Pese a las informaciones que se han visto en redes sociales, no se va a prohibir el coche eléctrico. Sin embargo, Suiza hace frente al problema energético y plantea el contratiempo que puede suponer una masificación de los vehículos EV con la consecuente sobrecarga de la red eléctrica.

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El problema del país europeo reside en que la mayor parte de la energía producida en su territorio es hidroeléctrica, con un importante descenso de la actividad en invierno debido al hielo y la nieve, lo que obliga a la nación a importar kilovatios desde el extranjero.

En caso de crisis energética, nada de coche eléctrico

O muy poco al menos. Se trata de una propuesta que de llevarse a cabo, permitiría al gobierno restringir el uso de los coches eléctricos salvo para viajes absolutamente necesarios en la población. Siempre y cuando las circunstancias se compliquen a nivel de abastecimiento y las baterías supongan un problema para la sociedad.

La medida también incluiría horas de apertura de negocios reducida o la vigilancia del uso de elementos de alto consumo como camas bronceadoras (algo habitual en un país donde el sol escasea y la población está generalmente enriquecida).

"El objetivo es efectuar intervenciones que se adapten de manera óptima a la situación, según la situación del suministro energético, las condiciones meteorológicas y las consecuencias para la economía y la población", afirmó el Consejo Federal de Suiza hace unos días.

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Una propuesta que no llega de sorpresa. En California, Estados Unidos, se pidió desde el gobierno federal hace unos meses a la población que evitase recargar sus vehículos eléctricos, ya que la red energética no podía soportar la demanda a finales de verano.

Según un informe de California Energy Commission, electrificar los casi 30 millones de vehículos del territorio de la Costa Oeste de EE.UU supondría una demanda de 17 GW adicionales a los 21 GW que produce actualmente el estado.

Observando que centrales nucleares como la de Diablo Canyon produzcan a máximo rendimiento unos 2,3 GW, se necesitarían otras 20 nuevas plantas para abastecer al mercado. Una situación, por cierto, bastante más ventajosa que la de Europa actualmente. Datos que cada día hacen dudar más de los beneficios de esta nueva forma de movilidad.