Opinión: ¿es el Porsche Cayenne el ‘coche definitivo’?

¿O es simplemente otro ‘frankenstein’ de la industria del automóvil?

En 2002 nacía el Porsche Cayenne y, viendo los comentarios en las Redes Sociales, parece evidente que todavía hoy, 15 años después de su presentación en el Salón de París, sigue siendo un coche polémico, un sinsentido para algunos, un SUV que sigue sin ser considerado como un Porsche auténtico. No obstante, la marca, lo considera como un ‘coche total’. Hoy he viajado hasta el Pirineo de Lérida para intentar comprobar si es oro todo lo que reluce, una prueba off-road, sobre asfalto y sobre nieve, para poner en apuros al Porsche más vendido de la historia. 

Te interesa: prueba off-road del Maserati Levante

Llego a las diez de la mañana a la estación de tren de Lérida y nada más tocar tierra firme, un espléndido Porsche Cayenne Diésel ya me está esperando. Destaca por su nivel de acabado ‘Platinum Edition’, una versión super equipada con un importante descuento para atraer a aquellos que todavía están dudando, una política que Porsche siempre sigue al finalizar la vida comercial de un modelo: asientos GTS deportivos, llantas de aleación RS Spyder de 20 pulgadas, sistema de sonido Bose y algún que otro extra son ahora de serie, mientras que algún que otro extra como el techo panorámico ponen la guinda al conjunto. Su aspecto y su poderosa imagen de marca, pese a tratarse de un coche con casi 7 años en su haber, sigue siendo muy importante.

Otro extra muy interesante que equipa mi Porsche Cayenne de pruebas es la suspensión neumática: esta será la encargada de conseguir el milagro para poder ser considerado un ‘coche total’: un confort y una eficacia sobre asfalto fuera de toda duda y una capacidad de ser un coche bueno también lejos de él. Bien, ¡empiezo! El objetivo de esta primera parte de la prueba es comprobar si es un coche cómodo y utilizable en el día a día, voy a intentar rebajar al máximo los consumos, así que comienzo tranquilo.

 

 

El Porsche Cayenne tiene una serie de premisas innegables: si la imagen exterior es ya ampliamente reconocible y aporta una incuestionable sensación de calidad, puertas adentro sigue esta misma filosofía. El interior de mi ejemplar de pruebas renuncia a grandes florituras, como por ejemplo el salpicadero terminado en cuero, pero pese a ello, destaca por un nivel de calidad general altísimo, tanto en ajustes como en la calidad de los plásticos y demás elementos: hay muchos botones, es cierto, eso denota que es un coche de hace siete años, pero todos ellos tienen un tacto muy agradable al ser utilizados.

La suspensión neumática del Porsche Cayenne ofrece tres reglajes: Confort, Sport y Sport Plus. Empiezo en el primero y mi objetivo es intentar reproducir un viaje tranquilo y familiar, sin prisas, buscando el máximo confort. El coche tiene un rodar noble y agradable, los asientos deportivos quizás no sean la mejor opción para aquellos que buscan la máxima comodidad (siempre podrán optar por los asientos confort) pero con todo, el coche se muestra muy sólido. Es cierto que quizás el nuevo Audi Q7, también equipado con suspensión neumática, puede ponerle las cosas complicadas, con un tarado de suspensión algo más enfocado al confort y una mejor insonorización interior. Pero el Cayenne se defiende sobradamente: llego al destino con una media de consumo de 6,1 litros a los cien, casi siete décimas menos de lo que otorga la cifra oficial: es cierto que no he ido demasiado rápido, con una media de 61 km/h, con tramos de ciudad a 10 km/h y picos de 130 km/h, aprovechando las bajadas e inercias para ser lo más eficiente posible.

Es cierto: alguien que se gasta más de 80.000 euros en un coche no debería buscar el céntimo de ahorro que supone una prueba así, pero todo suma. Yo soy partidario de elegir este vehículo con alguna de las versiones gasolina, más refinadas y con un poderío mayor: es importante mantener el espíritu del ‘nueveonce’, aunque solamente sea en esto (quizá en este punto, si te digo que el nuevo Range Rover Velar que ya hemos probado llega con motores de cuatro cilindros cortocircuitas). Pero bueno, es evidente que el salto en consumos es importante y para aquellos que necesiten un coche para hacer muchos kilómetros, la opción diésel puede ser la más interesante.

Cuando Porsche empezó este proyecto tuvo algo muy claro: su primer todoterreno debía ser bueno tanto en asfalto como fuera de él. No obstante, ¿un Porsche para meter por el campo? ¿Un Porsche para ir por trialeras de barro? ¿En serio? Efectivamente, en la práctica casi nadie concibe al Cayenne como una alternativa a un Mitsubishi Montero o un Toyota Land Cruiser, menos aún en esta nueva generación que abandona definitivamente la reductora para apostar por un sistema convencional de tracción integral. La prueba de fuego del Porsche Cayenne será fuera del asfalto y eso será lo que marque su verdadero potencial como ‘coche total’.

La tracción integral con diferencial central Torsen envía la mayor parte de par a las ruedas traseras, generalmente en una proporción del 60-40. Empiezo la prueba con obstáculos estáticos, buscando poner en apuros la tracción, dejando al aire una o varias ruedas para comprobar cómo el diferencial trasero activo reparte la fuerza independientemente a cada una de las ruedas. El resultado convence y la verdad es que por cotas, el Cayenne tiene los límites muy arriba: eso sí, siempre que coloquemos el coche en modo ‘off-road’, lo que implica unos centímetros de altura libre al suelo que resultan cruciales para estos menesteres.

 

 

Pero la verdadera prueba de fuego viene justo después, en un tramo de conducción off-road auténtica, un recorrido pensado para auténticos todoterreno, para apasionados de esta disciplina. Debo reconocerlo: duele, duele en el alma escuchar como las ramas golpean y rayan la carrocería del coche. Los chirridos y demás ruidos provocados por el terreno no son muy amigos de un coche de este nivel y este precio. Pero el Cayenne en ningún momento sufre por seguir el sendero: el sistema Hold Assist resulta muy útil para evitar que el coche se vaya para atrás cuando dejamos de acelerar en las rampas más fuertes, mientras que el control de descenso te aporta un extra de seguridad en las bajadas más exigentes.

 

Prueba Porsche Cayenne: una bestia off-road

Lo reconozco: si hace un rato me dicen que el Cayenne iba a pasar por esos rincones con semejante facilidad, probablemente no lo habría creído. Despacio, sin prisa, pero con una efectividad brutal: barro, tierra, rampas de más de 35 grados de inclinación e incluso la bajada ‘campo a través’ por un cortafuegos: sí, en el maletero había un juego de pañales por si las moscas. Tengo la sensación de que este coche tiene los límites mucho más arriba de lo que pensaba, de lo que piensa todo el mundo, y, aunque pueda ser un despropósito tratar a un SUV de lujo de esta manera, la verdad es que la seguridad que te da tener un coche que sabes que puede pasar por esos terrenos es algo muy importante: todo aquel que se compra un Cayenne, debería buscar algún curso off-road para conocer mejor su coche. Es más, debería ser casi obligatorio.

En campo, el coche me ha dejado claro que es más que capaz de salir de un apuro. Y esto es algo que realmente me pone en una tesitura complicada: en modo confort, tranquilo, es un coche a la altura, fuera del asfalto, responde muy bien y ya sé, por otras experiencias con este coche, que cuando colocas el modo ‘Sport Plus’, pones el cambio en modo secuencial y decides colocarte el mono de carreras, es el SUV a batir. ¿Entonces, es el coche total?

Para terminar de sacar una conclusión que no deje espacio a la duda, decido subir hasta Andorra por el puerto de montaña de Puymorens, en Francia. Lo dicho: modo ‘Sport Plus’, cambio en modo manual, curvas, poco tráfico ¡y a disfrutar! El coche tiene un aplomo sensacional, por supuesto sientes las más de dos toneladas con las que estás lidiando, pero no se siente demasiado torpe. Además, hay que tener en cuenta que estoy probando la versión diésel, con una puesta a punto mucho más relajada: elige la versión GTS o Turbo y prepárate para sensaciones fuertes, casi, casi tan emocionantes como las del Porsche 911. Bueno, tú me entiendes.

Para terminar esta prueba del Porsche Cayenne lo enfrento al único elemento que puede frenar a esta bestia: la nieve y el hielo. Para ello, acudo al circuito de Pas de la Casa, en Andorra, el único circuito de nieve permanente del sur de Europa. Por supuesto, la tracción integral del coche ayuda, pero en nieve hay algunos factores que no convierten al Cayenne en un coche fantástico en estas condiciones, empezando por el peso. Eso sí, me guardo un ‘as en la manga’: unos neumáticos de invierno Michelin Latitude Alpin. Créeme, es lo que necesitas para sobrevivir aquí.

 

 

Con estos neumáticos el Porsche Cayenne se mueve en la nieve sin demasiados problemas: es más, creo que ha llegado el momento de divertirme de verdad. Apago los controles y pongo a bailar el eje trasero: las reacciones del coche son nobles y lo único que debes controlar es la velocidad de entrada en las curvas. El peso hace que si entras algo fuerte, el morro tienda a deslizar, así que siempre que circules sobre el blanco y frío elemento, despacio y con buena letra: estos son nuestros consejos para conducir en nieve.

Termino la jornada exhausto, pero tengo las cosas más claras que hace unas cuantas horas. Lo confieso: yo nunca he sido un amante del concepto SUV, siempre he creído que son vehículos poco capaces fuera del asfalto y peores, dinámicamente, sobre el asfalto. Pero lo que no me esperaba es que el Cayenne tuviese los límites tan altos lejos de la carretera: ya sabía que era bueno en curvas, con motores potentes y ese ‘punch’ que los ingenieros de Porsche saben dotar a sus mecánicas, pero es absolutamente impresionante echar un vistazo atrás y ver por dónde hemos pasado con este buque de lujo: lo confieso, incluso con mi Nissan Terrano habría tenido mis dudas.

No sé si es el coche total o el coche definitivo, evidentemente eso dependerá de las necesidades de cada uno, pero no me cabe duda de que el Porsche Cayenne es uno de los vehículos más polivalentes que existen. Es cierto que los años empiezan a pesar y estos SUV de 2017 le pueden mojar la oreja en tecnología, especialmente en el interior, pero parece que muy pronto llegará la tercera generación y solamente espero que Porsche no renuncie a esa capacidad off-road tan sorprendente e interesante en pro de un mayor confort. Se cargarían el alma del coche. Al menos, esa es mi opinión.