Brabham BT62, un misil con 700 CV de leyenda para los circuitos

El brutal Brabham BT62

Javier Prieto

¡Cuánto disfrutarán los 70 afortunados que paguen por esta bestia 1,4 kilos de euros!

 El Brabham BT62 supone el renacimiento de uno de los nombres -y apellidos- míticos de la Fórmula 1. ¿Quién no recuerda al piloto australiano Jack Brabham, Campeón del Mundo en 1959, 1960 y 1966?¿Y a la escudería que llevó su apellido durante 30 años y conquistó dos Coronas de Constructores en 1966 y 1967 y cuatro Mundiales de Pilotos en 1966, 1967, 1981 y 1983?

Morrazo del Brabham BT62

Pues toda esa esencia competitiva ha inspirado a David Brabham, hijo de Jack, para materializar el proyecto del Brabham BT62. Su empresa Brabham Automotive ha desarrollado un superdeportivo radical, solo apto para los circuitos que sintetiza el legado automovilístico de una estirpe única. El McLaren Senna ya tiene rival... y de los temibles.

La nueva bestia se ha presentado en sociedad el dos de mayo en la casa de Australia de Londres. Allí ha sido la estrella en una muestra donde ha compartido espacio con algunos de los coches de competición más representativos de los Brabham (escudería y piloto).

Lateral izquierdo del Brabham BT62

El diseño y la estética del Brabham BT62 denotan que ha nacido para sembrar el pánico en los circuitos, su (único) hábitat natural. Bajo una absoluta concepción 'racing', entrega el protagonismo a la eficiencia aerodinámica. Sí, de ahí proviene su musculoso -e intimidatorio- cuerpo, esculpido con los materiales más ligeros y avanzados como la fibra de carbono y el kevlar. 

Entre los elementos aerodinámicos, no podía faltar un alerón trasero que parece un andamio y un prominente difusor posterior. Todos ellos generan un downforce por encima de los ¡1.200 kilos!, no apto para cualquier inexperto millonario. 

Zaga del Brabham BT62

Debajo del capó de la bestia BT62 late un V8 de 5.4 litros y 700 caballos de carreras, asociado a una caja de cambios secuencial de seis relaciones.  De las prestaciones no podemos contarte nada porque Brabham no las ha hecho públicas. No obstante suponemos que serán para echarse a temblar. 

Los amortiguadores Ohlins de cuatro vías, las barras estabilizadoras, junto a su tracción, obviamente, trasera y una jaula antivuelco, aseguran emociones y prestaciones muuuuuy fuertes. Además está equipado con ABS y control de tracción heredados del Motorsport.

Dentro de unas llantacas de 18 pulgadas y rodeados de una gomas Michelin creadas a medida, están escondidos unos frenos de carbono de alto rendimiento de seis pistones Brembo. En su interior destaca la ausencia de cualquier equipamiento innecesario, como corresponde a este tipo de máquinas de competición.

El volante extraíble, los baquets de fibra de carbono y el arnés con seis puntos de sujeción, nos recuerdan que su propietario se sienta en el Brabham BT62 para buscar los límites de la pista... y de la Física.  Al menos en el habitáculo nos encontramos con algo de alcántara, un conjunto de instrumentación digital de 12 pulgadas, integrado en un salpicadero de carbono.

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Lo del extintor nos ha dado algo de mal fario, aunque más vale prevenir que curar. El Brabham BT62 presentado en la capital británica está teñido con los colores verde y dorado. Se trata de un guiño evidente al monoplaza (Brabham BT19) con el que Jack Brabham ganó el GP de Francia F1 de 1966. Si tienes los 1,4 millones de eurillos que cuesta el pepino, date prisa o te quedarás sin el tuyo.

Interior del BT62

Solo se fabricarán 70 ejemplares de la fiera, como tributo a las siete décadas de la F1. Y las primeras 35 unidades serán aún más exclusivas porque homenajearán a ese número de triunfos de Brabham en la Categoría Reina. Su decoración incluirá las tonalidades de las banderas de los países donde triunfaron. ¿A qué esperas para encargar tu Brabham BT62?