Prueba del Nissan Qashqai 1.3 158 CV MHEV 4X2: un pionero que no desfallece

Prueba del Nissan Qashqai 1.3 158 CV MHEV 4X2

El superventas japonés mantiene intactas sus cualidades

Comienzo con ganas esta prueba del Nissan Qashqai 1.3 158 CV MHEV 4X2. El japonés ha sido durante años uno de los más populares en el terreno de los SUV y, ahora que este segmento se ha vuelto aún más competitivo, debe poner sus cualidades a relucir más que nunca. La pregunta es, ¿lo consigue?

De entrada, con su aspecto, no va mal desencaminado. El modelo original fue lanzado al mercado por Nissan en 2007, pero ha ido evolucionando notablemente con el paso de los años hacia algo más sofisticado. El año pasado estrenó una nueva generación y la idea era mantener su relevancia dentro de los todocaminos.

Para ello, el diseño del Nissan Qashqai se ha renovado por completo y el salto respecto de la anterior generación es evidente. Me llaman especialmente la atención detalles como los afilados grupos ópticos, que crean una imagen más imponente. Además, toques como la parte superior de color negro aportan más frescura a la estética.

En el caso de mi unidad de pruebas, además, me encuentro con el acabado TEKNA+. Es el superior dentro de los que hay disponibles y se caracteriza por varios detalles dentro y fuera del coche. Eso sí, sin llegar a subirse, lo que más llama la atención son las llantas de 20” envueltas por unos neumáticos 235/45 R20.

Prueba del Nissan Qashqai 1.3 158 CV MHEV 4X2

Eso sí, esto no es lo único característico de esta versión. En el habitáculo encuentro unos asientos con tapicería de piel sintética de buen tacto, así como con un techo de cristal panorámico no practicable que aporta luminosidad y elementos como un sistema de sonido Bose. Sin duda, son solo detalles, pero logran generar una atmósfera más agradable a bordo.

Aun así, más allá de estas cuestiones, lo primero que destaco del interior del Nissan Qashqai es la sensación de amplitud en las plazas delanteras y traseras. Tanto el conductor como los ocupantes pueden viajar sin problemas en él y lo he podido comprobar yo, que con mi 1,90 de altura no me he sentido ‘agobiado’ en ningún momento.

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Por otro lado, el diseño del salpicadero es agradable y hace que el manejo de los mandos -aún físicos para muchas funciones- sea cómodo en todo momento. También me dan buena sensación los materiales utilizados, blandos en su mayoría, aunque en las plazas traseras sí se pueden encontrar plásticos duros mejorables en zonas como las puertas.

En el apartado tecnológico, dentro del Qashqai me encuentro dos pantallas. Una hace las funciones de cuadro de instrumentos y se ve con total claridad en todo momento. También hay un Head-Up display que es bastante útil, pero puede verse durante unos segundos con un cuadro azul a su alrededor al entrar o salir de un túnel, lo que se hace algo molesto.

Aun así, la estrella de este habitáculo -y de cualquier otro coche actual- es la pantalla central. Sus dimensiones son adecuadas. No se siente voluminosa, pero tiene un buen tamaño como para verse con claridad. Aquí, los gráficos podrían tener un diseño más sofisticado para mi gusto, pero cumplen su función y siempre puedes optar por el Apple CarPlay/Android Auto.

Además de su aspecto, el funcionamiento de la pantalla es correcto por lo general. La respuesta podría ser algo más inmediata, sí, pero no llega a ser una molestia. Eso sí, en ocasiones se pueden dar algunos ‘cuelgues’ momentáneos que pueden dar algún que otro quebradero de cabeza.

De todas formas, lo que mejor define a un coche es su comportamiento y me dispongo a llevar la prueba del Nissan Qashqai a la carretera. En esta última generación, la marca japonesa ha optado exclusivamente por motorizaciones de gasolina y mi versión es la DIG-T de 158 CV e hibridación de 12 voltios. En este caso, está asociado a un cambio manual de 6 velocidades.

En marcha, silencio y suavidad

Con esta mecánica, me pongo en marcha y lo primero que se hace evidente es el silencio del habitáculo. La insonorización es sorprendente y prácticamente no llego a escuchar el motor, aunque sí me gustaría poder hacerlo más. Aun así, solo son preferencias personales y es cierto que esa baja rumorosidad ayudará a lograr una mayor comodidad, por ejemplo, en viajes largos. 

Eso sí, no será lo único que logrará esa sensación. La suavidad del motor del Nissan Qashqai es otra de las claves. La respuesta es agradable e inmediata en todo momento, pero no llega a ser brusca. Por supuesto, no puedes esperar un comportamiento deportivo si en algún momento lo requieres, pero no te quedarás insatisfecho durante la conducción.

En el caso de esta versión, además, el cambio manual ayuda a manejar sin problemas la potencia del bloque en función de la situación. En este caso, la palanca tiene un tacto firme y en general es precisa durante una conducción relajada. Junto a ella, otra cosa que me sorprende es el tacto de los pedales, que son más blandos que en otros modelos nuevos.

Además de la respuesta del motor, la dirección tampoco me deja un mal sabor de boca, pero quizás agradecería que fuese más comunicativa en ocasiones. Aun así, tampoco es un problema. Lo mismo sucede con la suspensión, que es firme y podría ser algo más suave, pero que no llega a ser una incomodidad cuando te acostumbras.

Todo esto resume a grandes rasgos la experiencia al volante de este SUV, pero ¿qué hay de los consumos? No están mal, la verdad. Durante la prueba del Nissan Qashqai 1.3 158 CV MHEV 4X2, lo normal ha sido situarse en torno a 5,5 litros cada 100 km, circulando por carretera y ciudad. Eso sí, si conduces a revoluciones más altas, será fácil encontrarse en torno a los 7 litros.

Con todo, lo cierto es que el nuevo Qashqai no ha perdido aquello que le hizo tan popular. A pesar de algunos inconvenientes, es un coche correcto y bien resuelto, un modelo práctico con su comportamiento en marcha agradable. Con unos precios que parten de unos 26.825 euros, no cabe duda de que sigue siendo una gran opción dentro de su segmento.

Nuestro veredicto

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