Prueba del Volkswagen Golf R 2017: Más titanio, por favor

Vicente Cano

El Volkswagen Golf R 2017 quiere petarlo gracias a su gran novedad: un escape Akrapovic de titanio.

Antes de meterme de lleno con esta prueba del Volkswagen Golf R 2017 quiero ponerte en antecedentes: la marca alemana ha actualizado el Golf 2017 a comienzos de este año. Además, ha conseguido mejorar lo que, para mi gusto, es uno de los mejores puntos de este pedazo de turismo para el día a día que es el R, su sonido.

Y precisamente este Volkswagen Golf R 2017 he venido a probar a Mallorca. Incomprensiblemente el escape R-Performance de Akrapovic, desarrollado entre la marca y este especialista esloveno, no está disponible para el familiar. Solo para el Volkswagen Golf R 2017. Una pena porque además este sistema, que es opcional en un compacto que cuesta 43.860 €, posibilita un pequeño ahorro de peso de 7 kg, además de un producir un sonido inconfundible y lleno de matices y petardeos de cuando en cuando, justo cuando toca.

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Gracias a esta novedad, vas a distinguir los Golf R todavía con más facilidad que antes, porque la salida cuádruple con los tubos perforados y de color ocre al final los harán inconfundibles. En el interior, y aquí ya da igual si se trata del Variant o del compacto, hay algunos nuevos detalles de diseño bastante chulos, como el cebreado del pomo del cambio o la iluminación ambiental color azul. Como todos los Volkswagen Golf de 2017, los deportivos se han actualizado con el digital cockpit de serie y una gigantesca pantalla táctil para el salpicadero de 9,2 pulgadas, que ha eliminado los últimos botones que quedaban en el compacto.

Exclusiva en los Golf R y Golf R Variant, y bastante molona, es la posibilidad de ver en este display tanto la presión de admisión, como la entrega de potencia o la fuera g longitudinal y transversal. Un nuevo opcional en la gama es el sistema de frenos Performance, 2 kg más ligeros, y que ofrecen un comportamiento mucho más duradero y homogéneo en condiciones de circuito, donde fue esta prueba del VW Golf R 2017. Los discos delanteros tienen configuración de espiga y una mordaza de aluminio que se expande radialmente con el calor sin que mermen sus prestaciones.

Volkswagen ofrece unos neumáticos semi-slick para ambos modelos y, desde el próximo otoño, el paquete Performance, que por 2.000 euros más, entre otras cosas tendrá desactivado el limitador electrónico de velocidad. También hay posibilidad de pedir el nuevo Golf R con cambio manual o DSG y aquí me voy a parar porque tras conducir los dos en circuito, tengo que decir que no hay color. Las prestaciones son mejores con la transmisión de doble embrague, por bastante, ya que la aceleración de 0 a 100 pasa de 5,1 a 4,6 segundos nada menos.

Y es que el DSG-7 es capaz de soportar un par de 400 Nm en lugar de 380 Nm y casi mejor porque no me ha gustado nada el tacto del embrague, con un recorrido excesivo para una conducción en circuito. También es verdad que debía de estar calentito tras las muchas vueltas dadas por mis predecesores, lo que suele hacer que tienda a 'pegarse' un poco abajo del todo o que, a lo mejor, no echaría de menos uno más corto circulando con este coche en cualquier otra situación y me acostumbraría y conseguiría que dejar de dar trompicones yendo a fuego, pero saber que estas perdiendo ese medio segundo que puede ser un mundo cuando se trata de aceleración me es motivo suficiente para decantarme por el automático.

Así, además, puedes disfrutar de un motor que no parece de cuatro cilindros y que sube de vueltas vertiginosamente rápido hasta llegar al entorno de las 7.000 rpm. En esos momentos, se me hacían estrechos los giros de kart del Circuito de Mallorca, ya que aunque el Goplf R dispone entre sus perfiles de conducción de un modo Racing que desactiva el ESP, este entra si la electrónica del coche considera que orillas las leyes de la física. En el caso de ese ratonero trazado, esto pasaba casi en cada giro y se notaba algo que los controles frenaban un poco las ruedas del interior, aunque tampoco pasa nada, porque así el radio es más corto y el coche, más fácil de manejar yendo rápido. Al fin y al cabo, probar un coche tan noble y que tracciona tan bien como el Volkswagen Golf R, pero con un motor tan elástico siempre te deja con la sensación de querer mucho más, más velocidad, más curvas y más sensación de descontrol, aunque los bramidos de su titánico escape me ayudaban a enjugar las penas, sé que me entiendes.

Nuestro veredicto

0.8