La gasolina limpia los inyectores diésel, ¿verdad o mentira?

Inyectores

Noelia López

Te lo ha dicho tu cuñado, pero... ¿es cierto?

Seguro que tu vecino te ha contado que con gasolina se pueden limpiar los inyectores diésel. Tú no has sabido muy bien qué decir, porque no sabes si esto es verdad o se lo está inventado, pero piensas que si es cierto es un inventazo.

En realidad, el mito (o no, lo de si es verdad o leyenda urbana lo desvelamos un poco más abajo) es un muy antiguo. De hecho hay quien durante años lo ha utilizado como argumento para convencer a los escépticos de las ventajas comprar un coche de gasóleo.

 

La base científica de este consejo de cuñao es que el poder disolvente de la gasolina y su mayor capacidad de detonación permiten que, durante la fase de compresión en la que una cámara diésel se encuentra obligando a la mezcla a llegar al momento óptimo para la combustión, los restos procedentes de un mal aprovechamiento de la energía generada por la mecánica sean destruidos.

La desconfianza que te ha generado el consejo de limpiar los inyectores de tu coche diésel con gasolina es la que te va a salvar del desastre. Porque no, no es verdad que echar un combustible diferente al que utiliza tu coche te vaya a dejar la mecánica como nueva.

El gasóleo tiene propiedades distintas a la gasolina, entre las que se encuentra un mayor poder de lubricación para garantizar que las distintas piezas involucradas en darle movimiento al cigüeñal no sufran más daños que los previstos. 

Pero aún será si tu coche diésel es de los modernos. Entonces lo más probable es que el propio vehículo se de cuenta de que en el carburante hay algo extraño... siempre y cuando el propio filtro de combustible no empiece a mostrar síntomas de un mal funcionamiento derivado de la mezcla tan extraña a la que se estaría enfrentando gracias a la lucidez de su propietario. 

La solución

Si necesitas limpiar los inyectores de tu coche de gasóleo, la mejor solución es añadir a la mezcla un aditivo desarrolla expresamente para este cometido. Que no, que los milagros no existen.