La noticia del fallecimiento de Ferdinand Piech no puede pasar por alto. Y no solo porque haya sido uno de los directivos con el linaje más sonoro (el de la familia Porsche), sino por lo que ha supuesto para la industria automotriz.

Y es que por lo general los miembros del consejo de administración de las marcas de coches suelen ser tan apasionantes como la mesa en la que se sientan a discutir márgenes de beneficios y altibajos de las acciones.

Ferdinand Piech ha dejado un gran legado. 

Nació en Austria y era el nieto de Ferdinand Porsche, por lo que desde bien pequeño creció conociendo todos los recovecos del mundo del motor, donde ha estado presente durante seis décadas en las que consiguió hacer del Grupo Volkswagen una auténtica máquina de vender coches y hacer dinero.

Detrás de sí ha dejado un portafolio de cientos de coches, así como una manera de hacer las cosas que ha influenciado a muchos otros fabricantes. Pero aquí tienes los que creemos que son sus mejores highlights.

Porsche 917

En principio el primer Porsche ganador de Le Mans no dio muestras de que iba a convertirse en una leyenda. Sí, ofrecía datos increíbles como su bóxer de seis cilindros y su chasis tubular que estaba relleno de gas para detectar posibles fisuras, pero en principio era muy complicado de pilotar.

Y es que era ideal para circuitos estrechos y revirados como Spa o Nürburgring debido al comportamiento de su trasera, pero en realidad el primero en competir en Le Mans sufrió un accidente mortal en 1969.

El proyecto de Piech de hacer un modelo con el que plantar cara a los todopoderosos Ford GT40 podría haber acabado ahí, pero decidió seguir adelante y un nuevo trabajo aerodinámico hizo que el modelo se convirtiera en líder incontestable de los circuitos en 1970 y 1971 con versiones como la brutal CanAm de 1.100 CV.

Audi 80 y 100

Puede que no lo creas, pero hace tres décadas Audi tenía un porcentaje de ventas prácticamente testimonial como puede tenerlo ahora Infiniti. Piech supervisó el desarrollo de los 80 y 100, incluyendo el lanzamiento del 2.5 turbodiésel que fue el primer motor en llevar el apellido TDI.

Audi quattro

El plan de convertir a la marca de Ingolstadt en el rey de los ralles también se vio acelerada por un cambio de normas que permitía a los coches de tracción integral entrar de lleno en el campeonato. El resultado fue el icónico Audi Quattro, que ganó en 1982 y 1984. También estableció un valor de marca tan potente que la línea de modelos Audi con tracción quattro es una parte más del imaginario colectivo y abarca desde modelos compactos hasta el flamante Audi R8.

Bugatti Veyron

Las plataformas compartidas que ideó Piech siguen ahorrando al Grupo VW millones, pero sin duda uno de los proyectos más locos y menos interesados en ganar dinero es una parte importantísima de su legado: el lanzamiento del Bugatti Veyron.

Tras ver el diseño, puso como objetivo alcanzar los 1.000 CV y los 400 km/h. No había ida igual en el mercado: ni radiadores capaces de refrigerar semejante motor, ni neumáticos capaces de soportar las temperaturas generadas a tan alta velocidad a la vez que pudieran aportar un uso normal en una carretera secundaria un día de tormenta… Y lo mismos se puede decir de la caja de cambios, de los frenos…

Volkswagen Phaeton

Un nuevo intento de hacer el “mejor coche del mundo” llevó a Piech a montar un W12 biturbo en esta especie de Mercedes Clase S. Uno de los highlights de este coche era que el capó no vibraba lo más mínimo incluso circulando a 305 km/h.

Desde el punto de vista de las ventas, el Phaeton ha sido una especie de fracaso, pero los pocos que lo compraron (seguramente en versión TDI) descubrieron uno de los coches con mejor ingeniería de ala década pasada. Y, no lo olvides, esta berlina donó mucho de su interior a la familia del Bentley Continental y derivados, el producto más exitoso de Crewe de todos los tiempos.

Volkswagen Golf mk4

Antes de indignarte, sigue leyendo. La cuarta generación del Volkswagen Golf es el culmen de la visión de Piech. Con este modelo aumento la calidad percibida a niveles nunca vistos en la gama y a la vez redujo el número de componentes necesarios para construirlo, haciendo así su fabricación mucho más sencilla… y sobre todo económica.

Aunque los que llegamos a probarlo (un momento: ¿he oído caudalímetro? ¿ventanillas que se caen) recordamos el brutal salto de calidad que supuso, lo cierto es que sus versiones GTI son las menos apreciadas de todas.

Pero los TDI se vendieron como cosquillas y comportamiento ha sigo ejemplar más de una década después de su lanzamiento. Tanto, que se podría decir que solo a partir del Golf Mk7, la familia ha vuelto a tener un integrante verdaderamente digno de llevar el peso de la historia sobre sus hombros.