Entramos en el Centro de Experiencias de Michelin (CEMA): cómo se desarrollan los neumáticos en el Cabo de Gata

Centro de Experiencias de Michelin en Almería (CEMA)

Visitamos una de las instalaciones más punteras de Michelin, donde trabajan desde hace 50 años para desarrollar y mejorar sus neumáticos.

¿Cómo se desarrolla un neumático? Aunque parezcan elementos sencillos, los neumáticos de nuestro coche esconden mucha innovación y eso les ha permitido evolucionar desde hace décadas. Esto se consigue con multitud de pruebas y estudios que se pueden llevar a cabo en lugares como el Centro de Experiencias de Michelin en Almería (CEMA), que hemos podido visitar.

Hasta 4.500 hectáreas ocupa este gran laboratorio situado en el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar. Allí se estableció hace ahora 50 años, aunque el comienzo fue más humilde. Todo empezó con la finca de Doña Paquita y Don José González Montoya. Tras comprarse el terreno, se inauguró el centro con seis vehículos, una pista de 3,5 kilómetros y un equipo de 53 personas.

Ahora, cinco décadas después, las cosas han cambiado mucho. De los 9 centros similares que tiene Michelin en todo el mundo, este es el más importante de Europa. Tiene más de 100 kilómetros de pistas de asfalto, tierra y piedras, así como talleres y laboratorios. Además, cuenta con más de 250 vehículos de experimentación y más de 170 expertos.

Junto a esto, hay una zona de pruebas que algunas marcas usan para sus nuevos modelos, ya que este es un lugar muy protegido. De hecho, cuenta con la certificación TISAX (Trusted Information Security Assessment Exchange) y no era posible para la prensa visitar este lugar hasta ahora. Eso sí, antes de empezar, hemos tenido que tapar las cámaras de los móviles por seguridad.

El infierno de los neumáticos, por un bien mayor

Comenzamos la ruta y estamos acompañados de Sebastián, quien lleva trabajando casi dos décadas aquí. Además, también nos acompaña Jorge Pato Elgoibar, director del CEMA desde hace aproximadamente un año. Así, subimos a un autocar y nos alejamos en él de las oficinas, llegando a una zona de tierra donde se encuentran todas las pistas.

Llegamos a la primera que vamos a conocer, con dos rotondas y un dumper Caterpillar 797 que fue comprado hace 23 años. Entre las rotondas improvisadas hay dos filas de pórfido, una roca extraída de una cantera de Cartagena que es especialmente dura, de manera que es perfecta para esta prueba, en la que se pretende rajar la banda de rodadura de los neumáticos.

Caterpillar 797 en el Centro de Experiencias de Michelin en Almería (CEMA)

Para ello, se activan unos riegos que mojan las piedras para que se claven más fácilmente y el camión empieza a moverse. Está cargado con 400 toneladas y, aunque tiene un motor de 24 cilindros y 3.500 CV, se mueve a unos 10 km/h, ya que su tamaño es colosal. Así, se dirige hacia las piedras y pasa sobre ellas partiendo muchas y enviándolas a los lados.

La idea es repetir esto diez veces antes de cambiar la piedra y vemos el proceso varias veces, con las gomas -que cuestan 150.000 euros- intactas. Aun así, hay más que ver, así que subimos al autocar para ir a la siguiente parada. Por el camino vemos un camión en una pista circular. Es normal, ya que aquí se trabaja con gomas de coches, camiones, maquinaria pesada, maquinaria agrícola y aviones.

Aun así, lo más llamativo no es esto, sino que el camión no tiene conductor. Desde finales de los años 70 y comienzos de los 80, el CEMA de Michelin usa vehículos sin conductor para las tareas más repetitivas o arriesgadas. Este caso es el primero, ya que la pista circular tiene un 13,5º de pendiente que permite simular una recta infinita, gracias a la velocidad del vehículo.

Caterpillar 982 en el Centro de Experiencias de Michelin en Almería (CEMA)

Con esto, llegamos a un área con grandes montículos de tierra y una pala Caterpillar 982. El objetivo aquí es medir cómo rota la goma sobre la llanta y su resistencia a los esfuerzos laterales, para lo que la pala se choca contra el montículo de tierra y hace fuerza con su motor de 430 CV.

Haciendo esto, la trasera del vehículo se levanta y el conductor no deja de acelerar. Mientras tanto, empieza a girar hacia los lados creando una estampa realmente llamativa. Pero esto no es algo excepcional, ya que se debe llevar a cabo en 30 ocasiones en zonas diferentes del montículo.

Esta solo es una pequeña muestra de algunas pruebas que se llevan a cabo en el Centro de Experiencias de Michelin, pero hay de todo, ya que un 60% son peticiones concretas y no forman parte de ‘la rutina’. Eso sí, algo que sí se suele llevar a cabo son las pruebas de ruido, ahora más importantes por el silencio de los coches eléctricos.

Pista de ruido en el Centro de Experiencias de Michelin en Almería (CEMA)

Hay cuatro pistas destinadas a este fin y se sitúan entre unas montañas, porque apenas hay viento. Llegamos a una de ellas y hay un Audi Q7 haciendo pasadas, mientras que hay aparcados modelos como un Porsche Taycan, un Jaguar I-Pace y un Ford F-150. Esto es así porque aquí se homologan gomas para todo el mundo, no solo para Europa.

Los coches están equipados con aparatos de medición y pesos que simulan pasajeros a bordo. Además, el silencio debe ser sepulcral, ya que se mide el ruido exterior. De hecho, en verano se mojan los 50 metros alrededor de la pista para evitar que las chicharras de la zona hagan ruido. Nuestro autocar molesta más, sí, pero ya se han acabado las mediciones cuando hemos llegado.

El análisis, un elemento clave 

Centro de Experiencias de Michelin en Almería (CEMA)

Una vez vistas algunas pistas del exterior, nos dirigimos a los talleres y laboratorios mientras pasamos cerca de restos de minas. Hace casi un siglo que se cerraron, pero la zona estaba repleta y aún se pueden ver. También hay otros elementos del pasado, como un molino y un cortijo que se ha restaurado. Hay incluso un drago centenario, que se cree que tiene unos 400 años.

Volvemos así a la zona en la que comenzamos la visita y llegamos a uno de los edificios, donde se examinan los neumáticos usados en el exterior con todo tipo de herramientas para medir su comportamiento y daños sufridos. Además, junto a esta zona hay otra con cuatro robots que se ocupan de tallar nuevas gomas con el dibujo que se desee.

Prácticamente tenemos de todo aquí, incluso un taller enfocado al análisis, con escáneres que recrean con la máxima definición una zona de una rueda, una máquina que pela la goma para simular un desgaste concreto u otra que puede medir cuántos kilos por milímetro soporta ese compuesto. Hay 32 máquinas de medición, pero hay dos que me llaman la atención.

Centro de Experiencias de Michelin en Almería (CEMA)

La primera cuenta con una rueda que va pasando por zonas una superficie acristalada con un líquido fluorescente llamado flurifisteína. Debajo del cristal hay un foso en el que puedes ver la pisada de la goma y hace años se usaba leche en lugar del líquido actual, pero se pudría con el tiempo y no era agradable…

Finalmente, la segunda máquina que me sorprende es la que cierra la visita. Es la H11 RGC y es enorme, llegando a ocupar su propia estancia. Es la mayor máquina que hay aquí y mide de todo: presión, velocidad, par, rotación… Esto, en los neumáticos más grandes, gracias a su par de 1.000.000 Nm. Al menos, se puede manejar desde casa, para que no corras peligro…

Sin duda, el CEMA de Michelin es sorprendente y, aunque hemos visto solo una pequeña parte, sorprende ver el trabajo que hay tras los neumáticos y cómo ha evolucionado este lugar. Hoy en día es un centro de I+D de vanguardia, pero la idea es que siga su evolución con la llegada de nuevas máquinas y la creación de nuevas pistas.

Cómo cambiará es algo que veremos con el tiempo, aunque algo que sucederá próximamente es la instalación de un parque fotovoltaico en los tejados, con una extensión de 25.000 metros cuadrados. Quizás lo veamos cuando volvamos por aquí. Esperemos, eso sí, que no sea dentro de otros 50 años.