Bentley Flying Spur

La tradición británica y su amor por el lujo quizá sea uno de los elementos principales que definen a los fabricantes de coches de las islas. Muchos de los automóviles de estas marcas se diseñan con el objetivo de ser un deleite para los sentidos de quienes viajan a bordo, y por eso disfrutan de un grado de exclusividad que otros automóviles de la misma categoría no ofrecen. Dentro de estas marcas británicas encontramos muchos nombres de prestigio. Sin embargo, puede que una de las que se más destacan sea Bentley. Siguiendo los estándares que es su momento definieron a los 'camiones más rápidos del mundo', la firma de Crewe continúa hoy ofreciendo automóviles lujosos y de grandes prestaciones que se ajustan a las exigencias de un público muy concreto. Actualmente, y como un claro ejemplo de lo que la marca de la 'B' alada quiere representar, llega el Bentley Flying Spur.

El Flying Spur llega como la alternativa del fabricante británico a las berlinas intermedias de lujo, una denominación que puede quedarse algo escasa si tenemos en cuenta que este coche mide 5,3 metros de largo. En cualquier caso, cada centímetro del Flying Spur es una reflexión a los que las berlinas de representación deberían ser. No es una cuestión de hacer un coche que cumpla una función, sino de buscar una función que se adapte a este coche. En el aspecto mecánico, el Bentley Flying Spur utiliza los mismos motores que el Continental GT. En su versión más potente, este coche incorpora un propulsor de seis litros y doce cilindros que ofrece una potencia de 625 caballos, suficiente para impulsar las casi dos toneladas y media que pesa este coche. Igualmente, para circunstancias en las que podamos conformarnos con un motor más pequeño, hay disponible también un bloque V8 de cuatro litros que llega hasta los 507 caballos. En ambas motorizaciones existe la posibilidad de elegir la versión denominada 'S', que le añade un extra de potencia. En este coche la transmisión estará compuesta siempre por una caja de cambios automática de ocho velocidades que trabaja conjuntamente con un convertidor de par, y que envía la potencia del motor a las cuatro ruedas motrices gracias a un sistema de tracción total.

El exterior del coche es la representación perfecta del lujo británico. El Bentley Flying Spur se dibuja con unas líneas suaves y alargadas, que contribuyen a acentuar las enormes dimensiones del coche. Su carrocería transmite estabilidad y robustez, pero desde un punto de vista sobrio y elegante. Las posibilidades de personalización exterior del coche son inmensas, ya que solo la carrocería puede pintarse en cien colores diferentes. En la parte frontal del coche destaca la enorme parrilla característica de los Bentley, así como los faros redondos dobles que incorporan tecnología LED. La parte trasera, por el contrario, recuerda a la del Bentley Continental, lo que le dota de un aspecto algo más deportivo pero sin dejar de transmitir la esencia natural del coche. Sin embargo, y a pesar de la gran presencia del a que goza este coche gracias a su exterior, el interior del Flying Spur es sin duda una obra maestra. El habitáculo está diseñado con el único propósito de garantizar el máximo confort para los pasajeros. La calidad de los materiales es superlativa, y apenas se aprecian plásticos. Casi la totalidad del interior se presenta en maderas nobles, en pieles curtidas por expertos y en metales cuidadosamente pulidos. De hecho, algo de lo que se enorgullece Bentley es de tener en plantilla a varios artesanos dedicados exclusivamente a confeccionar los interiores de sus automóviles. En el puesto de conducción, la tónica es la misa. La comodidad es absoluta, y el tacto del volante y los mandos resulta inmejorable. Llama la atención la ausencia de algunos sistemas de seguridad o de asistencia a la conducción que parecen en otros automóviles similares, y el sistema de infoentretenimiento resulta algo obsoleto y poco llamativo, algo que contrasta con el resto del interior. Por lo demás, el Bentley Flying Spur es de puertas para adentro una muestra de lo que podríamos encontrar en una suite de hotel. Hasta las alfombrillas incorporan un ligero acolchado para asegurar que los pies de los ocupantes no se fatiguen durante viajes largos.

Por todo esto, queda claro que el Flying Spur está, en mucho caso, por encima de sus rivales en cuanto a elegancia y confort. El equipamiento es su tendón de Aquiles, pero se compensa gracias a sus exquisitos acabados. En cuanto a su precio, es bastante elevado si lo comparamos con otros coches del segmento. Tan solo el Aston Martin Rapide se acerca a los casi 220.000 euros que cuesta este coche. El Rolls Royce Phantom ronda el medio millón de euros, pero eso ya son palabras mayores. El Bentley Flying Spur es un coche elegante diseñado para conductores elegantes. Este coche no invita a subir demasiado las revoluciones ni a tomar las curvas con excesiva dureza, si no que pretende hacerte disfrutar de la carretera desde la comodidad del sofá de casa. Es cierto que hay alternativas más baratas, pero no son un Bentley.

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