¿Te gusta la F1 ? Pues estás en el sitio correcto, porque aquí tienes una selección pata negra con lo mejor de la F1 . Las gestas de los mejores pilotos, las grandes batallas, los adelantamientos más espectaculares y los coches que marcaron época serán nuestros protagonistas. A ver si con este repaso a la historia de la F1 se nos hace a todos más llevadera la espera hasta que arranque la temporada F1 2017 .
Al menos, ya comienzan las presentaciones de los equipos en las que conoceremos cómo van a ser los coches de F1 2017 ; algo es algo... Acompáñanos en este viaje por el tiempo donde recordaremos los momentos más brillantes que han convertido a la especialidad en la Categoría Reina del Automovilismo .
Como es natural, hemos querido arrancar esta retrospectiva histórica de la F1 con sus máximos protagonistas: los mejores pilotos de la F1 , corredores idolatrados que por sus logros en la pista forman parte de la leyenda de la velocidad.
Nuestro ranking está compuesto por Juan Manuel Fangio , el pentacampeón argentino (1951,1954, 1955,1956 y 1957); Niki Lauda , el tres veces ganador (1975, 1977 y 1984) austriaco que venció a la muerte; Michael Schumacher , el más laureado de todos, con siete coronas; Fernando Alonso y sus dos títulos (2005 y 2006) para España; y el irrepetible Ayrton Senna (1988,1990 y 1991).
Siento deciros que con Ayrton Senna no soy objetivo. Es mi auténtico ídolo. Si alguno de vosotros tiene dudas de por qué Senna es el más grande os invito a que disfrutéis con la carrera del GP Mónaco 1984. Inmediatamente lo entenderéis. Aquel año debutó en la F1 con un humilde Toleman. Pero el diluvio universal que se extendió por las lujosas calles del Principado obró el milagro. Las mecánicas se igualaron y ante esa cortina de lluvia emergió una leyenda. Ayrton fue adelantando a los bólidos que le precedían hasta que se decidió suspender la carrera. En esos momentos comandaba la prueba un tal Alain Prost. El francés comprobaba como poco a poco se acercaba el bólido del carioca, tras él. Entonces la dirección de carrera decidió suspenderla. Ahí, además de un mito, nació una de las rivalidades deportivas más intensas de todos los tiempos. El piloto que conversaba con Dios fue capaz de explorar nuevos límites en la conducción de cada monoplaza al que se subía. Siempre buscaba las fronteras de la física para ser el más rápido. Su brillante trayectoria se truncó el 1 de mayo de 1994. Ese día alcanzó la inmortalidad en la maldita curva de Tamburello en el GP de San Marino, Ímola donde se estrelló. Desde esa fatídica fecha reina en el Olimpo automovilístico junto a otros ilustres compañeros. Era más veloz y competitivo que ningún rival. Solo pensaba en la victoria y en la perfección. Así lo define su frase: “El segundo clasificado es el primero de los perdedores.” En el ámbito personal fue un ciudadano muy comprometido con las causas sociales. En Brasil recuerdan sus donaciones para la construcción de hospitales y escuelas. A este respecto solía comentar lo siguiente: “No puedo vivir en una isla de prosperidad, cuando estoy rodeado de un mar de miseria." Talento, magia, carisma y humanidad en uno de los corredores más recordados e idolatrados. El paulista permanece muy vivo entre sus fans. Fue campeón del mundo en 1988, 1990 y 1991. Corrió 11 temporadas en las que participó en 161 grandes premios, firmando 41 victorias, 65 poles, 19 vueltas rápidas y 80 podios. A día de hoy nadie ha osado destronar al príncipe de Mónaco, ganador en 6 ocasiones en el trazado más exigente y técnico del globo.
El argentino Juan Manuel Fangio es sin ninguna duda uno de los corredores más grandes del motor. Y además es considerado por muchos expertos como el primer astro de las carreras de F1. Consiguió los títulos mundiales de 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957. Y nada menos que con 4 escuderías distintas: Alfa Romeo, Maserati, Mercedes y Ferrari. Este dato revela la versatilidad y facilidad de El Chueco para adaptarse a las características de cualquier montura, algo que muy pocos han logrado. Fue el absoluto dominador de los 50 derrochando calidad y valentía a los mandos de aquellos bólidos. Porque amigos, no podemos obviar que los coches de aquellos tiempos resultaban extremadamente peligrosos. No solo se trataba de llegar el primero, sino de sobrevivir a cada carrera. En ambos aspectos Fangio destacó como nadie. El pentacampeón obtuvo en la categoría reina del automovilismo 24 victorias, 35 podios, 29 poles y 23 vueltas rápidas en un total de 51 grandes premios disputados. Esos números arrojan un promedio de triunfos y poles en torno al 50% de las pruebas en las que participó. Unos impresionantes registros muy difíciles de superar. Además es el corredor más veterano al sumar su quinta corona con 46 años. Increíble.
Este popular y sensacional piloto es uno de los grandes favoritos de los aficionados a la velocidad. Más allá de sus tres coronas -1975, 1977y 1984-, Niki Lauda se ganó el corazón del público al sufrir un aterrador accidente en el Circuito de Nürburgring en 1976. Salvó la vida milagrosamente. Sin embargo sufrió varias fracturas y quemaduras que le dejaron unas marcas en su rostro y en otras zonas del cuerpo para el resto de su vida. A pesar de la gravedad del siniestro y de su convaleciente estado de salud -sufría un dolor insoportable al ponerse el casco puesto que tenía la piel abrasada- volvió a correr tan solo un mes y unos pocos días después del siniestro. El gesto de superación personal conmovió a todos. Se convirtió en un héroe y en un ejemplo a imitar. Había nacido un mito. En esa temporada -1976- fue subcampeón, después de retirarse en la última carrera del calendario disputada en Japón. Consideró que las condiciones no eran las adecuadas. Al año siguiente se tomó la revancha y el segundo título fue a parar a las vitrinas del vienés. Cosechó en 13 temporadas 25 victorias, 24 poles, 24 vueltas rápidas 54 podios, en 171 grandes premios disputados. Sus duelos con James Hunt marcaron a toda una generación, dos personajes antagónicos dentro y fuera del asfalto, pero con una misma meta: vencer.
Michael Schumacher ostenta la mayoría de los récords de la F1. Desde el punto de vista cuantitativo el Káiser no tiene rival, y desde el cualitativo, también es uno de los mejores de todos los tiempos. En 19 temporadas, participó en 307 carreras, sumó 91 victorias, 68 pole positions, 77 vueltas rápidas y 155 podios. Su mayor e impresionante registro son los 7 títulos, de campeón del mundo logrados en los años 1994, 1995, 2000, 2001, 2002, 2003, 2004. Su ambición dentro del trazado no tenía límites. Nada ni nadie debía interponerse entre Schumi y el triunfo, su único objetivo. Protagonizó algunas actuaciones polémicas, que le valieron varias descalificaciones y sanciones. Sus detractores consideraban su conducción muy sucia y sus fans, simplemente competitiva. En lo que todos ellos están de acuerdo es que el germano es uno de los grandes mitos de la especialidad. Desde el accidente sufrido en 2013 se encuentra en un complicado estado de salud. Desde Top Gear le enviamos toda nuestra solidaridad, apoyo y mejores deseos.
Hasta la llegada de Fernando Alonso poco se sabía de la F1 en España. Con él se desató la locura en nuestro país por las carreras de velocidad. En poco tiempo, el asturiano se convirtió en una estrella dentro y fuera de nuestro país. Pocos pilotos tienen el talento que el ovetense, quien siempre ha quedado por delante de sus compañeros de equipo y ha sabido rendir por encima de las prestaciones de sus bólidos. Llegó al Gran Circo cuando los españoles carecíamos casi completamente de protagonismo en él. Y lo más sobresaliente, se hizo con un asiento sin comprarlo, lo que revela su extraordinario talento. Los más frikis recuerdan la anécdota del Nano cuando probaba para Minardi. Salió a pista y pulverizó el crono del piloto oficial del equipo. El jefe de la escuadra asustado le dijo que no fuera tan al límite ya que podía destrozar el coche. Y Fernando le respondió que no había hecho la vuelta a fondo, pero que si lo deseaba, podía demostrárselo. En Renault consiguió dos títulos inolvidables -2005 y 2006-. Tocó la gloria y su legión de fieles también. Todavía se mantienen en la retina de los buenos aficionados aquel duelo épico que le ganó a Schumacher en el GP de San Marino 2006. El Káiser era destronado por un españolito con un Renault frente al todopoderoso Ferrari. Toda una gesta inolvidable que supuso el relevo generacional. Más tarde, la mala suerte y las elecciones de escuderías no siempre correctas, nos han privado de volverle a ver triunfar. Pero no perdemos la esperanza.
Precisamente, la principal característica que define a los grandes nombres de la Fórmula 1 es su número de triunfos en Grandes Premios, muy superior al resto de competidores. Michael Schumacher (91), Lewis Hamilton (53), Alain Prost ( 51), Sebastian Vettel (42), Ayrton Senna (41) y Fernando Alonso (32) acumulan más victorias que nadie (aquí tienes los pilotos de F1 con más victorias ). Veamos cómo han cimentado su laureado camino.
Por cierto, rememora con nosotros las gestas de los corredores con más poles de todos los tiempos . Michael Schumacher (68), Ayrton Senna (65) Lewis Hamilton (60) son sin duda los especialistas a una vuelta contra el crono.
Los mejores monoplazas de la F1
Por encima de la importancia de los pilotos, sus bólidos constituyen el elemento más determinante de la carreras de F1. De sus prestaciones depende el éxito o fracaso en la pista. Entre los mejores fórmula 1 hay excepcionales máquinas que han marcado una época: el Mercedes-Benz W196 , la legendaria flecha de plata; el Lotus 25 , con el primer chasis monocasco; el Ferrari F2004 , un arma letal en las manos de un killer llamado Schumacher; los Renault R25/26 que le sirvieron a Fernando Alonso para alcanzar la gloria; el Brawn GP 2009 , una gran sorpresa ganadora; los insuperables Red Bull RB7 y RB9 de Adrian Newey; y el McLaren MP4/4 , considerado por muchos la obra maestra de la ingeniería y el diseño en manos de Ayrton Senna.
Al volante de esta mítica máquina se pusieron leyendas de la talla de Juan Manuel Fangio, con el que sería Campeón del Mundo en 1954 y 1955, y Sir Stirling Moss, considerado el mejor piloto de la historia sin lograr la corona. El coche fue diseñado por Rudolf Uhlenhaut quien revolucionó la Fórmula 1 al incorporar conceptos procedentes de la aviación militar. Entre ellos, destaca el innovador empleo de válvulas desmodrómicas y de la inyección de combustible basado en los aviones de combate germanos. Ya sabéis de qué ejército. El motor, con 8 cilindros en línea y 2.496 cc, desarrollaba 290 caballos a 8.700 r.p.m. Se fabricó en dos versiones. Una que montaba los neumáticos en la típica disposición de un bólido, es decir, las ruedas en el exterior de la carrocería. Corrió en 12 carreras, venció en 9, marcó 8 poles y 9 vueltas rápidas. Había nacido la leyenda de las Flechas de Plata. Con este mítico monoplaza la firma de la estrella regresó a la competición y de paso comenzó su leyenda. Y para los que no lo sepan, como era mi caso, este mito de 4 ruedas tuvo una primera versión carenada. A ver si me explico. En principio, las gomas del bólido estaban integradas en la carrocería del coche para ofrecer menos resistencia aerodinámica. Pero Fangio, que de esto sabía algo, cuando lo probó no le convenció. Y ordenó que las ruedas se descubrieran porque así vería mejor la trazada en las curvas. Curioso, ¿verdad?
Para muchos el F2004 es uno de los mejores monoplazas de todos los tiempos. En su diseño intervinieron Ross Brawn, Aldo Costa y Rory Byrne. Y viendo esos nombres no es de extrañar que el resultado fuera sideral. Las grandes prestaciones, basadas en una evolución del exitoso modelo de 2002, hicieron que el bólido de la Scuderia dominara con mano de hierro en la temporada 2004. Venció en 15 de las 18 citas y se llevó 29 podios, 12 poles y 14 vueltas rápidas con Michael Schumacher y Rubens Barrichello como pilotos. El Barón Rojo -no confundir con Manfred Von Richthofen- se apuntó con su “avión” el séptimo y último título de pilotos de su carrera. El bólido, con un motor V10 de 3.000 cc y una potencia de entre 880 y 950 caballos a 19.000 r.p.m., forma parte de una época de leyenda en Maranello. Muchos de los registros que obtuvo continúan vigentes.
Por razones obvias, estos son dos de los bólidos favoritos de nuestros compatriotas. Pilotado por Fernando Alonso y Giancarlo Fisichella, el ovetense se convirtió en el primer Campeón del Mundo español en 2005, y también le entregó el Título de Constructores a la marca francesa. Diseñado por Tim Densham y Bob Bell, el R25, y superado por otros bólidos de la parrilla en velocidad, contaba con una gran fiabilidad como principal arma. Además, incorporaba innovaciones tecnológicas como el mass dumper, que lo convirtieron en un coche temible por los rivales. Participó en 19 carreras, sumando 8 triunfos, 18 podios, 7 poles y 3 vueltas rápidas. El R25 se convirtió en el último monoplaza ganador con un motor V10, poniendo el broche final a esa mecánica.
Una temporada más tarde nació el R26, una versión evolucionada del R25. El ovetense repitió Corona Mundial de pilotos y Título de Constructores para Renault. Esta creación de Bob Bell es considerada uno de los mejores Renault de todos los tiempos. A la fiabilidad del V8 de 2.398 cc, se unió una gran velocidad que le permitieron ganar 8 grandes premios, sumar 7 poles y 5 vueltas rápidas en un total de 18 citas. En esta temporada, como en la anterior, consiguió contener el ímpetu del Ferrari de Michael Schumacher que había dominado durante los últimos años.
Este coche ha protagonizado una de las historias más curiosas de la F1. En 2009 Ross Brawn, director técnico de Honda Racing F1, adquirió dicho equipo ante las graves dificultades económicas, o sea la ruina, que padecía. Algunas fuentes apuntaron en su momento a que la operación de venta se cerró por un valor simbólico. ¿Una iniciativa privada y respaldada por una sola persona? Muchos dudaron no ya del éxito, sino de la subsistencia del proyecto. Sin embargo, Ross, una de las figuras más brillantes en el paddock creó un coche, para asombro del mundo de la F1, ganador. Los pilotos de la incipiente escudería, Rubens Barrichello y Jenson Button se jugaron entre ellos la corona. Sí, lo habéis leído bien. Finalmente el británico consiguió su primer y único mundial y de paso, la escudería se llevó el de constructores. El motor Mercedes con 2.400 cc y 750 caballos a 18.000 r.p.m., ayudó al equipo a cosechar 8 victorias, 15 podios, 5 poles y 4 vueltas rápidas en las 17 carreras de la temporada 2009. Dicho triunfo constituye el primer título mundial conseguido por una escudería debutante. Y a día de hoy, nadie lo ha igualado.
Ambos Red Bull salieron de la barita mágica de Adrian Newey, un alquimista de la aerodinámica. Empleó todos los maravillosos recursos e inventos que rozando el límite del reglamento -y en algunos casos, excediéndolo-, le permitieron crear dos de los coches más rápidos y eficaces. Seguro que si eres un friki de la F1 palabras como ‘difusor soplado’ o ‘configuración especial de mapa motor’, te traerán recuerdos. Pues el culpable es este Newey, un señor con cara de pocos amigos y menos pelos. Los RB7 y RB9, pilotados por Sebastian Vettel y Mark Webber fueron tan superiores sobre el resto que aquellas temporadas parecían la Copa Red Bull en vez del Mundial. Y mientras los aficionados en las gradas se mostraban resignados y cabreados -si no eras alemán o australiano, claro- por ver ganar siempre a una de las dos manchas azules. Estas dos obras de arte que han marcado una época, están considerados unos prodigios de tecnología vanguardista. Propulsados por motores V8 y 2.400 cc, acumularon en 2011 y 2013 las Coronas de Pilotos -Sebastian Vettel- y de Escuderías. El RB7 disputó en 2011 un total de 19 grandes premios, ganó 12 y logró 27 podios, marcó 18 poles y 10 vueltas rápidas. Y el RB9 de 2013 se llevó 13 victorias, 24 podios, 11 poles y 12 vueltas rápidas, en las 19 carreras disputadas. Sí, ya sabemos que en 2010 y 2012 también el corredor alemán con el dedo índice más famoso de la parrilla y su equipo se llevaron los correspondientes Títulos. Pero nos gusta destacar más los números impares porque funcionan mejor en el SEO.
Puedes ser del Atleti, del Madrid o del Barca; que te guste la música clásica o el rock; la cerveza o el agua mineral. Pero si eres un friki de la Fórmula Uno como yo casi todos coincidimos en que el MP4/4 es el mejor coche de la historia conducido por uno de los mitos al volante, Ayrton Senna, Ah, sí, ya se me olvidaba, también lo condujo un francés, creo recordar. Su nombre, si no me equivoco es Alain Prost, o algo parecido. El McLaren del 88 es uno delos diamantes mecánicos más brillantes de todos los tiempos. Los padres -diseñadores- de la criatura fueron Steve Nichols y Gordon Murray. Y al frente del proyecto, como jefe de equipo, un tal Ron Dennis, que además de su mala leche, volcó sus conocimientos en el mundo de la competición. Uno de los secretos de esta maravilla reside en la construcción de un chasis de línea baja. Este diseño aumentaba el flujo de aire de la parte inferior hasta la posterior del vehículo, aumentando la estabilidad y las prestaciones del ‘pepino rojiblanco’. Tampoco se puede perder de vista el sobresaliente motor de origen Honda RA168E V6 Turbo -quien les ha visto y quien les ve a los nipones- , que disponía de algo menos de 700 caballos y 1.494 cc. Como todo lo bueno su presentación se hizo esperar. Y estuvo terminado con el tiempo justo para que los dos pilotos pudieran probarlo durante un día en el circuito italiano de Ímola. La superioridad de los monoplazas fue tan insultante que vencieron en 15 de las 16 citas. Al mismo tiempo sumaron 25 podios, 10 dobletes, 15 poles, 10 vueltas rápidas y lo más importante el Campeonato de Marcas para McLaren y el de Pilotos para el mítico Ayrton Senna en 1988. ¡Lástima que Honda no sea ni la sombra de lo que fue!
Por otra parte, también nos hemos acordado de los monoplazas más sexys que han rodado en los circuitos. Pensamos que estas bellezas mecánicas no podían faltar en un tema relacionado con lo mejor de la F1. Disfruta con unos diseños que son muy molones y que causaron admiración en los circuitos.
Resulta imposible contemplar la silueta del Mercedes W196 y no quedar hechizado por ella. La flecha de plata no tiene rival en el campo de las conquistas. Se exhibió por los trazados de medio mundo entre 1954 y 1955. Y despertó comentarios de admiración que sonrojarían al bólido más pintado. Por si había algún extraterrestre que dudara de su guapura se produjo en dos variantes. La original se llama Mercedes W196 S (Streamleaner) y es una auténtica bomba sensual sobre ruedas. La otra versión nació de una iniciativa de Juan Manuel Fangio, piloto de la marca. Éste encontró que sería mucho más práctico para su tipo de conducción dejar al descubierto las ruedas del monoplaza. Porque con esta variación, le resultaría más sencillo encontrar los puntos de referencia para trazar las curvas puesto que los neumáticos quedaban visibles. Y fue dicho y hecho. Fuera parte del vestido plateado. Así, nació con la apariencia clásica de un bólido de carreras la versión conocida con el nombre de Mercedes W196, a secas. Ambos pibones -bólidos- formaron pareja con el mencionado Fangio y con el británico Sterling Moss. Con el pentacampeón argentino a su lado, el bello coche sumó las coronas mundiales de 1954 y 1955. Fueron un matrimonio, o en este caso, un trío muy exitoso. El responsable de la hermosa criatura fue Rudolf Uhlenhaut. Introdujo importantes innovaciones procedentes del campo de la aviación militar, concretamente de los aeroplanos de combate Messerschmitt Bf 109. Y ya se sabe que en el tema bélico, los teutones se llevan la palma.Poseía un ardiente corazón -motor-, con 8 cilindros en línea y 2.496 cc., que desarrollaba una potencia de 290 caballos a 8.700 r.p.m. En esta ocasión, belleza y fortuna fueron de la mano, algo que también ocurre actualmente entre ciertos personajes del paddock. Obtuvo 9 victorias, 8 poles, 9 vueltas rápidas y 17 podios en 12 pruebas.Durante esos años, como puedes ver, Mercedes fue el amo y señor de la pista. Nacía la leyenda de una flecha de plata que llegaba directa al corazón de los aficionados.Para evitar tentaciones, te comentaremos que en 2013 se vendió en la casa de subastas Bonhams un ejemplar de 1954 por 22,7 millones de euros.
La escudería británica siempre ha tenido fama de diseñar monoplazas muy atractivos… y exitosos. Su creador fue Colin Chapman, alma mater de la compañía. De la mente privilegiada de este ingeniero inglés siempre surgían bocetos extraordinarios y soluciones innovadoras para sus coches. Y un ejemplo de ello lo constituye el Lotus 49. Es considerado uno de los monoplazas más influyentes en la categoría. Su motor formaba parte de la estructura del coche con el fin de aguantar y repartir el peso del propio vehículo. A partir de entonces y hasta la fecha, dicha disposición ha sido incluida en todos los bólidos.
Debutó en el GP de Holanda de 1967 disputado en Zandoort, con la pole para Graham Hill y la victoria de Jim Clarck. Se apuntó 4 triunfos en esa temporada. Sin embargo, la falta de fiabilidad de su motor Cosworth le impidieron hacerse con el mundial. El 49, al margen de su indudable belleza estética, fue protagonista de una de las épocas más gloriosas de la firma. Lotus obtuvo 7 campeonatos del mundo de la categoría reina del motor.
La prematura muerte de su creador a los 54 años de edad marcó el inicio del declive del equipo. Había desaparecido la fuente de inspiración y el corazón de la escuadra. Pero el Lotus 49 quedó como un icono de la vanguardia que Chapman representó para la competición.
Los diseños, el savoir faire y la elegancia de la alta costura francesa tuvieron su réplica en el Ligier-Ford de 1979. Este es uno de los monoplazas más elegantes de todos los tiempos. En su carrocería destacaba además del color blanco, el azul de la empresa tabacalera Gitanes. Una combinación cromática muy atractiva. El padre de la hermosura fue el genial Gérard Ducarouge.
Disponía de un motor Ford Cosworth y de una caja de cambios de origen Ligier. El equipo era netamente galo, y sus pilotos Jacques Laffite y Patrick Depallier, como no podía de ser de otro modo, también procedían de aquel país. Sumaron 3 victorias y 8 podios, y terminaron en el tercer lugar del campeonato del mundo, por detrás de Ferrari y Williams.
¿Quién no recuerda al legendario Ayrton Senna compitiendo con un hermoso bólido de color negro y letras de publicidad doradas sobre la carrocería? Pues, amigo, ese es el Lotus 97T de 1985. El mito brasileño llegó a la escudería inglesa tratando de crecer tras debutar el año anterior en el Gran Circo. Y se encontró con un equipo en declive que le ofreció un monoplaza por debajo de su talento. Porque si el coche negro hubiera sido tan bueno como bonito, Senna habría ganado todas las carreras con una mano.
En realidad se trataba de una simple evolución del modelo de la temporada anterior. Al menos contaba con un potente propulsor Renault-Gordini V6 turbo de 1.500 cc. que escondía sus mediocridades. El diseño corrió a cargo de Gerard Ducarouge y Martin Ogilvie que incorporaron una especie de paneles laterales, los bargeboard. Con esta innovación, se mejoraba el flujo lateral de aire a través del vehículo. O eso decían ellos.
Ayrton cuajó una actuación épica en la segunda carrera del año. Fue en el GP de Portugal de 1985. Sobre el asfalto de Estoril y bajo el diluvio universal realizó una carrera memorable que le llevó a su primera victoria en la categoría. Allí se convirtió en el dios de la lluvia. Así comenzaba su leyenda.
El ídolo carioca y su compi Elio de Angelis lograron dos victorias, nueve podios y la cuarta posición en el campeonato de constructores para Lotus. La escuadra británica retuvo en sus filas a Senna hasta 1988.
Para los amantes de la F1 resulta imposible no reconocer al Williams FW15C. El mítico monoplaza tricolor –blanco, azul y amarillo Camel- es, además de un monumento estético, un prodigio tecnológico. En él se introdujeron soluciones y avances electrónicos revolucionarios.
Aunque el diseño del coche fue desarrollado por Adrian Newey y Patrick Head, la aerodinámica no resultó determinante. Sus prestaciones sobresalientes llegaron de la mano del poderoso motor y, sobre todo, de las ayudas electrónicas. Entre ellas destacaba la suspensión activa e independiente que permitía la modificación de su altura para adecuarse a cada sección del asfalto.
Y por si esto fuera poco, el Williams disponía de frenos ABS, sistema de control de tracción y el llamado push to pass, un accionamiento que permitía elevar la parte posterior del monoplaza. Con este invento se reducía la resistencia al suelo, lo que se traducía en un incremento de la velocidad máxima. En el aspecto mecánico, montaba un brutal propulsor Renault V10 de 3500 cc. y unos 780 caballos de potencia.
La superioridad del bólido frente a sus rivales, le llevó a lograr 10 victorias en los 16 grandes premios en 1993. Los pilotos del equipo eran Alain Prost y Damon Hill. El enchufado de Jean-Marie Balestre Prost consiguió en esa temporada su cuarto, y afortunadamente, último título mundial. Y la escudería terminó en 6ª posición de la general de constructores.
Si eres un amante de los datos frikis, te recuerdo que del Williams FW15C se construyeron dos chasis con dimensiones distintas. El motivo, los pies de Damon Hill que eran demasiado grandes para poder encajar en el espacio destinado a los de Prost.
En definitiva, el Williams era un avión, o como lo bautizó Alain Prost, un pequeño Airbus. La superioridad de la bella criatura fue tan descarada que en la siguiente temporada se prohibieron todos los sistemas que incorporaba. No hace falta recordar lo que supuso esta medida para la F1 y en especial para el mítico Ayrton Senna.
Después de ver las fotos y admirar esos bólidos, resulta obvio que la evolución de los coches de F1 ha sido impresionante a lo largo de la historia.
F1: las batallas míticas
¿Qué habría sido de la Categoría Reina sin los grandes duelos de la F1 entre los gladiadores de la pista? Pues un tostón infumable, cómo ha sucedido en algunas etapas soporíferas de la competición. Porque sin duda alguna, las épocas más brillantes han venido de la mano de los grandes combates, en los que saltaban chispas dentro y fuera de los circuitos.
Evidentemente que las batallas por excelencia fueron las que protagonizaron Senna y Prost en los años 80. Pero, tampoco te pierdas los de Juan Manuel Fangio y Mike Hawthorn (GP de Alemania 1957), Rene Arnoux y Gilles Villeneuve (GP de Francia 1979), Ayrton Senna y Nigel Mansell (GP de Mónaco 1992), Fernando Alonso y Michael Schumacher (GP de San Marino 2005). Ten muy claro que sin estos combates lo mejor de la F1 no habría sido igual.
Citas legendarias
No hay mejor homenaje a los sesenta y seis años del Gran Circo que rememorar las mejores carreras de la Historia en la F1 . Nos referimos a las pruebas disputadas en Alemania 1957, Francia 1979, Mónaco 1984, Japón 1988 y Canadá 2011.
En ellas vas a encontrarte con los ingredientes genuinos de la competición: emoción y rivalidad con los nombres míticos de la velocidad.
El diabólico escenario, el antiguo Nürburgring, y el piloto protagonista de la hazaña en 1957, Juan Manuel Fangio, no dejan lugar a dudas. Cuando te pregunten en el Trivial sobre la mejor cita del Mundial, ya sabes lo que debes responder. El mérito del campeón argentino fue brutal teniendo en cuenta que sufrió una parada en boxes al estilo Toro Ross. Perdió más de un minuto. Pero, los héroes se revelan contra su destino. Jamás pierden la fe en sí mismos. Aquel día Fangio corrió hasta abrazar la leyenda en forma de triunfo. En aquella época competían con rudimentarios bólidos compuestos por los frenos, un volante, 4 ruedas y poco más. Superaban los 200 kms/hora sin dificultad. Son los tiempos de los gorros de cuero y las gafas de aviador. Secuencias épicas en blanco y negro.
Los aficionados que asistieron al GP de Canadá 2011 fueron testigos de una de las citas más emocionantes de los últimos lustros. En ella todo fue espectáculo y emoción. El diluvio universal que inundaba el Circuito Gilles Villeneuve obligó a dar la salida con los monoplazas detrás del coche de seguridad. A partir de ahí, se desató la locura y el caos. Había llegado el momento del showtime. Por una vez, el Gran Circo estuvo a la altura de su apelativo. Multitud de incidentes en pista,con 6 apariciones del safety car. Además se batió el récord del número de adelantamientos, 136, y el de pit stops, con 76. Fue un hermoso regalo para el fiel y empapado público canadiense. La carrera duró más de 4 horas, ya que estuvo interrumpida unos 120 minutos por la bendita lluvia. Y por si todo esto fuera poco, Jenson Button se puso líder en la última vuelta y le levantó el triunfo a un sorprendido Sebastian Vettel. ¡Qué llueva, qué llueva, la Virgen de la Cueva! Esa es la cancioncilla que desde entonces tararea Ecclestone. Todo sea por el bien de su multimillonario negocio.
Las mejores pasadas de la F1: así se adelanta
Tampoco podemos olvidarnos de los mejores adelantamientos de la F1 que se han producido desde 1950. La espectacularidad y dificultad de esas maniobras al límite las han hecho permanecer en la memoria de los aficionados y ahora nosotros las rescatamos para ti.
Se te va a acelerar el pulso admirando las flipantes pasadas entre René Arnoux y Gilles Villeneuve (GP de Francia 1979), René Arnoux y Gilles Villeneuve (GP de Francia 1979), Senna-Mansell (GP de España 1991), Alonso vs Schumi (GP de Japón 2005); y la de Mika Hakkinen a Michael Schumacher (GP de Bélgica 2000).
Aunque suene raro, hubo un tiempo en el que Ferrari y Renault estaban en la cima del éxito. Y además contaban con pilotos rebosantes de calidad y arrojo. Fruto de ello, se vivió sobre el asfalto del Dijon-Prenois una de las guerras más hermosas y alucinantes por conquistar el espacio delantero. Sus protas en el GP de Francia 1979 fueron René Arnoux, que como buen francés corría con Renault, y el gran Gilles Villeneuve, a los mandos de un bólido rojo. En la secuencia se puede apreciar cómo se pasan y repasan en varias ocasiones. Ambos monoplazas llegan a rodar tan próximos que el segundo de ellos se convierte en una prolongación del primero. De las múltiples pasadas que se pegan, no os perdáis un interior que el amigo Arnoux le mete a Villeneuve y otro en el que éste le devuelve la moneda al galo poco después en el mismo sector. Ambos pilotos interpretaron una versión setentera del bailar pegados de Sergio Dalma, pero a ocho ruedas. O si lo preferís, una persecución implacable y obsesiva al estilo del Correcaminos y el coyote. Competición en estado puro. Un francés y un canadiense nos regalaron unas de las vueltas más hermosas de la historia de la F1. Gracias a los dos.
En muy pocas ocasiones dos gladiadores del volante se han mostrado con la determinación por defender la posición como lo hicieron Nigel Mansell y Ayrton Senna en 1991. Fue durante el GP de España disputadísimo en el Circuito de Montmeló. El británico y el genio brasileño rodaron en la recta principal a más de 320 kilómetros por hora a escasos milímetros, rueda con rueda, sin ceder el espacio. De ese duelo salieron, en sentido literal, chispas. Finalmente el león británico le enseñó las fauces al carioca que cedió unas micras. Esa distancia fue suficiente para que Mansell, tras asestarle un zarpazo, le mostrara la parte trasera de su bólido al carioca. Una maniobra repleta de emoción, plasticidad, lucha, pero no exenta de deportividad. Felicidades a los dos. Como diría un amigo mío muy cursi, poesía en movimiento.
Es considerado por muchos expertos, aficionados, corredores y frikis del motor como el mejor adelantamiento de la F1. Y debo confesar que no les falta razón. Jamás he contemplado una maniobra tan peligrosa, compleja, rápida, peculiar y excitante…, en el tema del automovilismo, claro. Por si alguno de vosotros todavía no sabe a qué me refiero, hablo de la pasada -en el amplio sentido de la palabra- que Mika Häkkinen le pegó a un estelar Schumacher, mientras superaban ambos a un acongojado Ricardo Zonta en el GP de Bélgica del 2000. El brasileño vio por el retrovisor de su BAR como llegaban dos misiles: uno de color plateado y otro de tonos rojos. El escandinavo adelantó a Ricardo por la derecha y el teutón por la izquierda. El vencedor de esta trepidante acción fue el finlandés que le dejó sin palabras al Kayser. Im-pre-sio-nan-te. Dadle al play de You Tube. Entonces entenderéis que estos dos se saltaron las leyes de la física de Newton en un día inolvidable en Spa-Francorchamps. Allí escribieron una de las páginas más espectaculares del mundo del motor de todos los tiempos.
Uno de los pilotos más difíciles de rebasar ha sido Michael Schumacher. Muchos han sufrido sus malas artes en la pista a la hora de defender la posición. Y uno de los puntos más temerarios del planeta para tratar de superar al rival se llama 130R. Este no es el nombre de un misil antiaéreo, aunque sí resulta casi tan peligrosa como esas armas. Nos referimos a la peligrosísima curva número 15, la más rápida del trazado de Suzuka. ¿Os podéis imaginar que haya algún piloto lo suficientemente osado o temerario que trate de dejar atrás al Káiser en esa infernal zona? Pues, sí existe. Se llama Fernando Alonso Díaz y con su Renault realizó uno de los exteriores más trepidantes de la historia en el GP de Japón de 2005. El Barón Rojo se vio sorprendido por la maniobra casi suicida de Fernando, puesto que es un lugar casi prohibido para adelantar. Fernando manifestó que ése fue su mejor adelantamiento en la F1. En este caso, una imagen sí vale más que mil palabras. Disfrutad con este vídeo que sigue emocionando.
Desde Top Gear hemos querido dejar para el final de este ranking la espectacular acción que protagonizó el mítico Ayrton Senna en el vetusto trazado de Donington Park en 1993. Durante la primera vuelta -probablemente la mejor en toda la historia de la F1- del GP de Europa el mito brasileño, al volante de su McLaren MP4/8, firmó una de las mejores actuaciones de su vida. En realidad se trata no de uno, sino de cuatro adelantamientos que te dejarán con la boca abierta. A lo largo de 4.023 metros, y desde la salida de la carrera, superó a los rivales que le precedían para ascender de la quinta a la primera posición. Y todo ello sobre un peligroso y mojado asfalto. Viendo estas imágenes comprenderéis mejor por qué se le llama el dios de la lluvia y por qué continúa siendo idolatrado por una legión de fieles que no le olvidan. Ayrton en estado puro. Los buenos aficionados -con cierta edad como la mía- jamás podremos olvidar una de las grandes lecciones del catedrático de la velocidad. Siempre Senna.
Para (casi) el final te hemos dejado la primera vuelta de Ayrton Senna en el GP de Europa de 1993, una de las míticas exhibiciones en agua . No te pierdas los vídeos de la galería.
Las mayores remontadas de la F1
Si ganarle la posición a un rival puede ser una obra de arte en la F1, imagínate lo que supone firmar las mayores remontadas desde el fondo de la parrilla. Pues esas son las machadas que consiguieron Sebastian Vettel (Abu Dabi 2010), Kimi Raikkonen (Bahrein 2006), Fernando Alonso (Mónaco 2010), Michael Schumacher (Spa 2011) y Lewis Hamilton ( Hungría 2014). Lee los detalles de sus épicas recuperaciones de posiciones en el artículo que aparece debajo de estas líneas.
F1: las salvadas más alucinantes
Solo los pilotos con el pulso de un neurocirujano pueden corregir la trazada cuando sus monturas tratan de descabalgarlos. En estas situaciones, un puñado de superdotados de la Fórmula 1 han rubricado las mejores salvadas , solo aptas para los que poseen nervios de acero y guantes de seda.
Flipa cómo algunos pilotos supieron evitar lo que parecía un castañazo seguro.
Los finales más igualados
No queremos despedirnos de lo mejor de la F1, sin mencionar las llegadas a meta más ajustadas . En las citas de Italia 1969 y 1971, Austria 1980, España 1986, Canadá 2000, los dos primero clasificados llegaron con una diferencia similar a un parpadeo de ojos. ¡Madre mía!