El BMW M8 Competition no lleva transmisión de doble embrague por estos motivos

BMW M8 Competition transmision
Un, dos, tres, responda otra vez.

Una de las características técnicas del BMW M8 Competition es su transmisión por convertidor de par. Hasta ahora, muchas veces se había hablado de que una transmisión de doble embrague era lo mejor para los coches deportivos, consiguiendo las transiciones entre marchas más rápidas y eficaces, pero con el paso del tiempo, las cajas automáticas de convertidor de par han dado un salto hacia adelante descomunal. ¿Sabes por qué motivo el BMW M8 no tiene una transmisión de doble embrague?

Según responsables técnicos de BMW hay un motivo principal: con 750 Nm de par y 625 CV procedentes del motor V8 biturbo, la transmisión de doble embrague sufre más de lo necesario. El anterior BMW M6, con 560 CV y 680 Nm de par equipaba una transmisión de doble embrague, pero hay algo que ha cambiado mucho en los cinco años que se llevan entre uno y otro.

La eficacia de las transmisiones por convertidor de par. El especialista ZF ha transformado por completo la eficacia de esta transmisión. Hace unos años, recuerdo escuchar a alguien decir que las transmisiones por convertidor de par harían desaparecer a las de doble embrague. En ese momento no lo creí, en pocos años las cosas han cambiado mucho.

Las transmisiones por convertidor de par han conseguido ser mejor en prácticamente todos los frentes. El primero y más dramático: la mejor en cuanto a la velocidad de transmisión entre marcha. Ya no hay lag y su eficacia en conducción deportiva es incuestionable. Aquí era donde la caja de doble embrague más tenía que decir, pero su ventaja prácticamente se ha esfumado. 

La transmisión ZF8 del BMW M8 Competition destaca también por su finura y refinamiento a la hora de circular de una manera más relajada. No hay tirones y resulta súper suave en prácticamente cualquier situación: con ocho marchas también resulta muy eficaz a la hora de conseguir consumos ajustados, especialmente cuando se realizan viajes de una manera más relajada.

Y por último: es una caja más fiable, especialmente cuando se tiene que lidiar con monstruosas cifras de potencia y par. Por todos estos motivos, el BMW M8 Competition monta una transmisión automática por convertidor de par y no una de doble embrague. Una caja que está quedando recluida a vehículos menos potentes y a grandes superdeportivos que la han evolucionado mucho para conseguir los cambios más fulgurantes posibles, como es el caso de Ferrari.