La historia de Pikes Peak, gloria automovilística hacia las nubes

La historia de Pikes Peak

Javier Prieto

- Actualizado:
De la tierra a las nubes del cielo... a toda pastilla.

¿No conoces la historia de Pikes Peak o Carrera hacia las nubes? Pues 101 años y 97 ediciones después de su creación, ya va siendo hora de ponerse al día. ¿No crees? Se trata de una subida de montaña abierta a todo tipo de vehículos por las laderas de Pikes Peak, en Colorado Springs (Colorado, EE.UU.).

La prueba consiste en recorrer en el menor tiempo posible el infernal itinerario, como lo hicieron los 5 coches más rápidos de la subida a Pikes Peak. El trazado, que arranca en una cota de 2.800 metros, está compuesto por 19.983 metros de longitud y 156 curvas que culminan en una imponente cima a 4.301 metros de altura. Echa cuentas y verás qué desnivel presenta la Pikes Peak International Hill Climb, cuya web (PPIHC), te mantiene informado de todo lo relacionado con el evento. 

 

 

Se nos olvidaba un pequeño detalle. El sinuoso y tortuoso trayecto carece de guardarraíles o cualquier cosa que se parezca a una protección. ¿Arcenes? Tampoco. Allí solo habitan terroríficos precipicios. Sí, tiene cierto peligro. 

Por otra parte, Pikes Peak está considerada la prueba del motor más antigua en Estados Unidos, por detrás de las 500 Millas de Indianápolis. También dicen que es la cita cuesta arriba más famosa y peligrosa del Planeta. Y tú, sin enterarte.

 

 

Debido a la multitud y diversidad de artefactos -algunos con 1.500 CV- que se inscriben anualmente, éstos se dividen en 16 categorías. Motos, coches, camiones y cualquier armatoste de dos, cuatro o mil ruedas ruge en Colorado. 

 

 

Pasión, leyenda, acongoje, riesgo y mucho vértigo se dan cita en una competición que representa un desafío extremo para pilotos y sus monturas. No te olvides de que la altitud afecta, y mucho, al rendimiento mecánico. Arranca aquí nuestro manual de urgencia sobre la historia de Pikes Peak o Pikes Pike International Hill Climb

 

Novedades y tradición de la Pikes Peak  

Recuerda que el próximo domingo 24 de junio tendrá lugar la 'Subida hacia las nubes 2018' con varias novedades. Así, el Porche Cayman GT4 competirá en una categoría propia, mientras que el eléctrico Volkswagen I.D. R Pikes Peak y el Bentley Bentayga tratarán de marcar el mejor crono el próximo finde en la montaña de Colorado.

Para que sepas mejor cómo es el reto de Pikes Peak, echa un vistazo a la brutal victoria de Romain Dumas en 2016. Aquel día el francés voló a una media de 130,8 km/h para detener el crono en 8'51"445 segundos. Aunque para machadas, el récord imbatido de Sebastian Loeb en 2013. Marcó un tiempazo de 8'13"878 segundos y un promedio de 145,7 km/h. 

La tradición dique la Pikes Peak o Carrera hacia las nubes se disputa siempre el domingo a las 8:00 hora local. Bueno y los entrenamientos arrancan cuatro días antes, el jueves. Desde esa jornada las laderas son invadidas por fans que acampan a la espera del ruido de los motores.

 

Orígenes de Pikes Peak

Existen dos teorías sobre los orígenes de la historia de Pikes Peak. Una de ellas sitúa en embrión en 1915. En ese año Spencer Penrose impulsó la ampliación de una carretera de montaña, o mejor dicho, de un camino de cabras, que conducía hasta el Pico Pikes o Pikes Peak.

 

 

Tras acabar los hercúleos trabajos en la ruta, Spencer decidió promocionar esa zona y suponemos que también su colosal obra de Ingeniería Civil. Con ese fin organizó en 1916 una competición que discurriría por el trazado que él había remodelado. Así nació, o eso cuentan algunos expertos del tema, 'La carrera hacia las nubes'.

También dicen que el primer vencedor fue un tal Rea Lenzt, quien a lomos de con su Romano Dernon Special invirtió 20 minutos y 55 segundos en llegar a las nubes. La prueba tuvo una gran acogida desde su primera convocatoria, sobre todo si tenemos en cuenta que el reducido número de coches y aficionados al automovilismo. 

 

 

Aquellos primeros locos competidores encontraron un reto muy atractivo recorrer las 156 curvas del trazado hasta la cumbre en el menor tiempo posible. La subida partía y parte desde las faldas de la montaña Peak (Colorado, EE.UU.) a una altitud de 2.866 metros sobre el nivel del mar, para coronar su cima a 4.301 metros.

Precisamente ese desnivel de 1.435 metros supuso desde la primera carrera un desafío para el hombre y sus máquinas, aquejadas del “mal de altura”. Los propulsores sufrían/sufren una pérdida hasta de un 30% de la potencia durante la ascensión. Al éxito inmediato de la prueba también contribuyó el hermosísimo escenario, integrado en una de las cordilleras más altas y espectaculares de Estados Unidos. 

 

 

Además, las hazañas y algún desastre de la cita fueron recogidos por los medios de comunicación de masas de la época. La Pikes Peak Hill Climb obtuvo una gran difusión que multiplicó su fama, inscritos y seguidores. El primer vencedor en la historia de Pikes Peak dicen que fue un tal Rea Lentz con un Romano Demon Special. Sin embargo, la carrera se suspendió hasta 1920 a causa de la I Guerra Mundial.

La “locura” de los felices años 20 tuvo su reflejo en Pikes Peak, donde no paraba de aumentar el número de corredores. Los medios de comunicación difundieron las aventuras de esos apasionados del motor y su fama se propagó por todo el país. Los ases de la velocidad comenzaron a pobñar la línea de salida. 

En 1922 venció contra todo pronóstico un corredor amateur llamado Noel Bullock con su Ford Especial de 2.998 cc y 50 CV. Su idílica historia acabó de darle una dimensión mítica al certamen.

Y fue gracias a gestas como la de Noel por lo que se instauró en 1929 una categoría reservada para los vehículos de serie. De esta forma la organización quiso facilitar la presencia de conductores aficionados y mantener el espíritu primigenio de la subida. 

 

Los primeros grandes nombres

La primera estrella de la subida de montaña fue un tal Glen Schultz, que venció en 8 de las 10 citas en las que participó. Le sucedieron entre los años 30 y 50, Louis Unser y Al Rogers, con 5 triunfos y 9 triunfos, respectivamente. Los grandes nombres comenzaban a surgir en la historia de Pikes Peak.

 

 

En los años 60 llegó el relevo generacional con el sobrino de Louis, Bobby Unser, quien se coronó como el auténtico rey de la montaña, al firmar 13 triunfos, desbancando los 9 de su tío. Nadie ha batido todavía este registro. Unser, idolatrado por el público, se retiró proporcionando una gran alegría a sus rivales y un disgusto a sus fans.

A partir de la década de los 70, el interés por la cita no deja de crecer y comenzaron vehículos únicamente con el objetivo de vencer en Pikes Peak Fruto de esa pasión desmedida, la organización creó una década después la categoría “Unlimited”. Y con ese nombre, ya podéis suponer que tipo de criaturas comenzaron a poblar las polvorientas cuestas de Colorado Springs.

 

El boom de los años 80

La historia de Pikes Peak experimentó un gran crecimiento internacional en La década de los '80. Esto se debió en gran medida a la eliminación del Grupo B del Mundial de Rallys. ¿Por qué? Pues, porque de repente las grandes marcas que participaban en esa competición se quedaron sin su particular y europeo banco de pruebas y desarrollo tecnológico.

 

 

Ante esta situación, los fabricantes fijaron su atención al otro lado del Atlántico, en Pikes Peak. En ese revirado y polvoriento trazado habían encontrado un nuevo lugar de experimentación.

Y el desembarco europeo -también de participantes- fue dicho y hecho. Así en 1984 el noruego Martin Schanche y la francesa Michele Mouton, al volante del Ford Escort y el Audi Sport Quattro, respectivamente, se unieron a la caravana de la montaña.

 

 

La Srta. Michele, ya que había viajado hasta allí, estableció tres marcas legendarias además de vencer en dos ediciones. Se convirtió en la primera mujer piloto y además no estadounidense en triunfar, y en bajar de los 12 minutos, con un tiempo de 11 minutos y 25 segundos. Hartos del protagonismo de la dama gala, Bobby Unser se llevó la gloria en 1986 y Walter Röhl hizo lo propio en 1987.

 

El trazado de Pikes Peak

 

La exhibición de Vatanen

Pero todas estas grandes participaciones quedan eclipsadas con la mítica exhibición del campeón del mundo de rallys, Ari Vatanen al volante del legendario Peugeot 405 T16 en un vídeo inolvidable. Los buenos aficionados al motor... y los normalitos no dejamos de emocionarnos cada vez que admiramos la hazaña del finlandés volador.

 

 

En una lección magistral, condujo con la mano izquierda en el volante y con la derecha protegió sus ojos de sol, cuyos rayos le cegaban. Maestría, talento, épica, inspiración, coreografía automovilística… y un montón de virtudes más se dieron cita en aquella mítico valls del motor. Por si fuera poco, Vatanen batió el récord de la prueba.

 

Tajima, el último emperador nipón

Llegamos a la parada de los 90 cuando emerge una de las máximas figuras: el japonés Nubohiro Tajima. Con ese nombre de kamikaze –velocidad, valentía y temeridad- condujo como un ídem en cada una de las curvas de sus múltiples apariciones estelares en el famoso pico.

 

Con su primera y victoriosa presencia en 1992, estaba claro que había llegado para reinar entre las nubes. Sin embargo, apareció un neozelandés que le salió respondón, Rod Millen.

Este sumó a lomos de su caballo de acero 5 victorias ante el emperador nipón. Cómo sería el cabreo de “Monster” Tajima que tras esas derrotas monopolizó el éxito de forma consecutiva entre 2006 y 2012. Acumula, de momento, un total de 9 entorchados.

 

 

Al año siguiente, el campeón del mundo de Rallys Sebastian Loeb batió con un crono de 8:13:878, el récord hasta entonces en poder de Rhys Millen y que a día de hoy sigue vigente. Otros ilustres como Markus Gronholm Anfreas Eriksson se dieron un paseo rapidito por las nubes de Colorado.

 

 

En la cita participan un centenar largo de coches, motocicletas, quads y todo tipo de artefactos de tracción mecánica. La palma –estética- se la llevan los “Unlimited”.

Ahí los diseñadores han dado rienda suelta a sus extravagancias estéticas, algunas difíciles de ver y otras de apartar la mirada de ellas. La propulsión 'verde', con bestias de más de 1.000 CV como el Acura-Honda NSX eléctrico de 2016, últimamente está de moda. ¿El motivo? Esta fuente de energía apenas altera su comportamiento en las alturas, manteniendo su máximo rendimiento prestacional.

 

Ecologistas en acción en Pikes Peak

Por último una pincelada medioambiental. La llegada del Siglo XXI produjo algunos efectos cognitivos en ciertos ecologistas estadounidenses. Los ciudadanos verdes exigieron que el trazado de la carrera, hasta entonces de tierra, se asfaltara para preservar la orografía de la montaña. Se desconocen cuáles son los efectos nocivos que pueda producir el paso de unos coches ¡tres días! al año.

 

 

Las autoridades de Colorado atendieron sus peticiones y en 2012 se terminó de cubrir con asfalto el último tramo. Irónicamente, muchos pilotos han manifestado que se ha incrementado la inseguridad porque con la arena los coches antes derrapaban y percibían los límites de la física. 

 

Imagen portada: mynewsdes de Daniel Byrne / Ford Motor Company vía Wikimedia.