Los coches gasolina o diésel no pueden tener etiqueta ECO si no se trata de híbridos. O al menos, esa es la creencia más extendida entre los conductores. Sin embargo, existe una opción alternativa cuyo coste puede llegar a compensar: la conversión a GLP (Gas licuado del petróleo).

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En España, poco más de 100.000 vehículos usan GLP, aunque es un combustible alternativo muy presente en otros países de la Unión Europea. La clave es que existen kits de adaptación a GLP con los que puedes transformar el motor de tu coche.

¿Qué coches pueden usar GLP y cómo se convierten?

La normativa que permite adaptar un coche a GLP es muy simple: debe tener un motor gasolina que no supere los 460 CV de potencia y debe cumplir con la normativa Euro 3 o posteriores (coches matriculados a partir de 2001, generalmente).

Será en los coches fabricados desde la Euro 4 los que, tras la conversión, puedan obtener la etiqueta ECO de la DGT. Toda una ventaja sobre todo en grandes ciudades. Más si cabe, de cara a las nuevas ZBE (Zonas de bajas emisiones) de 150 ciudades españolas.

La conversión pasa por la instalación de un depósito en el maletero con su correspondiente sistema de llenado, todo el sistema de tuberías y manguitos, un conversor que transforma el líquido en gas para su introducción en el motor, sistema de inyección, sensores y una nueva centralita (ECU).

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El precio de esta remodelación y su homologación suele oscilar entre los 1.500 y los 3.000 euros. Después de ello, será momento de acudir a una estación de ITV para terminar el proceso y más tarde a la DGT para solicitar la etiqueta correspondiente.

Aunque el consumo de GLP es ligeramente mayor, cabe destacar que a día de la redacción de este artículo, su precio por litro es de 0,999 euros de media en toda España. Por el contrario, el precio de la gasolina está en 1,639 euros por litro, lo que supondría un ahorro considerable a partir de unos 25.000 kilómetros recorridos.