Viejas glorias: la historia del Audi Quattro

Póstrate ante él... lo cambió todo para siempre.

Hoy estrenamos un nuevo capítulo de nuestra saga de Viejas glorias para hablarte del Audi Quattro, uno de los modelos más revolucionarios jamás diseñados y, sin duda, uno de los iconos más representativos de los valores y la firme creencia en el avance de la técnica del fabricante afincado en Ingolstadt. ¿Te gustaron nuestros especiales sobre el Opel Kadett GSi, el Peugeot 205 GTi, el Volkswagen Corrado o el Porsche 911 Targa? Pues empápate con la historia de este unicornio con ruedas nacido en los ochenta. 

El nacimiento de un mito: Audi Quattro

Audi Quattro

Presentado por primera vez al público durante la celebración del Salón de Ginebra de 1980, la variante más potente y salvaje del Coupé que la firma de los cuatro aros también presentó ese año dejó a todo el mundo con la boca abierta gracias a una mecánica muy generosa, a una imagen muy deportiva... y a un novedoso sistema de tracción integral nunca antes visto en un turismo cuyas cualidades quedaron más que demostradas en las diferentes exhibiciones realizadas en un lago helado a pocos metros del recinto del evento. 

Otro clásico eterno: BMW E30

El primer Audi Quattro lanzado al mercado estuvo propulsado por un bloque de cinco cilindros en línea y 2,2 litros que, asociado a un turbocompresor KKK, era capaz de entregar nada menos que 200 CV -que serían 203 en 1987 y 223 en 1989 gracias a la introducción de algunas mejoras- a 5.500 revoluciones por minuto con un par motor de 285 Nm a sólo 3.500 vueltas. Gracias a un peso relativamente contenido -teniendo en cuenta todo lo que conllevaba el incorporar los elementos necesarios para dotar al vehículo de la tracción total- de 1.290 kg, su mecánica era suficiente como para permitirle alcanzar los 100 km/h en 7,1 segundos con una velocidad punta de 222, calzado sobre unas llantas de 15 pulgadas con neumáticos de 205 milímetros de anchura. 

Como podrás imaginar, el simple hecho de que un turismo relativamente generalista estuviera dotado de una mecánica tan potente ya era un hecho sobresaliente por sí mismo... pero quedaba en una mera anécdota al tener en cuenta el tipo de tracción elegido para el coche: hasta ese momento los 4x4 sólo eran concebidos como todoterrenos muy capaces fuera del asfalto pero realmente torpes dentro de él, con un peso desmesurado y una serie de inconvenientes que, en todos los casos, hacían muy desaconsejable este tipo de solución para un vehículo más normal. Hasta que llegaron los ingenieros de Audi y se pusieron a trabajar en ello, claro. “Nuestro deseo es crear un coche que permanezca anclado en el suelo. El aspecto más importante no es la elegancia, sino sus aptitudes", declaraba el por entonces director de diseño de la firma. Amén. 

Audi Quattro

Llega la hora de medirse en los rallys: dale la bienvenida al Grupo 4... ¡y B!

Para demostrar las brutales capacidades de su nuevo vehículo, Audi no vio una oportunidad mejor que hacerlo midiéndose contra las máquinas más salvajes y espectaculares que existían en la primera mitad de los ochenta: los contendientes en el Mundial de Rallyes -¿sabes ya cómo ver el WRC 2017 en abierto?-. Preparado en un principio para poder tomar la salida dentro de la categoría Grupo 4 -la más alta por aquel entonces y sólo superada por los Grupo 5, que en realidad eran prototipos-, la versión de competición del Quattro se vio sometida a una estricta dieta para aligerar su peso al máximo, repartiéndose además algunas piezas por lugares distintos a los empleados en el modelo de serie con el objetivo de buscar un reparto de masas que compensara la posición adelantada de su mecánica, que para la ocasión fue apretada hasta los 320 CV y 412 Nm de par máximo. 

Los Grupo B ya tienen su película

Su debut oficial se produjo en el Rally de Portugal de 1980 como Coche 0 -el último integrante de la caravana de seguridad previa al paso del primer participante- y, con cierta desilusión al comprobar que era más lento que otros modelos con motor central y propulsión, todo el equipo se volcó en trabajar para cambiar las cosas. Al año siguiente comenzarían a llegar los buenos resultados -incluyendo una victoria en el Rally de San Remo de Michelle Mouton, la primera mujer de la Historia en lograrlo en una prueba de este tipo- y un título de constructores que llegó en 1982 de la mano de pilotos como Hannu Mikkola, Sitg Blomqvist y la anteriormente citada Mouton. 

Audi Quattro Grupo 4

1983 sería el año en que llegarían a escena los monstruos más brutales jamás creados en esta categoría del automovilismo: los Grupo B. Audi no quiso perder la oportunidad de despuntar en esta nueva división y para ese mismo año fue capaz de desarrollar dos versiones distintas de su ya mítico modelo deportivo con las que el finés Mikkola pudo hacerse con el título de pilotos... aunque a la marca se le escapó de las manos el de fabricantes en favor de Lancia -cuyo fin ha llegado recientemente-. Para solucionar tal afrenta a sus responsables no les quedó otro remedio que empezar a trabajar en una versión más propicia para dominar en esta nueva arena... creado el Sport Quattro. Oh, sí. 

Audi Sport Quattro: porque menos puede ser más

Para intentar poner solución a las desventajas con las que partía su modelo más brillante en competición, Audi decidió dar a luz al Sport Quattro... que vería reducidas todas sus cifras salvo una: la de potencia. El cambio más llamativo con respecto al Audi Quattro lanzado al mercado sólo cuatro años antes fue, sin duda, el acortamiento de su batalla en nada menos que 32 centímetros para tratar de mejorar su agilidad en las reviradas especiales cronometras que componían el certamen en aquella época. Además, también vio reducido su peso total mediante el empleo de materiales más ligeros, que dieron lugar a que la masa total del conjunto fuera de solo 960 kg. 

Audi Sport Quattro

En su motor también hubo una reducción... de cilindrada: para poder homologarlo dentro de la categoría ésta se vio mermada de los 2.144 centímetros cúbicos iniciales a 2.133 que, gracias al uso de un turbocompresor de mayor rendimiento y a una nueva culata de cuatro válvulas por cilindro -en el primer modelo sólo tenía dos-, fue capaz de erogar nada menos que 306 CV a 6.700 rpm con un par máximo de 333 Nm a 3.700. Para su homologación la Federación Internacional de Automovilismo exigía a los fabricantes construir al menos 200 unidades del modelo, y por ello del Sport Quattro Audi ensambló un total de 214 piezas... de las cuales sólo 164 llegaron a manos de clientes. ¿El resto? Muy sencillo: para competición y prototipos. 

Y hablando de competición... llegan las versiones S1 y Pikes Peak

Como te podrás imaginar, no podríamos terminar un artículo del Audi Quattro sin hablar de sus versiones más salvajes creadas para la competición. Sí, estamos hablando del S1 de Grupo B y la versión Pikes Peak. La entrada en el campeonato de nuevos rivales de la talla del 205 T16 -¿has visto el de Lego?- o el Lancia Delta S4 -¿has leído nuestro artículo del Integrale?- llevaron a la marca a desarrollar en 1985 la versión más brutal de su Sport Quattro de Grupo B, conocida como S1. Sometida a una reducción salvaje de peso y con una clara apuesta por el trabajo de la aerodinámica para mantener al coche en su sitio a altas velocidades, esta monstruosidad de alrededor de 500 CV -en la época las cifras oficiales eran tan fiables como las promesas de los políticos- llegó algo tarde... mediada ya la temporada. Al año siguiente las cosas no fueron nada fáciles y, con los fatales accidentes de Joaquim Santos y Henry Toivonen, la categoría más espectacular de cuantas han existido nunca en el universo del automovilismo vería su final prematuro en favor de los nuevos Grupo A -división en la que comenzó a destacar un tal Colin McRae-. 

Audi Sport Quattro S1

Pero no todo estaba perdido: el Audi Quattro todavía tendrá algo de carrete gracias a una de las competiciones más míticas de cuantas se celebran en territorio norteamericano -por allí existe vida más allá de la Indy de Fernando Alonso-: la subida a Pikes Peak. Con todavía algo más de potencia y una carrocería con una apuesta por la aerodinámica aún más salvaje, el modelo alemán supo alzarse con la victoria en manos de pilotos como Michelle Mouton, Bobby Unser y Walter Rörhl en 1985, 1986 y 1987. Respectivamente. 

Te ha gustado, ¿verdad? Pues ahora sólo te queda ponerte a buscar tu propia unidad en el mercado de segunda mano -aquí tienes las mejores perlas que vas a escuchar al comprar un coche usado-: por algo menos de 30.000 euros podrías encontrar algún ejemplar en un estado de conservación correcto del Audi Quattro original... y tendrás que preparar casi el doble para hacerte con una pieza del Sport Quattro que no den ganas de salir corriendo sólo con verla -como sucede con la versión Treser Roadster, de la que sólo se fabricaron 39 unidades... por suerte-. Si te haces con uno, llámanos. Por favor...

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