Prueba Alpine A110: pasado y presente unidos para que disfrutes

Alpine A110 Premiere EditionTG

Alfredo Rueda

Medio siglo después de que apareciera el Renault Alpine A110, los forofos de este coche están de enhorabuena, ya que llega para reproducir de forma exquisita todos sus encantos… y alguno más.

Esta prueba del Alpine A110 no es una más. Se trata de un modelo que causó sensación allá por 1962, cuando vio la luz por primera vez. Más de medio siglo después, y por primera vez en mi vida, me monto en uno. Aunque sea el nuevo.

¿Cómo se ha construido?

Se han necesitado tres años para darle forma al nuevo Alpine A110. Y a pesar de los cambios, su genética sigue siendo la del mítico Alpine A110 clásico. Lo más llamativo es el frontal, con sus cuatro luces diurnas. Inconfundibles. Si las ves por el retrovisor acercarse… date por adelantado. Su zaga cuenta con un look renovado, moderno, con pilotos de LED e intermitentes dinámicos.

Pero lo más importante son los materiales utilizados. Hago esta prueba del nuevo Alpine rodeado de aluminio en chasis y carrocería (excepto el techo, de composite) que permite alcanzar un peso de 1.080 kilos, 1.103 si hablamos de la versión que he podido probar en las cercanías de Marsella (Francia), una edición limitada denominada Premiere Edition y de la que se ha destinado casi 2.000 unidades a Europa, 30 de ellas a España, ya todas vendidas (sí, las europeas, y las españolas).

Interior del nuevo Alpine A110

Bueno a ver, confortable… en su justa medida, y nunca mejor dicho. Los asientos tipo bacquet de esta versión no tienen respaldo regulable, pero está situado de una forma muy estudiada y recoge el cuerpo de forma espectacular. Es bastante amplio para los dos pasajeros, pero he notado una gran carencia de huecos para dejar cosas. Porque a excepción del que se sitúa bajo la consola central, no hay mucho más donde dejar cosas.

Luego está el aire racing que se respira. Por ejemplo, sientes que el coche es muy ligero nada más cerrrar las puertas. Diría que incluso son más ligeras que las del propio Porsche 718 Cayman.

También está su aspecto, futurista a tope. Y de calidad. Se han utilizado materiales como el aluminio, el cuero o la fibra de carbono para darle un aspecto deportivo y, a la vez, glamouroso.

Alpine A110

Un depósito de gasolina detrás del eje delantero, el motor delante del eje trasero, un reparto de peso del 44% delante y un 56% detrás, además de unas dimensiones bastante compactas (4,18 cm de largo, 1,80 mm de ancho y 1,25 de alto), y aderezado por un bajo centro de gravedad, proporcionan una increíble agilidad, sobre todo en su terreno favorito: carreteras de buen asfalto reviradas y más reviradas a ser posible de montaña, lo que le dio el nombre a este modelo.

¿Qué motores llevará el nuevo Alpine?

Motores, no... solo tendrá uno que es in menso. Esta prueba del nuevo Alpine A110 está protagonizada completamente por el motor 1.8 turbo derivado del Renault Mégane RS, desarrollado por los ingenieros de Alpine junto a los de Renault Sport y que ofrece 252 CV a 6.000 rpm y un par máximo de 320 Nm. Su aceleración de 0 a 100 km/h es de sólo 4,5 segundos y su velocidad máxima, limitada a 250 km/h.

Este cuatro cilindros se combina con una caja de cambios automática de doble embrague y siete velocidades, con manejo secuencial a través de levas fijas tras el volante. Rapidísima, encaja perfectamente con la rapidez con la que sube de vueltas su mecánica. Una simbiosis perfecta.

Alpine A110

Posee tres modos de conducción (Normal, Sport, Track) que permiten modificar los parámetros del motor y de la caja de cambios, de la dirección, ESC y sonido del escape. El cambio, en el modo Sport, petardea de lo lindo al subir de marchas y, sobre todo, cuando recuperas o dejas de acelerar. Un auténtico regalo para los oídos. Igual que su motor, que cuando sube de vueltas te acelera el pulso.

Y el chasis se encarga de asumir toda la potencia y trasladarla al suelo de una forma magistral. No hay pérdidas de tracción (recordemos que es un tracción trasera) a no ser que encuentres asfalto mojado, y su precisión de guiado es espectacular. Casi tanto como el equilibrio general del coche, en el que su bajo centro de gravedad permite rápidos cambios de dirección y fulgurantes pasos por curva sin inmutarse ni descomponerse.

El Alpine A110 es el único de su segmento capaz de alcanzar los 250 km/h sin necesidad de montar alerón. ¿Por qué? Pues porque cuenta con una dinámica de lo más trabajada, que comienza por carenar totalmente sus bajos y continúa por dotarlo de un difusor con aletas que asienta el coche en la parte trasera a alta velocidad.

¿Cómo va?

De maravilla. Gracias a su bajo peso, en esta prueba del Alpine A110 puedo hablar de algo poco habitual: de un equilibrado reparto de pesos y un bajo centro de gravedad.

Por eso, cuando empujas a fondo, enlazas curvas con solvencia. Las inercias parecen no existir y permiten un paso por curva endiablado. Pero casi lo mejor es que no se descompone si lo llevas al límite. Quizá el eje delantero se note un poco flotante en determinadas y muy extremas circunstancias, pero su aplomo en general es increíble, y eso que el set-up de las suspensiones es único: no existen amortiguadores adaptativos ni nada similar.  .

El paso por curva es rapidísimo y genera mucha confianza tanto con buen asfalto como con él roto. La suspensión, de dobles triángulos y heredada de la competición, tiene mucho que ver en ello. 

También suena bonito, más trabajado que el propio Cayman, con el que no puedo evitar compararlo todo el rato. Es un tanto más áspero y parece que te pide guerra.

¿Y cuánto va a valer?

Para acabar la prueba del Alpine A110, viene lo doloroso. Este Alpine A110 Premiere Edition, es el que primero llegará a España. Lo hará antes del verano y su precio: 61.500 euros, pero no corras… ya están todas vendidas. Puedes optar a alguna de las dos versiones (Puré, más deportiva y Legend, más equipada) que llegan después del próximo verano y cuyo precio oscilará entre los 57 y los 65.000 euros. Míralo de esta forma: tienes tiempo para ahorrar todo lo que puedas en este medio año que falta.

Nuestro veredicto

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