Un motor chino alcanza Mach 9 con el combustible low cost RP-3

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China está investigando una nueva generación de motores supersónicos, tanto para aviación como armamento. Y han conseguido alcanzar Mach 9 con un combustible low cost.

Si algo nos gusta a los amantes de la velocidad y los coches deportivos, es también la aviación. Desde el ámbito comercial hasta los cazas de combate. Y la noticia de hoy está relacionada con este ámbito y los combustibles llamados low cost.

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Concretamente, estas velocidades se aplican a misiles de largo alcance intercontinentales. Y en este caso, China ha creado el motor de detonación rotativo (RDC) más potente del mundo, capaz de alcanzar Mach 9 (unos 11.000 kilómetros por hora). Si bien, en menor escala es aplicable a aviones.

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Al menos por el momento, porque la carrera aero-espacial es interminable. Los chinos están usando un combustible de bajo coste y el sistema de detonación rotativa combinados, que genera ondas de detonación y compresión a altísimas frecuencias.

Al no detonarse de forma continua, se usa mucho menos combustible que en los motores tradicionales y también se aumenta el impulso. Y de hecho en Estados Unidos se ha combinado con la tecnología llamada ramjet (una especie de postquemador que necesita alcanzar velocidades supersónicas para funcionar).

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Los japoneses ya usaron la tecnología RDC en 2021 y fueron los primeros en hacerlo. Ahora, la hazaña de los chinos consiste en que el combustible utilizado (similar a las propiedades que presenta la gasolina o el queroseno), es muy barato. Una especie de diésel para uso aéreo.

El carburante se introduce en un espacio vacío entre dos cilindros coaxiales que permiten detonaciones continuas y una canalización de los gases a gran velocidad derivados de esa reacción, que a su vez se transforman en impulso.

En esencia, esa detonación es progresiva y controlada de manera electrónica dependiendo de la velocidad y factores como la altitud, ya que la entrada de aire del exterior al motor es fundamental para comprimir los gases en el interior y llevar a cabo una buena reacción. De hecho, China asegura que se han encontrado con problemas a partir de Mach 7, donde la detonación se vuelve inestable.

Así que la solución pasa, según los artífices del estudio, por restringir la entrada de aire entre Mach 7 y Mach 4 aproximadamente, para controlar la temperatura del combustible y que se caliente lo suficiente como para permitir la autoignición del mismo en el reactor. O, por otro lado, modificar la aerodinámica de la aeronave.

Sin duda, la mejor aplicación para estos avances se encuentran en misiles, pero el uso y la investigación de combustibles puede ser crucial también para la automoción. Salvando las distancias entre ambos mundos, ya que los coches no necesitan índices de octanaje tan altos.