Prueba del Mercedes Clase T 180d: una buena alternativa en el segmento premium

Un MPV con un toque especial

El Mercedes Clase T 180d que protagoniza esta prueba es el claro ejemplo de que a veces un modelo "alternativo" puede ser una gran opción. Y de hecho, creo que este lo es.

Seguro que a nadie se le escapa que es muy parecido al furgón Mercedes Citan (salvo la calandra cromada, llantas de 16 o 17" y algún otro detalle) y que, a su vez, deriva de un Renault Kangoo... 

... ah, y que Mercedes pide por él como poco 28.000 euros, un precio elevado y que se justifica por un más que amplio equipamiento de serie y algunos detalles 'made in Mercedes' que lo hacen un tanto especial.

Un interior con algunos detalles de calidad

Interior del Mercedes Clase T (Autobild).
Interior del Mercedes Clase T (Autobild).

Antes de empezar la prueba del T 180d me paro un segundo a mirar a mi alrededor. Mucho (muchísimo, más bien) espacio libre para la cabeza, una anchura más que suficiente, amplias superficies acristaladas.... No se puede decir que este modelo no ofrezca desahogo.

Los asientos delanteros no están mal, pero pienso que podrían ser más cómodos: el respaldo no termina de recoger bien la espalda, tiene demasiado apoyo lumbar incluso en la posición más baja (aunque esto es subjetivo) y la banqueta se me antoja un pelín corta como para poder acomodar bien las piernas.

Pero no creo que esto sea demasiado grave, sobre todo teniendo en cuenta que puedes regular el asiento en altura y el volante en profundidad y también hacia arriba y hacia abajo para lograr una posición al volante bastante natural.

Como el nuevo Clase T tiene una línea de cintura tan alta, si te gusta conducir con el codo apoyado en el guarnecido de la ventanilla, tendrás que bajarlo al reposabrazos de la puerta, que está a una altura más adecuada. También hay un reposabrazos central que no molesta al girar el volante y algunos detalles de agradecer, como un buen número de huecos para dejar todo tipo de cosas.

El salpicadero lo preside una pantalla de 7 pulgadas con el sistema MBUX, que funciona bastante bien, aunque aquí hay algunas limitaciones. A la frase "Hey, Mercedes. Tengo calor", la respuesta es que no puede hacer eso en este coche. Por lo demás, reconoce muy bien el lenguaje natural.

Prueba Mercedes Clase T T 180d

Detrás, una de cal y otra de arena. Antes de empezar la prueba y lanzarme a la carretera con el T180d, me paro en las plazas traseras. Se entra con facilidad gracias a las puertas correderas (otra cosa es cerrarlas), pero la postura no creo que sea ideal con una banqueta que no recoge bien las piernas.

Además, los pasajeros no tienen dónde apoyar los brazos, por lo que en determinados momentos se puede hacer pesado. A cambio, hay mucho espacio en todas las cotas y en Mercedes aseguran que incluso se pueden acoplar tres sillitas infantiles sin problema.

Motores: dos gasolina y dos diésel

Aunque la gama estará compuesta por dos diésel, T 160d y T 180d y dos gasolina, T 160 y T180, yo he podido probar con más detenimiento el diésel más potente.

El Clase T 180d utiliza un motor de 1,5 litros con 116 CV que funciona muy bien. Está bien aislado del interior y no sientes vibraciones ni más ruido de la cuenta.

No se puede decir que vayas sobrado en cuanto a prestaciones, pero parte de la prueba pasaba por una autobahn de los alrededores de Múnich donde pude ver que a 160 km/h el coche ofrece una gran calidad de rodadura mientras avanza sin esfuerzo aparente.

Las zonas de curvas no son el terreno predilecto del Clase T y de eso no se sorprenderá nadie. Pero sí es cierto que tampoco va nada mal y el motor permite avanzar con agilidad y adelantar con soltura.

¿Y en cuanto a dinámica? ¿Qué tal va el Clase T?

Lo cierto es que no me esperaba que fuera tan bien. Antes de iniciar la prueba pensaba que el T 180d sería más torpe de lo que en realidad es. Tiene un centro de gravedad más elevado que el de un compacto, pero eso no le hace sentirse incómodo.

El tarado de las suspensiones también es tirando a suave, aunque contiene bien los balanceos y además el eje trasero no es tan duro como en otros derivados que tienen una suspensión más firme para aguantar el mayor peso en esa zona.

Quizá donde lo he notado más flojo ha sido en el apartado de frenos, ya que el tacto no es ideal y además le falta algo de feeling. Al menos, y es lo más importante, funciona bien y no va a dar problemas de fatiga o sobrecalentamiento en un uso normal.

Por 28.000 euros, ya puede ser bueno

La verdad es que uno de los pensamientos que tengo durante la prueba está relacionado con el precio. Para empezar a hablar (es decir, un T 160 de gasolina manual), son 28.000 euros, y lo que obtienes es un T con tapacubos.

Si optas por el cambio automático de siete marchas, que por cierto le pega mucho, tendrás que preparar unos 2.200 euros dependiendo de la versión. El coche que yo conduzco, con sus barras, el cambio automático y demás, está bien por encima de los 30.000 euros, un terreno en el que aparecen opciones quizá no tan versátiles, pero sí con mucha imagen como el propio Clase A.

Pero si lo analizas, tiene un equipamiento en el que no falta el acceso y arranque sin llave, sistema de detección de objetos en el ángulo muerto y aire acondicionado, entre otros detalles habituales en cualquier coche moderno.

De las tres líneas de acabado (el acceso a gama no tiene nombre), la intermedia se denomina Style y supone un sobreprecio de 1.300 euros, pero a cambio ofrece llantas de aleación, tapicería símil cuero ARTICO, mesas plegables en los respaldos de los asientos delanteros o iluminación en ocho colores.

Por otros 2.700 euros aproximadamente aparece el acabado Progressive, que es que que he podido probar en el T 180d. y que suma faros de LED, cuadro de instrumentos forrado en un tejido parecido al neopreno...

Entonces, ¿me lo compro o no?

Antes de empzar la prueba del Clase T te hubiera dicho que no. Después, la verdad es que aunque tengo mis dudas, lo cierto es que no podría culparte por hacerte con uno.

Acabados y materiales razonables, mucho espacio y, sobre todo, muchas soluciones prácticas que te hacen la vida más fácil, como un montón de accesorios modulares (desde jaulas para perros a soportes interiores para bicicleta.

En definitiva, el Mercedes Clase T ocupa la parte superior de un segmento que tradicionalmente han dominado los franceses (con mención especial al Berlingo), pero que ahora se queda un poco vacío al dar el paso los modelos de Stellantis a las versiones eléctricas (el Clase T recibirá una el año que viene).