Prueba del Honda Civic Type R 2017: demasiado rápido para ser real

Dicen que es el mejor compacto del mercado. Dicen bien.

Cuando me comunicaron que yo sería el encargado de realizar la prueba del Honda Civic Type R 2017 que ves en las imágenes superiores no pude más que aplaudir: desde siempre he sido un auténtico fanático de todo lo que llevara una ‘H’ roja en su capó y tuviera un corazón capaz de rozar con una brutal sensualidad la frontera de las 9.000 revoluciones por minuto. ¿Compartes mi pasión por todas las generaciones del Type R? Entonces estás en el lugar adecuado. Empecemos... 

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Debo reconocer que, cuando fue anunciada, la anterior generación del Civic Type R -aquí el modelo Black Edition con el que se despidieron de él en el Reino Unido- despertó en mí sentimientos profundamente encontrados: por un lado me flipaba su estética descarada e irreverente pero... ¿un motor turbo? ¿En un Civic Type R? ¿Y qué sería lo próximo, un 911 refrigerado por agua? Ejem. Afortunadamente nunca se me ha dado mal eso de engullir mis palabras y, tras haber podido paladear un poco su mecánica, entendí que el peaje del compresor era necesario y que éste no había mermado en absoluto la esencia natural de cualquier bloque de la firma nipona que se precie: "tú estira las marchas que lo gracioso empieza arriba".

 

 

Hace aproximadamente un año pudimos ver las primeras imágenes del Honda Civic Type R 2017 de esta prueba presentado como prototipo, y volví a tener sentimientos encontrados: una parte de mi mente creía imposible que se atrevieran a lanzar al mercado algo tan salvaje, mientras que la otra empezaba a salivar irremediablemente sólo con barajar la idea de que un compacto tan bestial pudiera aterrizar en una arena dominada por la sobria pulcritud de alternativas como el Volkswagen Golf R 2017 (prueba del Golf R 2017), el Audi RS3 (prueba del RS3)... e incluso el Seat León Cupra que probó mi hamijo compañero Luis Guisado. ¿Adivinas qué fue lo primero que hice cuando se desveló el aparato definitivo? Correcto: consultar mi cuenta corriente para hacer la reserva. Y en reserva estaba. La cuenta, quiero decir. 

A la hora de analizar la imagen exterior de este Civic es imposible no reparar en... todo. Desde sus espectaculares llantas de 20 pulgadas terminadas en color negro hasta su elefantiásico alerón trasero que, ayudado por los -atención ahora- generadores de vórtices colocados sobre el portón, convierten al artefacto japonés en el primero de su clase en generar carga aerodinámica. Y te aseguro que aunque pueda parecer una tontería, la necesita. Otros detalles salpican su carrocería como un paragolpes delantero rediseñado con un faldón muy pintón terminado en carbono, unos pasos de rueda ensanchados para dar cabida a unas vías más generosas y el clásico logotipo de ‘Type R’ que corona su rejilla frontal. Mola mucho. Muchísimo. 

Es al echar un vistazo al interior del coche donde aparece la primera ‘decepción’ de esta prueba del Honda Civic Type R 2017: todos los modelos de la nueva generación parecen haber dado un pequeño paso atrás en la calidad percibida debido al empleo de una mayor cantidad de plásticos duros y a un diseño general algo más rudo que en las generaciones anteriores. Eh, deja de mirarme así: obviamente ese detalle se convierte en algo más superficial que el criterio de selección del casting de 'Hombres, Mujeres y Viceversa' y por eso la línea roja que recorre el salpicadero de un lado a otro, la ‘H’ del volante en el mismo tono y los espectaculares asientos a juego con un impresionante agarre en todos los ejes del espacio hacen que me olvide de criticar algo a lo que nos han acostumbrado muy mal otras opciones del mercado. Más alemanas -bostezo salvaje-. 

 

Prueba del Honda Civic Type R 2017: ¿y en movimiento? 

Así alcanza los 200 km/h el Civic Type R 2017

Necesitas saber qué tal va en marcha el cacharro, ¿eh? Te entiendo: es exactamente la misma sensación de ansiedad que experimenté desde que supe que iba a encargarme de buscarle las cosquillas... hasta que finalmente pude hacerlo. Dos semanas después. Como te habrás imaginado, tuve que pulsar el botón de arranque del coche con el muñón que me quedó por mano al ser incapaz de dejar de morderme las uñas, y el sonido emitido por el motor de dos litros con 320 CV y 400 Nm de par máximo -que sólo necesita 5,7 segundos para hacer el 0-100 con un punta de 272 km/h- me dejó... frío. ¿Por qué no suena nada? Ah, claro: tengo elegido el modo ‘Confort’. Cambio a ‘Sport’ y nada. Ahora, a ‘+R’. Tampoco. Lo dejaremos ahí, ya que estamos. 

Al empezar a moverme advierto una de las grandísimas mejoras que ha recibido el Civic Type R 2017 -¿has visto el que se vendió por 200.000 napos en Estados Unidos?-: la suspensión. Y no hablo sólo de un salto adelante en cuanto al paso por curva y poder de tracción -que también-, sino de su compromiso entre un tacto realmente deportivo sin que tus vértebras choquen entre sí con cada irregularidad del terreno. En Honda dicen que el gran matiz entre este R y el anterior es que este sí estaba en los planes de la marca desde que empezaron a diseñar el nuevo modelo... y se nota. 

 

 

Tras salir de la agobiante ciudad y recorrer algo de autopista -donde sigo flipando con la baja rumorosidad del coche y su salvaje civismo- por fin puedo afrontar un bucle de tramos de montaña de los guapos. Tan guapos que durante décadas han sido las piedras angulares de todo rally de la zona centro que se preciara. Hace algo de frío, anoche llovió un poco y las hojas caídas de los árboles decoran un asfalto que, a pesar de su llamativo aspecto, no invita en absoluto a lanzarse por encima de él con el objetivo de ver hasta qué punto saben los japoneses hacer las cosas. Y las hacen bien: gracias a un trabajo conjunto de motor, cambio, suspensión, frenos y dirección sobresaliente el nuevo Type R es capaz de hacerte rodar a un ritmo atroz sin pestañear, con una confianza tremenda en cualquier situación. Y eso incluye frenadas al límite, cambios de apoyo y salidas de curva apretando el acelerador como si no hubiera un mañana. Va tan bien que lo único que necesita es que confíes en él, que confíes en ti... y le dejes hacer. 

 

VÍDEO: ¡el Civic Type R es el compacto de tracción más rápido de Nürburgring!

 

La respuesta de su motor es tan progresiva como el volumen de la sinfonía que expulsa por su escape de tres salidas: se diseñó pensando en que la tercera cola regulara de modo mecánico el sonido... y es totalmente cierto. Por debajo de las 4.000 vueltas es un auténtico corderito. Por encima de ahí se deja notar la acción del VTEC y los mismísimos lobos huirían asustados ante sus aullidos. Oh, sí. Antes de darme cuenta he terminado el recorrido que tenía previsto hacer durante mi prueba del nuevo Honda Civic Type R... con casi 45 minutos de adelanto a la hora prevista. Afortunadamente el cuadro de mandos es claro y conciso pero, una vez que te acostumbras a su manejo, prácticamente no necesitarás echarle un ojo para saber cuándo tienes que hacer los deliciosos cambios de marcha -en serio, señores y señoras de las marcas: cópienlo-. Y así, de paso, no miras la velocidad a la que vas. Porque sólo serviría para hacerte ahuecar cuando no toca. Y eso es mal. 

Después de enredarme otro ratito más dando vueltas por mis carreteras preferidas de la sierra de Madrid, no puedo evitar volver a casa con un terrible sabor de boca: el Honda Civic Type R 2017 de esta prueba es tan bueno que creo que necesito uno. Como sea. Y esa sensación no me la ha dejado prácticamente ningún coche desde que me dedico a darle a las teclas. Los he probado buenos, pero todos tenían algo que los convertía en imposibles para mí. Salvo este. Y sí: su sistema multimedia es un auténtico castigo. Por no hablar de su navegador. Pero es que todo lo demás es tan sublime que si alguna vez escuchara una queja así, no podría evitar propinar un sopapo a su autor. Y sé que un juez me daría la razón. Ahora tengo que convencer a mi mujer para que podamos comprar el motor del Type R por separado y se lo incrustemos a nuestro Tourer, aunque algo me dice que no va a colar. Y la maldita es tan observadora que seguro que nota que el capó no cierra bien al ponérselo... ¡ay!

 

 

Nuestro veredicto

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