Fin de la producción. Llega el momento de decir adiós al Bentley Mulsanne pero antes de que eso ocurra -durante esta primavera- Bentley ha querido explicar los motivos que le han llevado a tomar esta decisión.

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Ha sido el propio CEO de la compañía, Adrian Hallmark, quien lo ha explicado en una entrevista con nuestro compañeros de Top Gear Uk: las ventas. "El segmento de los sedán de gran tamaño ha sido el fundamento de Bentley durante más de 100 años, pero el volumen ha retrocedido... incluso aunque vendamos más que el Phantom". 

El año pasado, Bentley solo vendió en torno a 500 unidades del Bentley Mulsanne, "a pesar de que el número de personas con alto patrimonio neto se ha triplicado en el mundo" desde los días del Bentley Arnage. 

¿No te acuerdas del Arnage? Pues la compañía logró vender 1.200 unidades al año; es decir, el doble del Mulsanne... lo que justifica que hayan decidido sacrificarlo. 

Y no solo a él, también al sucesor del Bentley Mulsanne, ya que no serían capaces de conseguir beneficios (ten en cuenta que se necesitan 400 horas de trabajo para fabricar uno solo de estos modelos).

Por otro lado, esto no significa que se hayan quedado sin berlinas... ya que cuentan con el rediseñado Bentley Flying Spur, que en palabras de la compañía es el "más refinado de todo lo que jamás han construido". Y para que te hagas una idea, por cada Mulsanne se han vendido seis Flying Spur.

Aunque seguro que no te pilla de novedad, también los SUV han contribuido a la muerte del Mulsanne. De hecho, la mitad de las ventas de la compañía corresponden al Bentley Bentayga, el todocamino de lujo. 

Por cierto, la parte de la factoría destinada a la fabricación del Bentley Mulsanne se destinará ahora a expandir la división Mulliner de la compañía, con planes tan interesantes como el Bentley Bacalar. Pues tampoco son tan malas noticias, ¿no?