Prueba BMW M2 CS: ¡el mejor regalo que nos deja el 2020!

Cuando ya parecía que el año estaba perdido, BMW me ha dado argumentos para creer en los milagros. La prueba del BMW M2 CS es uno de esos momentos en la vida en los que reafirmas tu forma de ser: con este coche me he reconciliado con la industria del automóvil en general y con la marca bávara en particular. Sí, todavía hay esperanza.
Y es que entre coches eléctricos, coches híbridos y cada vez más restricciones para absolutamente todo, encontrar un coche que mira al pasado para ofrecer diversión y entretenimiento al volante es algo que en este 2020 todavía se valora más. El BMW M2 CS de esta prueba es un soplo de aire fresco en una industria anquilosada y cada vez más acartonada por unas normativas mega estrictas.
Prueba del BMW M2 CS: la reconciliación de BMW
Sí, este coche es una respuesta con hechos. Es la constatación que BMW no estaba muerta y que no, no han perdido del todo el norte. Es cierto que en los últimos tiempos la polémica se ha adueñado de la firma alemana, especialmente tras el lanzamiento del nuevo BMW Serie 4 y su parrilla XXL. También con el lanzamiento de algunos eléctricos de diseño cuestionable.
BMW, como Alfa Romeo, es una marca con una gran cantidad de puristas y apasionados de la conducción más real, más directa, más emocionante. Y este BMW M2 CS es precisamente un regalo para ellos, tal cual. UN-RE-GA-LO. Un: tranquilos, que si hacemos lo que hacemos es porque tenemos trazado un plan, pero no nos hemos olvidado de crear coches. De crear 'bemeuves' de verdad.
Un diseño para torcer cuellos
El BMW M2 siempre ha sido un producto peculiar. Nació para competir con los compactos más deportivos del mercado, como el Audi RS3 y el Mercedes-AMG A45, pero con una carrocería coupé compacta que desde muy pronto muchos asociaron al maravilloso BMW M3 E30, el pionero. Y sí, esa conexión volverá a repetirse más veces a lo largo de este artículo.

Esta versión CS del BMW M2 añade elementos interesantes, como un nuevo capó de fibra de carbono con una toma de aire extra, un labio delantero, un difusor trasero, retrovisores: todo en fibra de carbono. Las llantas son puro espectáculo: están acabadas en un espectacular color dorado y dejan entrever los tremendos discos carbocerámicos.
Con cuatro toques aquí y allá, el diseño del BMW M2 CS es incuestionablemente racing. Además, el rollo coupé, hace que se vea 'más especial' que otros compactos deportivos. Se ve un coche más serio, más radical, más 'superdeportivo' si me permitís la expresión.
Prueba del BMW M2 CS. ¡Un regalo para los sentidos!
Entrar en el interior del BMW M2 CS es entrar en un universo racing. Los buckets son específicos de esta versión y cuentan con un tapizado mixto de cuero y Alcántara espectacular. Pero lo mejor es cuando bajas la mirada al túnel central y te encuentras, por este orden: un cambio manual, un freno de mano de cable, un túnel de transmisión de fibra de carbono y la ausencia de apoyabrazos. ¡Este coche es para conducir no para relajarse!

Y es que si te relajas, este coche te puede recordar dónde estás sentado, el pedigree de su ADN. Toca arrancar al motor S55 con el botón y rápidamente uno de los mejores seis cilindros en línea de la historia cobra vida con un sonido bastante discreto. Sí, todavía tengo en la mente aquel BMW M3 con escape M Performance que asustaba a los vecinos cada vez que arrancaba.
Las normativas anti-contaminación cada vez son más severas y el sonido del escape es uno de los principales damnificados, pero que todos los problemas sean esos: una visita al taller y solucionado. Toca empezar a volar, poso mis manos sobre el fantástico volante tapizado en Alcántara, grueso y que te invita a ponerte el casco.
Un coche que emociona como los de antes
Desde que engranas la primera marcha hasta que empieza a rodar conforme levantas el pie del embrague, este BMW M2 CS te deja clarito desde el principio que no es un coche como los de ahora. Sí, es moderno, pero sí, es de la vieja escuela. La posición de los pedales es perfecta, el tacto del cambio es firme y preciso y la dirección es más bien dura, sobretodo para los estándares actuales.

La postura al volante es fantástica y me encanta no tener que ver una pantalla frente a mí. El salpicadero denota el paso del tiempo y en este caso es una buena noticia. La pantalla informa a la perfección de lo necesario y quizás lo único malo es un exceso de botones. Pero no te preocupes, en este coche solo necesitas pedales, cambio y volante para ser feliz.
Lo primero de lo que te quiero hablar es del motor. Probablemente uno de los mejores motores que puedes comprar hoy. Siempre está lleno de fuerza: te recuerdo que es el mismo que equipa el M3 F10 con el paquete de competición. Hablamos de 450 CV a 6.250 vueltas y 550 Nm de par entre las 2.350 y 5.500 revoluciones.
Empuja bien desde abajo, pero es en el rango medio de revoluciones donde se muestra glorioso. Tenso, eléctrico, siempre preparado para dejarte pegado al asiento al más mínimo roce del pedal derecho. Esa sensación de contundencia constante me enamora. Sientes que tienes siempre un aliado, dosificable, preciso y explosivo. Consigue un cero a cien en 4,2 segundos pero eso, sinceramente, me da igual. Aquí lo que importan son las sensaciones.
Un cúmulo emociones
Y es que cuando sumas un motor explosivo con un cambio manual preciso, una dirección super precisa, una suspensión durita y una puesta a punto muy afinada, gracias a años de desarrollo de un concepto, el resultado es simplemente felicidad. El BMW M2 CS es un coche que transmite todo lo que pasa bajo el pedal derecho, que te conecta con la conducción de la misma manera que lo puede hacer un 911 GT3.

Uno de esos coches deportivos en los que tus brazos se integran en el coche para conectar de manera total. Enlazar curvas es un verdadero placer, todo responde con una precisión absoluta, el motor, la caja de cambios, todo te invita a aumentar el ritmo y, simple y sencillamente, disfrutar de la conducción más auténtica y pura.
Y sí, conecta como lo hacían los deportivos de antaño. No busca ser el más rápido, ni el más eficiente, ni el más tecnológico. ¡Y gracias a Dios y a BMW! Por fin un coche que simplemente se centra en conducir como una actividad lúdica y emocionante. Un coche creado por y para puristas que busquen deportividad y pasión al volante. Sí, después del M2 CS, el Toyota GR Yaris de esta prueba (el coche de moda) te parecerá una broma (por experiencia propia).
En definitiva: la prueba del BMW M2 CS es lo mejor de este 2020

2020 ha sido un año complicado. Pandemia mundial, crisis económica, crisis social. Mucha gente lo está pasando muy mal y el mundo del periodismo del motor no es ajeno. ¡Todos hemos sufrido de lo lindo en nuestras propias carnes! Pero el BMW M2 CS es el ejemplo perfecto de cómo un coche te puede dar felicidad desde que bajas al garaje y lo ves brillar a lo lejos hasta que hundes el pedal derecho y encadenas marchas.
Con tanta tecnología, tanta eficiencia y tanto querer quedar bien continuamente, ya casi nos habíamos olvidado lo que es un deportivo de pura raza. Y si tú eres como yo, que simplemente conduce por placer y no por necesidad de movilidad, este coche te va a emocionar. ¿Lo peor? Su precio: más de 100.000 euros, pero viendo todo lo que ofrece y viendo que es un 'animal' en peligro de extinción, creo que vale hasta el último céntimo que cuesta.
Queridos Reyes Magos...
Nuestro veredicto