Después de ver el brutal accidente que sufrió el pasado sábado el piloto francés Sebastien Bourdais a 373 km/h en el Circuito de Indianápolis, parece un milagro que se salvara.

A ver, está claro que San Cristóbal y el resto del santoral pusieron todo de su parte. Sin embargo, además de esa ayuda divina, indispensable en estos casos, la técnica también echó una mano primordial. Nos referimos a las protecciones instaladas en la parte del muro que da a la pista llamadas SAFER.

Ese nombre está formado por las siglas de Steel And Foam Energy Reduction, algo así como el sistema de espuma y acero para reducir la energía.

Su principal virtud reside en la capacidad que tienen para absorber y expandir la fuerza generada en un impacto, impidiendo así que la reciba el propio vehículo...dentro de lo posible, claro.

Es decir, que amortiguan el choque evitando que el coche sufra un golpe seco como si fuera un tronco, lo que provocaría una gran deceleración que podría causar la muerte del piloto. 

Pero, ¿en qué consisten? Pues están compuestas de dos elementos: por un muro de acero situado delante del tradicional de hormigón y en la parte más próxima a la pista. Y por varias capas triangulares de espuma que se interponen entre ambos muros a modo de un sandwich.

Hay que tener en cuenta que el acero es una aleación muy resistente y maleable que aguanta los grandes golpes sin perder eficacia ni romperse.  

Las SAFER que se instalaron en el Indianapolis Motor Speedway en 2002, se emplean en la mayoría de los circuitos de la IndyCar. 

Su investigación y desarrollo comenzó a raíz del último siniestro mortal en las 500 millas de Indianápolis sufrido por Scott Brayton en 1996. 

Fue un cerebrito de la Facultad de Seguridad en la Carretera de la Universidad de Nebraska quien se puso manos a la obra hasta crear un invento que como su nombre indica en inglés son más seguras.