplo de Porsche de mantener la gasolina con el 911, por lo que el Mustang es el último modelo en hacer el cambio. Mientras, la propulsión híbrida está cerca. Esta podría ser una de las últimas veces que San Francisco resuene con una doble ración de graves V8.

El Ford suena de maravilla: hay un crujido exótico en su escape afrutado. Cuando el Dark Horse llegue a Europa, será más lento y silencioso: de 500 CV pasará a 460 CV debido a nuestras estrictas normativas sobre emisiones. Aquí, como Dios manda, es un rico barítono.

La respuesta del acelerador también es gratificante, siempre que te acuerdes de bajar una o cuatro marchas. Este tenía el cambio automático de 10 velocidades opcional, pero yo me quedaría con el manual ex-Shelby.

Dodge Challenger Black Ghost vs Ford Mustang Dark Horse

El Challenger, de sonido industrial, le persigue con valentía, pero la revancha de la persecución termina en segundos, no sólo por las carreteras grasientas y la lona que se ve a través de sus neumáticos. Es una máquina mucho más agrícola: no importa en qué marcha la hayas metido, todo son silbidos del sobrealimentador, derrapes de las ruedas y golpes en los ejes. 

En un momento dado, pierdo la tracción al subir las vías del tranvía y me deslizo cuesta abajo sin poder hacer nada mientras el sobrealimentador regala a la zona de la bahía un solo de violín.

Teniendo en cuenta lo mucho más moderno que es el Mustang, no es una salida limpia. Ninguno de los tres modos de dirección ofrece una respuesta tranquilizadora. Aunque su conducción no es ni de lejos tan castigadora como la del Black Ghost, se podría haber hecho más con los firmes amortiguadores magnetoreológicos para desbloquear una mayor capacidad. 

Y es tan complicado: cinco modos de conducción y muchos indicadores en el salpicadero, cada uno con iluminación ambiental. Incluso el freno de mano es más molesto. En el Dark Horse, sentí que había un coche enterrado bajo las pantallas y los menús, esperando a ser domado si encontraba la combinación de modos, el hueco en el tráfico o un tramo de carretera más seco. 

Dodge Challenger Black Ghost vs Ford Mustang Dark Horse

Me reía a carcajadas cuando el Challenger se bamboleaba al más mínimo golpe de acelerador, pisoteaba voluntariamente hubiera o no vías de tren, con alegres dosis de juego muerto en la dirección. ¿Y los frenos? Agarran cuando se pisa el pedal a fondo y luego están más blandos que el pan de una hamburguesa. Se cuecen en las bajadas de San Francisco, eso sí. 

El diferencial está tan apretado que podrías girar mientras aparcas. Y de vez en cuando, si ha estado al ralentí durante un tiempo, hay un ominoso olor a gasolina. Eso te mantiene alerta.

También lo hace la posición de conducción. El Mustang te sujeta en asientos Recaro y subirse al Dodge es como sentarse en un taburete atado a un misil hipersónico. Pero, ¿cómo no amar un coche que viene con una función de “enfriamiento” para dirigir el aire acondicionado fuera de la cabina y hacia el sobrealimentador para garantizar la máxima presión?

Dodge Challenger Black Ghost vs Ford Mustang Dark Horse

Cada país tiene su zona de confort. En Alemania son las berlinas potentes. En el Reino Unido están los pesos ligeros y los monstruos de lujo. El de América es el muscle car grande, no inteligente. Y el Challenger es más grande y tonto que los demás. Al igual que la persecución de Bullitt, no es tan perfecto como la historia recordará, pero sí está a la altura de su legado.