Los 10 mejores estrenos del Salón de Ginebra... ¡de siempre!

Los mejores estrenos de la historia del Salón de Ginebra
Buscando en el baúl de los recuerdos (u-u-u-uh)

Si hubieras pensado en un país menos enamorado de los coches rápidos, las carreras y el gamberrismo motorizado en general, seguramente hubieras escogido Suiza, sede, una vez más del Salón Ginebra 2017. De hecho, tras un desastre de Le Mans en 1955, en la que hubo un accidente en el que fallecieron 84 personas, el país prohibió cualquier tipo de competición de motor en todo el país.

Por eso, parece un lugar extraño para el que es probablemente el salón más importante del años en todo el mundo. Aun así, es un lugar donde la historia de los deportivos se ha forjado. Así que, antes de que el salón nos deje a todos deslumbrados con lanzamientos del porte del Pagani Huayra Roadster o del más que mediático Volkswagen Arteon, echemos un vistazo a los 10 mejores lanzamientos de toda la historia del Salón de Ginebra

Mercedes SSK (1929)

Mercedes SSK de 1929

Es probablemente el que empezó todo el movimiento de los supercoches.

Claro que modelos como el Blitzen Benz o el Fiat Mephistopheles fueron primero, con motores de avión y auténticos fuselajes en lugar de carrocerías. Pero el Mercedes SSK era algo diferente. Estaba pensado para el público en general.

Su motor de 7,1 litros y seis cilindros en línea tenía un compresor y rendía 300 CV y 677 Nm de par, una cifra buena para hoy, así que imagínate para un modelo que nació durante la Gran Depresión. Su bloque estaba montado justo por detrás del eje delantero en una configuración que se podría decir que era de motor central.

La manera en la que el compresor funcionaba recuerda un poco a la película Mad Max. Solo empezaba a trabajar al pisar a fondo (a fondo-a fondo: 100% de gas), momento en el que un embrague especial conectaba el acalerador con la turbina. ¡Inteligente para 1929!

Desde luego, los pilotos de la época sabían del potencial del SSK, por lo que el modelo atrajo a mitos como Rudolf Caracciola y ganó carrereras de resistencia en Argentina, el Tourist Trophy en Irlanda del Norte y un buen puñado de Grand Prix a lo largo y ancho de Europa.

Ah, por cierto, ¿sabías que fue diseñado por Ferdinand Porsche justo antes de irse a fundar la compañía con su propio nombre?

Chrysler Airflow (1934)

Chrysler Airflow de 1934

Foto: Randy Stern

En función del lado del Telón de Acero estés, puedes decir que el inicio de los coches aerodinámicos lo estableció Tatra o Chrysler. El hecho es que, en 1934, Chrysler presentó su Airflow, que marcó las bases de lo que debía ser una berlina moderna.

Y, como muchas cosas que se adelantan a su tiempo, fue un auténtico fracaso. Sí, una especie de Audi A2, pero en plan más molón. De hecho, Chrysler incluso mantuvo su Airflow de 1933, un modelo mucho más arcaico en todos los sentidos, porque no estaban seguros de que el público en general fuera a aceptar el Airflow del 34. Con el tiempo podemos asegurar que fue una decisión muy acertada.

Los beneficios de este tipo de construcción eran múltiples. Por ejemplo, se conseguía una mejor distribución de los pesos, una conducción más agradable y cómoda al colocar el motor más adelantado de lo que era habitual y poder sentar a los pasajeros entre los ejes. Pero no fue hasta mucho más adelante que la aerodinámica jugó un papel importante en un coche en particular: el Volkswagen Escarabajo.

Citroën Traction Avant (1935)

Citroën Traction Avant de 1935

Igualmente revolucionario fue el Citroën Traction Avant, que avanzó el chasis monocasco y la suspensión independiente en las cuatro ruedas. Es decir, que el modelo francés fue el precursor-inventor del compacto francés., Sí, lo que viene siendo el tatarabuelo del Renault Mégane o el Citroën C4. (Con la fusión de Opel y PSA deberíamos decir que también del Opel Astra? Ejem...).

Volviendo a la realidad, el Traction Avant, que tu abuelo probablemente llamaba Citroën Pato, Citroën 11 o Citroën 11 Ligero, lo cierto es que estableció las bases del coche moderno tal y como lo conocemos hoy. Por cierto, Lancia construyó antes un monocasco, pero fueron los franceses los primeros en ofrecerlo a las masas

Mercedes 230 SL Pagoda (1963)

Mercedes 260 SL de 1963

Dejando de lado los argumentos y prejuicios, se puede decir que estamos ante el Mercedes SL más delicado y elegante jamás creado. Vale, indígnate y llámanos lo que quieras (para eso está la sección de comentarios un poco más abajo, además de las redes sociales) por haber ignorado al 300 SL, pero nosotros somos así. No tenemos ni idea.

El 230 SL aglutinaba los ingredientes perfectos para lograr... la perfección. Perfectamente. Una carrocería que quitaba y quita el hipo, un motor de inyección cpn seis cilindros en línea, paneles de aluminioo para reducir el peso; también una batalla corta y unas vías anchas, además de moderna suspensión con paralelogramo deformable para un manejo superior. Lo remata un sistema de frenado poderoso.

Con este tipo de atributos, el 230 SL era capaz de plantarle cara nada menos que el Ferrari 250 GTO en la pista (aunque ahora este cueste unas 10 o 15 veces más) a pesar de tener la mitad de los cilindros y dos tercios de su cilindrada.

Ferrari F50 (1995)

Ferrari F50 de 1995

Más que un coche, era un acaparador de portadas y titulares. Diseño de Pininfarina, un motor de procedente de un Fórmula 1 de 1990, fibra de carbono... allá donde mirases había algo que te llamaba la atención.

Pero era el 4.7 V12 el que ganaba por goleada. Con 510 CV y ADN de competición pura y dura (de cuando las carrereras eran era un poco menos Scalextric), se llevaba toda la atención.

Vale que su carrocería no le llega a la suela de los zapatos al Ferrari F40, pero la idea de estar utilizando una mecñánica como la que llevó a Alain Prost a lo más alto de Sta en 1990 tenía su cosa...

Jaguar E-Type (1961)

Jaguar E-Type de 1961

Todos los apasionados de jaguar saben la historia del Jaguar E-Type. Y probablemente tú también, pero no está de más recordarla.

Cuando el Jaguar E-Type se presentó en Ginebra, generó semejante furor que por la noche hubo que conducir un segundo modelo desde Coventry hasta Suiza para satisfacer la demanda de pruebas que los compradores habían generado.

Y, por supuesto, ahí estaba un tal Enzo Ferrari para decir sin ruborizarse que estaba ante el coche más bello jamás construido. Y si 'il commendatore' lo dice, amén.

Fiat 8V (1952)

Fiat 8V de 1952

¿Qué ocurre cuando le metes un V8 de coche grande a un pequeño y ligero deportivo? Que aparece el Fiat 8V. Llámanos locos, pero creemos que quizá sea el mejor Fiat de la historia.

Con un ocho cilindros en V de dos litros produciendo 125 CV, suspensión independiente y una velocidad máxima que rozaba los 200 km/h, el “Otto Vu” (como se dice en italiano) fue el Fiat Gran Turismo por antonomasia. Y gracias a la insistencia de Ferrari y Maserati de mantener el eje trasero rígido, el 8V podía comerse a los Ferrari 212 Inter o el Maserati A6G en carretera abierta.

También tenía elementos procedentes de la competición, como el cárter, el árbol de levas forjado, cabezas de cilindros y colectores 4-1 de acero inoxidable, que lo convertían en el modelo más avanzado de las carreteras de los años 50.

Y luego estaban las ediciones especiales de Vignale, Zagato y Ghia. Este último, el Supersonic de 1953, podría estar entre los coches más bellos del mundo.

Lamborghini Countach (1971)

Lamborghini Countach de 1971

Cuando debutó, el modelo conocido como Countach en realidad se llamaba LP500, lo que en realidad es un poco simple teniendo en cuenta el coche al que representaba.

'Countach' viene del idioma o dialecto o como se diga (¡rápido!, ¿algún lingüista en la sala?) Emiliano-Romagnolo de la zona de Bolonia y, dependiendo de a quién preguntes, significa desde “guau” a “la madre que me parió” y otras cosas por el estilo que en Axel Springer no nos dejan decir. En cualquier caso, la historia dice que un boloñés vio el coche de camino a su granja y exclamó eso de “¡Countach!”.

LP quiere decir “Logitudinale Posteriore”, que se traduce como “longitudinal posterior”, por si acaso no lo habías entendido, y describe la posición del V12 de cuatro litros. Este modelo fue el primer Lambo en montar el motor en esta posición, ya que el Miura lo llevaba de manera transversal.

La versión definitiva evolucionó y de cinco litros (por eso lo de 500) el bloque pasó a ser un 4.0 (de ahí el definitivo LP400) de 375 CV. Al final de su vida 25 años después, llegó a los niveles del original: un 5.2 de 425 CV.

McLaren P1 (2013)

McLaren P1 de 2013

Al McLaren P1 le ponemos un 10. Es una de las notas más escasas que hemos dado: para que ocurra, tiene que superar el arte de la Capilla Sixtina, sobrevivir al impacto de un meteorito y moverse mejor que Mikhail Baryshnikov, considerado el mejor bailarín del mundo.

Y, ¿sabes qué? El P1 lo consigue. Es el 'non plus ultra' de los superdeportivos. Es amenazador y, a la vez, sorprendentemente bueno. Y, sí, debutó en el Salón de Ginebra de hace ya cuatro años...

Lamborghini Centenario (2016)

Lamborghini Centenario de 2016

La estrella indiscutible del Salón de Ginebra 2016 fue el Lamborghini Centenario. Se hizo para celebrar el que hubiera sido el cumpleaños número 100 de Feruccio Lamborghini, pero fue algo más que un hito en la historia de la marca.

El Centenario también fue la probeta en la que los ingenieros investigaron las ideas más extravagantes, lo que ya es decir. Entre ellas se encontraba un estudio de la aerodinámica activa que el nuevo Lamborghini Huracan Performante lució en Nürburgring cuando batió un récord al rodar en 6'51''.01