Atención, amantes de las dos ruedas (impulsadas mediante las piernas, no con un motor): los neumáticos sin aire para bicicletas de Bridgestone llegan con el fin de salvaros de los pinchazos. Han sido creados por la compañía nipona de cubiertas en colaboración con su división… de bicis, claro. Y el resultado es una rueda que representa la aplicación práctica del concepto ‘air-free’ de la empresa, explican los chicos de Designboom.

Récord Guinness: los neumáticos más caros del mundo cuestan... ¡adivina!

Esta tecnología elimina la necesidad de que las cubiertas sean infladas con aire. El peso del ciclista se soporta mediante una estructura exclusiva de radios realizados en resina termoplástica, que se extienden por el interior de la llanta. Los neumáticos sin aire para bicicletas tienen un aspecto muy futurista y, además, están hechos con materiales completamente reciclables.

Bridgestone ya lanzó una rueda de este tipo en 2011, cuando patentó una cubierta similar para coches. El neumático sin aire (no confundir con los neumáticos run-flat, que mediante una especie de mousse, de relleno, permiten seguir circulando aunque hayamos pinchado) no sólo intentaba evitar que los conductores tuvieran que detenerse en el arcén para cambiar las ruedas llamar a la grúa, sino que también pretendía reducir las emisiones de CO2 y hacer del transporte algo más sostenible.

Ahora, la empresa ha adaptado esta tecnología a las bicicletas, simplificando la estructura de la cubierta clásica y reduciendo, además, su resistencia; eso maximiza la eficiencia y disminuye las pérdidas de energía.

Con la utilización de la resina termoplástica (un material sintético: se vuelve flexible cuando se calienta y se endurece al enfriarse, lo que permite que sea procesado en una gran variedad de formas), Bridgestone abre la puerta a posibilidades de diseño nunca vistas anteriormente para las bicicletas de un futuro cercano. Ah, lo que te interesa: en principio, este neumático sin aire estará disponible en 2019… justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de Tokio, un año más tarde. ¿Su precio? De momento, no se sabe nada…