Opinión: ¿cuánto durará la absurda burbuja de los clásicos?

El mejor Porsche 911 que vas a encontrar a la venta
Nadie se lo explica... y nadie puede pronosticar las dimensiones del batacazo que vendrá.

Seguro que a ti también te ha pasado: alguna vez has entrado en una página web o un foro especializado para buscar una joyita añeja y has alucinado con el precio medio que tiene hasta el más modesto de los utilitarios con más de 25 años. A este fenómeno se lo conoce como la burbuja de los clásicos... y su entrópico crecimiento parece no tener un fin a la vista. ¿Tiene algún sentido? 

Un Porsche 911 R se vende doblando su precio original...

Cuando hace unos años se empezaron a poner de moda los clásicos -aunque no tanto como los SUV, que siguen sin tener sentido- hubo quien no alcanzaba a entender el fenómeno: ¿quién iba a preferir conducir un hierro con 30 o 40 años a sus espaldas en lugar de un vehículo moderno con su dirección asistida, su climatizador trizona y su espectacular equipo de música con 288 altavoces? La respuesta, tan simple como difícil de entender por quienes no comparten nuestra pasión, es bien sencilla: quienes prefieren... conducir. 

Aunque los coches nuevos -aquí tienes los que llegan en 2017- son radicalmente mejores en prácticamente todos los aspectos que los vistos en el mercado hace sólo dos o tres lustros, existen realmente pocos que sepan transmitir al volante las sensaciones tan vibrantes que ofrece un clásico: rudeza, conexión con la carretera y saber que, para bien o para mal, eres tú quien está al cargo de la situación en todo momento. Como es lógico, el mercado poco a poco fue tomando forma y la creciente demanda de vehículos maduritos empezó a hacer florecer un mayor número de clubes y concentraciones a lo largo y ancho de nuestro territorio. Personalmente asisto a unas cuantas celebradas en Madrid con mi Porsche 924 -uno de los Porsche que puedes comprar por menos de 20.000 euros- y creo que es una de las aficiones más sanas que pueden disfrutarse... siempre y cuando se haga con cabeza. 

¿Cuál es el problema? Que el de los coches antiguos no deja de ser un mercado más, vulnerable a la entrada de los especuladores. Sí, esos seres malditos que se dedican a jugar a invertir su dinero como quien lo hace echando una partida al Monopoly y que han generado un problema para quienes pretenden disfrutar de su pasión... y no pueden hacerlo debido a las crecientes barreras de entrada. Y la más importante de todas ellas es la burbuja de los clásicos. 

Que un determinado vehículo pueda costar una auténtica barbaridad de dinero debido a su exclusividad -como este Porsche 911 GT1 que se ha vendido por cinco millones de euros- o su historial de propietarios -aquí tienes el Ferrari F40 de Eric Clapton- tiene todo el sentido del mundo. Pero lo que no puede ocurrir es que alguien venda un Volkswagen Golf GTI de segunda generación -aquí tienes los 40 años del modelo- con más de 300.000 kilómetros por 3.000 euros... y quien se haga con él crea que ha hecho el negocio del siglo. Aterricemos, señoras y señores. Aterricemos. 

Nunca olvidaré cuanto un amigo con posibles -eufemismo tronchante para decir que podría enterrarnos a ti y a mí en billetes de 500 euros- me dijo que quien le llevaba estas cosas le había dicho hacía algún tiempo que el ladrillo era una inversión poco fiable y que, ya que era un aficionado a los automóviles, comenzara a invertir en ellos. En aquel momento a mí me pareció una jugada realmente arriesgada, hasta que le vi comprar un Ferrari con algún que otro añito encima por un precio de risa que se terminó doblando en cuanto terminó su restauración. Una buena jugada, pensarás. Pues no: su idea es no hacerle ni un sólo kilómetro, a la espera de que su experto en estos temas le diga que ha llegado el momento de vender para obtener un legítimo pero inmoral beneficio. 

Puede que lo que estoy a punto de decir sea una obviedad muy estúpida, pero los coches están para usarlos -como diría nuestro entrañable amigo del Eclipse, "el que los tiene para enseñarlos es un parguela"-. No soy capaz de concebir cómo alguien puede querer tener en su garaje 20, 30 o 40 coches como el Volkswagen Corrado, por ejemplo, sólo como un medio de obtener un rendimiento en el medio o largo plazo sin saber ni siquiera cómo demonios se arrancan. Es injusto. Es horrible. Y es... la tónica habitual con los modelos más interesantes del sector. 

¿200.000 euros por un Porsche 911 clásico... normalito? Sí, es real. Y sí, se va a vender.

Pero lo más preocupante es ver cómo esa fiebre alcista en los precios parece haber contagiado también a las unidades más modestas. Vehículos que hace sólo cinco o seis años podían encontrarse por unos precios razonables -carne de PIVE, para qué engañarnos- teniendo en cuenta su estado e historial ahora alcanzan cifras más propias de algunos de los coches nuevos más baratos para comprar en 2017 gracias a la burbuja de los clásicos. Y eso no tiene ningún sentido. No, caballero, no puede usted pedir 3.000 euros por su Opel Kadett GSi ocho válvulas sólo por el hecho de que "ya tiene 25 años y es un clásico". Lo que tiene es más kilómetros que la Luna. Y sí, puede "quedárselo y prenderle fuego antes que venderlo por menos dinero". La mejor de todas las perlas que escucharás al comprar un coche de segunda mano.

¿Tendrá algún día fin esta escalada absurda de precios que parece no tener asíntota? Es difícil de adivinar... aunque las cada día más restrictivas regulaciones anticontaminación -te recuerdo que en Madrid no podrán circular los coches antiguos en 2025- pueden acelerar un aterrizaje en la realidad que más de uno necesita. ¿Tienes un clásico? Disfrútalo o véndeselo a quien quiera hacerlo. Pero no lo guardes en tu garaje con la intención de que, además de una buena capa de polvo, termine adquiriendo un gran valor. Porque no está bien. Y puede salirte muy mal. Llegará un momento en que la burbuja de los clásicos estalle. Todas lo hacen. Y todos los que no han podido hacerse con el coche de sus sueños por un precio de venta inflado e irreal podrán beberse una infusión de venganza preparada con las lágrimas de quienes quisieron jugar a dominar el mercado. O quizá no...

Etiquetas: coches clásicos