La UE limitará la velocidad en los coches nuevos a partir de 2022. ¿Fin del mundo?

La Unión Europa obligará a instalar limitadores de velocidad para todos los coches nuevos a partir del año 2022 para que estos no puedan superar los límites fijados en las carreteras europeas. Una propuesta que podría ser fatal para los que nos gusta conducir y los que consideramos que algunos de los límites de velocidad están completamente desfasados. Esta medida podría ser interesante si se hiciese una actualización de los límites de velocidad en nuestras carreteras, reduciéndolo en zonas realmente peligrosas y de alta siniestralidad y aumentándolo en determinadas vías, como autopistas o autovías.
Y es que está demostrado que en vías rápidas los accidentes son cada vez menos importantes. La mayor parte de las muertes sobre asfalto se producen por despistes, como el uso del teléfono móvil, por el alcohol y las drogas, por temeridades como adelantar en zonas con poca visibilidad o bien por excesos de velocidad en carreteras secundarias. Y es que en según que zonas, un exceso de velocidad puede resultar fatal: por ejemplo en carreteras con muchas curvas, mientras que en otras la velocidad es menos relevante.

La Unión Europea deberá tener muy claro qué tipo de límites de velocidad quiere fijar y en qué carreteras. También deberá homogeneizar estos límites entre los diferentes países de la Unión: no puede ser que en España viajemos en autopistas a 120 km/h mientras que en Alemania puedan circular a más de 300 km/h. El objetivo es que la Unión Europea implante el sistema Intelligent Speed Assistance de manera obligatoria en todos los coches que se vendan a partir del año 2022.
Este sistema utilizará la señal GPS y los sistemas que leen las señales de tráfico para adecuar la velocidad del vehículo automáticamente. Queda por ver si este sistema podrá ser superado en condiciones determinadas, hundiendo el pedal derecho hasta la moqueta. Y es que, imagina un viaje por carretera a 90 km/h, ahora imagina que hay un vehículo que nos precede que viaja a 80 km/h. Adelantarlo podría considerarse una auténtica temeridad si el vehículo limita nuestra velocidad a 90 km/h.
Además, este sistema supondría una drástica reducción de la recaudación por denuncias de velocidad: los radares en España y en el resto de la UE carecerían de sentido, incluidos los radar Pegasus sobre helicópteros: ¡y pronto llegarán los drones de la DGT! Esto pone sobre la mesa un debate realmente interesante y todos los países deberán discutir ya no solo sobre su implantación sino sobre las velocidades máximas en los distintos tramos de nuestra red de carreteras.

Lo que sí parece claro es que a partir del año 2022 habrá muchos sistemas de seguridad que serán de implantación obligatoria en los coches nuevos, como por ejemplo el sistema de frenado automático de emergencia o para mantener el vehículo dentro del carril de manera automática. Además, también se espera incluir una ‘caja negra’ que recoja los datos del vehículo para poder conocer las causas de los accidentes o un sistema que impida al vehículo arrancar si el conductor supera la tasa máxima de alcohol permitida.
Creo que lo más interesante podría ser implementar el sistema ‘Intelligent Speed Assistance’ pero que no prohiba de manera electrónica la velocidad a la que pueda circular el vehículo, sino que funcione como un asistente a la conducción. Sería interesante contar con un sistema que regule la velocidad de manera automática, así como la distancia de seguridad con el vehículo que le precede: algo parecido a lo que ofrece el Nissan Leaf y su sistema Pro Pilot. Sin embargo, prohibir no es la solución. Creo que sería una solución poco adecuada para la mayoría de agentes implicados. ¡Toca cruzar los dedos!