Prueba del Citroën AX GT. ¿Infravalorado injustamente?

Nació en una época de dura competencia

Antes de empezar la prueba del Citroën AX GT, seguro que te preguntas por qué demonios lo hemos escogido. Al fin y al cabo, para compactos deportivos de los 80, el Renault 5 GT Turbo o, ya en casa, el Peugeot 205 GTI. Y esa es la maldición del AX GT. Es David Coulthard. Es Maria Sharapova. Es uno de esos tipos que juega para el Barcelona que no es Messi. Es un buen deportivo, pero tuvo la desgracia de vivir en la mejor época para los coches deportivos.

Compactos deportivos

Compactos deportivos

Los coches compactos deportivos son especiales por muchas razones. Probablemente tengan el tamaño ideal, no necesitan motores estratosféricos para ofrecer diversión y están al alcance de (casi) todos. Puede que aquí no esté toda la información que existe, ¡pero sí toda la que te gusta leer!

En 2019 se cumplió el centenario de Citroën, y decidimos conducir a través de Francia en los coches que cimentaron la leyenda de la marca. Puedes leerlo en el último número de la revista que podrás encontrar en los pocos kioscos que se mantienen contra viento y marea, o bien en nuestro store digital aunque, no nos vamos a engañar, tiene menos encanto.

Si echas la vista atrás, la marca francesa tiene variedad de maquinaria tremendamente diversa, desde el Mehari hasta el increíblemente elegante DS, que está salpicado de historia. Y aunque Citroën ha hecho mucho por la innovación técnica y por el transporte de masas, no tiene ese poso de fabricante de deportivos. 

 
Tiene solo 85 CV, pero también pesa muy poco. Perfecto. Foto: Top Gear
Tiene solo 85 CV, pero también pesa muy poco. Perfecto. Foto: Top Gear

Y por eso mismo hemos decidido dedicarle una prueba del Citroën AX GT: queríamos un deportivo relativamente moderno y barato. Y cuando buscas un poco, descubres que el AX GT era un Citroen fascinante.

Del AX Citroën fabricó casi 2,5 millones entre 1986 y 1998. El GT no apareció hasta 1990, pero aun así te perdonarían por pensar que son tan comunes como las palomas...

El motor del Citroën AX

Debajo del capó no hay nada más que un humilde motor de gasolina de 1.4 litros y cuatro cilindros que conduce las ruedas delanteras a través de una caja de cambios manual de cinco velocidades. Tiene solo 85 CV, por lo que te hace preguntarte si estás haciendo bien en llamarlo deportivo. Pero eso es antes de ver la figura más crítica de todas: el peso. O su falta. 

Los AX básicos tenían una masa de 640 kg. El AX GT, con su motor más grande, alerón y llantas de aleación, marcaba 722 kg. Eso es más o menos el mismo peso que un Lotus Elise S1, para un automóvil con techo, dos filas de asientos y un maletero. Y poco más. Aún así, el AX GT demuestra ser uno de esos coches en los que el total es mucho mayor que la suma de sus partes.

Tiene solo 85 CV, pero también pesa muy poco. Perfecto. Foto: Top Gear
Tiene solo 85 CV, pero también pesa muy poco. Perfecto. Foto: Top Gear

Quizá el hecho de que su motor TU3 S provenga del que usaba el Peugeot 205Top Gear XS puede quitarle ese halo. Porque 85 CV no suenan a mucho empuje. Sin embargo, tiene carácter. Al iniciar la prueba del AX GT me llama la atención que el motor suena simpático. Al ralentí es un poco exagerado, pero, a medida que avanza con entusiasmo hacia las 6.000 rpm, gana un carácter que definiría como banzai

La entrega de potencia del TU3 S es suave y en realidad es hasta poco probable que hagas patinar las ruedas incluso en mojado. El cambio de marchas es rápido y sincero. Los frenos están sobredimensaionado: no hay ABS, claro, y casi no hay peso que detener. Con las gomas de 175 es fácil bloquear las cuatro ruedas en condiciones húmedas o frías. La sensación del pedal también es pesada en contraste con el acelerador liviano de respuesta rápida.

Renault Clio Williams vs Peugeot 205 GTI

La dirección sin asistencia es relativamente pesada, pero una vez superas los 50 km/h no te supondrá muchos problemas, aunque eso sí: las dos manos en el volante te ayudarán a mover mejor el aro.

El AX GT se siente mucho más seguro en la carretera de lo que sugiere su peso. Antes de empezar la prueba pensaba que si me adelantaba un ciclista me podría volcar, pero en realidad no es para tanto. Hay mucho agarre y puedes ahuecar el acelerador en pleno apoyo sin acabar mirando hacia donde venías. Es un automóvil que cobra vida cuando te olvidas de que tiene bastantes años y decides conducirlo como si fuera nuevo.

Interior del AX GT: sencillo como un chupa-chups

Al salpicadero del AX no se le podría llamar clásico. Es como jugar al Tetris en un monitor en blanco y negro. Mucho plástico, y demasiado oscuro.

La posición de conducción no es genial: puedes sentarse completamente erguido o reclinarse como si estuviera en una tumbona, pero se puede decir que no hay término medio. La primera opción es incómoda, pero la segunda opción te deja demasiado lejos del volante...

¿Deportividad interior? Bueno, se ha quedado buen día... Foto: Top Gear
¿Deportividad interior? Bueno, se ha quedado buen día... Foto: Top Gear

Los primeros AX GT tenían un volante de un radio. Solo los modelos posteriores lo llevaban de tres, ideales para sujetarlo con tus pulgares fatigados. Y aparte de eso... no hay mucho que decir. Las puertas son finas como el papel y necesitan un buen golpe para cerrarlas. Hay bastante espacio de almacenamiento, pero los asientos traseros son solo para niños...

Como cualquier deportivo de su época, el AX GT vivía a la sombra del icónico 205: no es tan bonito, tiene un habitáculo que es más oscura que una canción de Nick Cave y una dirección que parece robada de un Lamborghini de la época. 

Por eso, diría que tras esta prueba del Citroën AX GT, no lo consideraría como un youngtimer que quiera usar todos los días. Pero si te lo tomas como un coche de domingo para salir a hacer unas cuantas curvas, tiene  más de sentido. En definitiva, el tiempo será amable con el AX GT porque es pequeño y liviano, cualidades que los coches nuevos no han frecuentado desde la década de 2000, y son cada vez más raras en la actualidad.

Un texto original de Ollie Kew