El piloto que menos duró en la F1: 500 metros y 14 segundos. ¡Qué crack!

Gran_Premio_d'Italia_1993

Javier Prieto

La marca del fenómeno italiano está al alcance de muy pocos en la F1

En la Categoría Reina han existido corredores malos, espantosos y en otra dimensión exclusiva aparece un 'fenómeno' (paranormal) italiano. Marco Apicella. Ese el nombre de nuestro héroe. Se trata de un piloto que estableció un récord insuperable. Disputó menos de 500 metros en la Fórmula 1. Sí, has leído bien: qui-nien-tos.

Concretamente, ésa fue la distancia que recorrió antes de jugar una partida de bolos (estamparse) con sus rivales en el GP de Italia 1993. Sucedió un glorioso 12 de septiembre, y para más escarnio, antes sus paisanos y amigos en Monza.

Allí el deportista de Bolonia protagonizó la carrera -en todos los sentidos- más corta de la Historia de la especialidad. Evidentemente, ningún otro competidor ha conseguido arrebatarle esa mítica marca.

Pero, ¿cómo llegó a la F1 este crack?

Su caso, digno de estudio, no tiene nada que ver con el de aquel piloto germano que se coló en el GP Alemania 1977. Lo de Apicella fue tener la suerte de estar en el momento adecuado en el sitio justo. Tras la sorpresiva retirada del belga Thierry Boutsen en el GP de su país, había quedado un asiento libre en la escudería Jordan.

Su propietario Eddie Jordan, con menos vista que un topo, se fijó en el ínclito Apicella cuando éste se buscaba la vida -sin pena ni gloria- en la F3000 japonesa. Vale, es cierto que allí logro un cuarto puesto en 1993. Pues así fue cómo por arte de birlibirloque, se vio sentado ante sus compatriotas en el Jordan 193 número 15. Evidentemente su experiencia al volante de un monoplaza de Fórmula 1 era entre cero y nada. Y claro, con esos antecedentes, pasó lo que tenía que suceder. Aquella aventura fue una comedia a la italiana.

El día de 'autos'

Desde los entrenamientos, Marco Apicella demostró todo su potencial en la pista. Se clasificó 23º casi a medio segundo de su compi (Rubens Barrichello) y a 4,5 de la pole. Casi nada. Pero cuando realmente exhibió su calidad fue al día siguiente en la carrera. Vio el semáforo verde, aceleró a tope en la recta de Monza y se llevó por delante a todos los que se encontró a su paso, entre ellos al finés JJ Letho.

De ese modo, debutó y se retiró de la F1, apenas transcurridos unos pocos segundos y menos de un kilómetro en el Gran Circo. Hay veces que ese nombre le viene que ni pintado a la máxima categoría del Automovilismo en ciertas ocasiones como la que nos ocupa. Por cierto, después de aquel fiasco regresó al país nipón para seguir sembrando el 'terror' entre sus rivales. Afortunadamente, permaneció allí bastante tiempo. Se desconoce su actual paradero. 

   

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