El día que Top Gear congeló un 911. En serio

Y no uno cualquiera: el del jefe. Celebramos la Navidad con un superdeportivo congelado.

No te quejarás: este año te hemos traído un montón de historias sobre el 911, dada la frecuencia con la que se ha presentado una nueva versión. Pero apostamos a que no has visto ningún Porsche 911 congelado. Por razones que ahora mismo no podemos explicarte (ya sabes que hacemos cosas muy locas sin motivo aparente, así que… qué más da), hemos metido uno en la nevera más grande del mundo. O casi.

Concretamente, se trata de un Porsche 911 Carrera 4S. El Porsche 911 Carrera 4S del director de la web en Reino Unido, para ser más específicos. Esperemos que supiera lo que estaba ocurriendo…

No ha sido fácil, os lo aseguramos: un coche no se queda como ves en las fotos de esta galería simplemente al dejarlo en la calle cinco minutos en pleno invierno. Ni siquiera aunque estés en Reino Unido. Nuestros compañeros han necesitado un congelador gigantesco para meter este 911. Y lo encontraron en las instalaciones de Mira, un complejo situado en el centro del país en el que se llevan a cabo pruebas con vehículos y que quizá hayas visto en alguno de los capítulos de Top Gear. Puede que incluso este Porsche haya completado allí varios kilómetros durante su desarrollo.

Bien; dicho congelador tiene un propósito muy práctico: normalmente se usa para ver cómo se las apañan los coches en un ambiente de frío intenso. En particular, se mide su capacidad para el deshielo.

Ésta es la razón por la que Porsche no aparecía en la mayoría de videojuegos de coches.

“Lo que buscamos es el tiempo que tarda el modelo en limpiar de forma clara un porcentaje del parabrisas, de las ventanillas laterales y de la luneta trasera”, cuenta Sam Hooper, el supervisor de operaciones del complejo, que nos ayudó a conseguir este 911 congelado. “Habitualmente, la prueba está supervisada por la Agencia de Certificación de Vehículos, ya que existe una legislación sobre cómo debe actuar la descongelación de un coche”.

Para preparar un automóvil, se deja ocho horas a -18ºC, antes de rociarlo con agua desionizada para que se forme una cantidad considerable de hielo en las ventanillas. Un ingeniero de Mira y un observador de la mencionada agencia (con guantes y calzoncillos largos, imaginamos) se meten en el habitáculo y conectan el sistema para desempañar el vehículo. Cada dos minutos, miden cuánta visión permiten los cristales y lo comparan con lo que dicen las normas federales y las de la Unión Europea.

El Porsche 911 congelado del director no se enfrentó a esta reglamentación; simplemente sufrió las partes más frías del proceso y, de paso, proporcionó unas fotografías muy interesantes. Y sí: después funcionaba perfectamente.

Haz clic en la galería que hay sobre estas líneas y disfruta del 911 más navideño que vas a encontrar. Y si estás leyendo esto, Charlie, sentimos que se haya congelado tu coche…

Texto: Stephen Dobie/Fotos: Mark Riccioni