Prueba Mini JCW: ¡con una ametralladora en el escape!

Una carretera de montaña. 231 CV. 1.295 kg de peso y un arma de destrucción masiva en el escape. ¿Qué más se puede pedir?

Hay coches que están pensados para sacarte una sonrisa, coches con el único fin de hacerte pasar un buen rato en una carretera de montaña. Vacía, casi infinita. La prueba del Mini JCW que estás a punto de leer me dibujó una sonrisa en la cara, sin duda es de esos coches emocionantes que se eligen con el corazón antes que con la cabeza, pero que si bien puede hacer que tu cuenta corriente sufra, te asegura calidad de vida y felicidad. 

Probablemente estarás pensando: ¡dime algo que no sepa! Vale, el Mini John Cooper Works de esta prueba, o Mini JCW, para abreviar, no es un desconocido para casi nadie. Yo hace ya más de dos años que lo probé en su presentación, pero el coche era diferente al que tengo hoy entre manos. Este ejemplar que puedes ver con todo detalles en la amplia galería, cuenta con prácticamente toda la lista de chucherías accesorios que el departamento John Cooper Works ofrece al cliente, desde pegatinas en el exterior, detalles muy chulos en el interior y, lo más importante, un sistema de escape activo que te pone los pelos de punta.

Vídeo: el Mini más salvaje de todos los tiempos, en movimiento

Estéticamente el Mini John Cooper Works luce un aspecto diferenciado con respecto a sus hermanos de gama. El frontal recibe un nuevo paragolpes con tomas de aire más grandes, mientras que en la parte trasera el difusor y todo el paragolpes se ha rediseñado. Las llantas también son específicas y dejan entrever el equipo de frenos vitaminado de esta exclusiva versión. No obstante, como te decía, mi ejemplar de pruebas monta todos los accesorios JCW y podemos ver una decoración ‘de carreras’ con banderas a cuadros en la parte trasera o en el techo, dos pequeños faros en la calandra frontal, emulando a su pasado en los rally, la toma de aire de fibra de carbono o el citado escape con acabado en fibra de carbono.

Prueba Mini JCW: una imagen muy potente

La verdad es que luce especial, aunque personalmente, en el apartado estético me sigo quedando con la anterior generación: no necesitaba tantas tomas de aire extras para dar miedo. Pero bueno, para gustos colores. La verdad es que la gente se gira a mi paso: sí, con el escape en modo ‘normal’. Es un coche pintón, perfecto para quien apueste por la estética racing e incluso con ciertos detalles vintage.

En el interior, el Mini JCW luce unos backets que me parecen muy interesantes: agarran bien, son cómodos y tienen un aspecto fantástico, tapizados en cuero negro y rojo, con el interior forrado con tapicería de alcántara y costuras cuadradas. El resto del interior no difiere demasiado con el resto de la gama, salvo detalles, detalles y más detalles. Las alfombrillas, los ‘pitorros’ de las puertas, el volante: un coche cuya imagen se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Es de agradecer.

Pero quizás lo más loco de este coche sea el nuevo sistema de escape JCW. Llamadme ‘cani’ o loco, pero me habían hablado tanto de este sistema de escape JCW que no podía no probarlo. El escape tiene un sistema de apertura variable de la válvula de escape, que modifica el sonido mediante un dispositivo bluetooth a tu voluntad. Este dispositivo ya te pone en alerta sobre su capacidad sonora: el modo track solamente puede utilizarse en el circuito, ya que no está homologado para circular por la calle. Claro que sí, guapi.

Prueba Mini JCW: un escape activo salvaje

Arranco y, en modo sport, el escape suena bien, suena más que un Mini JCW de serie. Pero es más que asumible, suena pero no es escandaloso. Lo siento pero no me puedo resistir. Aprieto dos veces el botón del dispositivo y la tormenta se desata. El sonido gana un buen puñado de decibelios y, en frío, es un auténtico espectáculo. En el vídeo que tenéis bajo estas líneas podéis escuchar al coche arrancando en frío con las válvulas del escape abiertas. Te aseguro que provocas algún que otro susto si lo arrancas en plena calle. 

Pero la cosa todavía es más salvaje y animal cuando circulas y el escape empieza a coger temperatura. Los petardazos que pega es lo más bestia que he probado en mi vida, superando a coches como el Jaguar F-Type R o el Porsche 911 con el escape deportivo. El sonido se vuelve casi de carreras y la verdad es que resulta exageradamente escandaloso. Adictivo. Aunque siempre con mesura: para dar rienda suelta a todo el potencial del coche (y del escape) decido acudir a la carretera más vacía a mediados de octubre: la subida a Beret, en el Valle de Arán.

Este puerto de montaña será conocido por muchos ciclistas por sus múltiples apariciones en la Vuelta a España o incluso en el Tour de Francia. Hoy, en esta preciosa mañana, está todo para mí. Bueno, con la compañía de cuatro ovejas y algunos caballos en la parte superior. Se van a llevar un buen susto, pobres. El Mini JCW tiene varios modos de conducción y la verdad es que es sorprendente lo mucho que modifican la respuesta del motor: en el modo Eco, el motor parece muerto, en cambio, en el modo Sport, tiene una mala leche, un nervio, que realmente convence. No lo dudo, modo Sport, escapes abiertos y a disfrutar.

Cuando compras un coche entran en juego numerosos factores: la relación calidad precio, el confort, la habitabilidad, etc. Pero cuando hablas de diversión, ¡ay amigos! Cuando hablas de un utilitario divertido, este Mini JCW debe estar entre tus candidatos. En esta nueva generación, la suspensión se ha refinado para poder ser más utilizable en el día a día: mucha gente compra esta versión simplemente porque es la más cara y potente y no quiere morir en el intento de ir cada día al trabajo. Es comprensible, pero en estas circunstancias, echo algo de menos esa suspensión dura y seca de la anterior generación. 

Prueba Mini JCW: creado para divertirse

No obstante, gracias a su peso y a su buena puesta a punto, el Mini John Cooper Works de esta prueba es uno de los coches más eficaces y divertidos que puedes probar en una carretera de curvas. La dirección, los frenos, el tacto en general no es duro, pero es muy eficaz. El motor de 231 CV es fantástico, ofreciendo un empuje contundente y muy elástico, todo acompañado de un auténtico festival sonoro en la parte trasera. Es estimulante, emocionante.

Ya está aquí el nuevo Mini 2018 y lo hemos probado

Si se pudiese parar el tiempo, me pasaría horas y horas subiendo y bajando este puerto de montaña con el Mini JCW. Es uno de los coches con tracción delantera más eficaces que he conducido y pese a su corto tamaño, se siente un coche muy estable y con una pisada muy firme. Puedes ir insultantemente rápido con él en una zona revirada y la verdad es que termina por convencerte.

Vídeo: 5 'GTI' por menos de 35.000 euros

Quizás la suspensión busque gustar a un abanico de público más amplio. El coche es más lujoso y más utilizable. Echo un poco de menos la radicalidad del anterior modelo, pero la verdad es que este Mini es un coche muy eficaz y divertido cuando quieres ‘Rock’n Roll’. Decido volver a casa tranquilo y relajado y la verdad es que aquí es donde saca a relucir ese mayor refinamiento: los empastes pueden estar tranquilos en su sitio.

La prueba del Mini John Cooper Works me ha dejado muy claro que el Mini más salvaje de la gama ha perdido buena parte de esa locura de años atrás para convertirse en un coche más completo. Es verdad que ese feeling de kart que tanto proclama su ordenador de a bordo se ha perdido un poco, pero también hay que reconocer que es un coche para disfrutar a lo grande de la conducción más divertida y eficaz. Además, para viajar resulta cómodo, aunque siempre que solamente vayas dos y con no demasiado equipaje. Su consumo medio también ha sido muy bueno, fijando una media por debajo de los ocho litros a los cien, aunque si te gastas la pequeña fortuna que vale este Mini, quizás eso no sea algo que esté entre tus prioridades.

Y es que sin lugar a dudas, lo peor de este juguete es su precio: un capricho al alcance de pocos. Y es que su precio base de 33.000 euros puede parecer razonable, pero si lo equipamos como Dios manda, su precio alcanza los 42.000 euros sin sumar los accesorios de este ejemplar de pruebas. Por ejemplo, el sistema de escape cuesta 1.800 euros, las pegatinas desde 210 euros, el kit aerodinámico trasero desde 439 euros, la moldura de fibra de carbono otros 271 euros. ¿Me entiendes? Al final terminas pagando casi 50.000 euros por un Mini. ¿Corre? Sí, ¿Mola? Y tanto. Pero prefieres esto o un Ford Focus RS, o un Honda Civic Type R o un Seat León Cupra R. La duda ofende.


 

Nuestro veredicto

0.9