Turista en la Nave A122 de Seat (II): cunetas, circuitos y alguna idea loca

Seat Toledo Marathon

En esta segunda parte de la visita a la Nave A122 nos centramos en algunos de los coches de competición de Seat. Desde los rallies hasta los circuitos, hay mucho que ver.

La historia de Seat está repleta de coches y momentos memorables, tanto en lo referido a los modelos de calle como en cuanto a los de competición. En la primera parte de mi relato de la visita a la Nave A122 ya hablé de los primeros, pero esta firma tiene una interesante trayectoria en el deporte y eso también queda patente aquí.

Tras moverme durante un buen rato entre coches de calle pertenecientes a distintas épocas, puedo ver cómo en otra parte de la nave se encuentran aquellos modelos que han representado a la firma en distintas disciplinas deportivas. Actualmente, la competición está más asociada a Cupra, pero no siempre fue así.

Desde los años 50 hasta la actualidad hay representantes de la historia de Seat en las carreras y el modelo más antiguo que veo es, una vez más, un Seat 1400. Al fin y al cabo, este no solo fue el coche que empezó la producción de la compañía, sino también su historia competitiva, con una unidad modificada para participar en el Rally de los Mil Kilómetros entre Barcelona y Pamplona.

Esa fue la primera participación de la marca en una carrera y posteriormente estuvo presente en pruebas como el Rally de Montecarlo de 1955. Son esos momentos los que representa esta unidad en concreto, que fue creada por Seat Históricos hace unos años. Eso sí, no por ello es menos sorprendente, aunque lo que me espera es más llamativo.

Los monoplazas de la Fórmula 1430, con el 1400 de competición detrás.
Los monoplazas de la Fórmula 1430, con el 1400 de competición detrás.

Junto a ese 1400 modificado veo dos monoplazas pertenecientes a la Fórmula 1430, un campeonato iniciado en la década de 1970. Se trataba de una disciplina peculiar, ya que cada coche montaba el motor 1800 del Seat 1430 y la caja de cambios del Seat 600. Con ello, pudieron ofrecer una competición emocionante hasta mediados de la década de 1980.

Ahora bien, si hay una disciplina con la que la mayoría de la gente relaciona a esta marca -incluido un servidor-, es con los rallies, especialmente entre los años 80 y 90. Por ello, hay muchos representantes de ello aquí y uno de los más peculiares es un sencillo Seat Panda del Grupo 2 de 1982, que fue el primer coche oficial de Carlos Sainz. Tenía apenas 70 CV de potencia.

El Seat Panda Grupo 2 de Carlos Sainz en una exhibición en Madrid
El Seat Panda Grupo 2 de Carlos Sainz en una exhibición en Madrid

Sin duda, nada que ver con el coche que está aparcado justo a su lado. Es un Seat Ibiza de primera generación, pero tiene casi 300 CV. Se trata nada más y nada menos que del Ibiza Bimotor, creado en 1985 para el Campeonato de España de Rallyes de Tierra. La idea con este coche era crear algo que ofreciese un buen rendimiento fuera del asfalto y esto es lo que ideó Seat Sport.

Se colocó un motor delante y otro detrás, transmitiendo cada uno de ellos la potencia a un eje. Además, cada bloque tenía su caja de cambios y embrague, así como sus relojes en el cuadro de instrumentos. Se podía decir que eran dos mecánicas independientes, pero que se manejaban con un solo juego de pedales y que entregaban casi 300 CV de potencia.

Seat Ibiza Bimotor
Seat Ibiza Bimotor

Así, este coche era algo sorprendente, aunque pesaba en torno a una tonelada. Aun así, logró cosechar varias victorias hasta finales de los años 80 y sorprendió a muchos, ya que estéticamente no se diferenciaba demasiado de un Ibiza convencional. Un “sleeper” en toda regla, vaya.

Sea como fuere, el que no engaña a nadie es el coche que veo a continuación. En el capó pone “Toledo”, pero este es uno especial: un Toledo Marathon. Se trata de un modelo con una suspensión de 30 centímetros y un motor de 5 cilindros con 330 CV que se creó con el objetivo de participar en el Dakar, pero no llegó a hacerlo. Sí compitió en rallies todoterreno y no lo hizo mal.

Seat Toledo Marathon
Seat Toledo Marathon

Vuelta al WRC por todo lo alto

Entonces, ¿por qué no se fue más allá? Algo tienen que ver los coches que veo a continuación: los Ibiza Kit Car Evo 1 y E2, así como de los Córdoba Evo 1, 2 y 3 del WRC. La marca decidió regresar al WRC, de manera que se enfocó en ello y el coche que simboliza esa vuelta es el inconfundible Ibiza Kit Car verde que tengo ante mis ojos.

Este coche supuso en 1996 el regreso de Seat al Campeonato del Mundo de Rallies, aunque el debut se produjo en 1995 como coche 0. A su lado se encuentra su evolución, el E2, que reafirmó unos resultados que fueron sensacionales.

Con el Kit Car, la marca logró ganar el Campeonato del Mundo de Rallies FIA de 2 litros por tres veces consecutivas entre 1996 y 1998. Se trataba de un coche con un motor de 255 CV derivado del 1.8 16v y, dado su buen rendimiento en los tramos, la firma decidió sacar una especie de versión de calle: el primer Seat Ibiza Cupra -que significa Cup Racing-.

Por otro lado, en 1997 se creó el Ibiza Kit Car E2, que era una evolución del primero. Este volvió a ganar el campeonato aquel año y también en 1998, momento en el que entró la primera de las tres versiones WRC del Seat Córdoba. Todas ellas están aparcadas delante de mis ojos y, aunque representan al mismo modelo, son radicalmente distintas entre sí.

La primera de ellas se basaba en el Córdoba SX 2.0 16v y se creó gracias al reglamento, que decía que los coches de competición tenían que basarse en modelos de más de 4 metros. Esto hizo imposible crear un coche de WRC a partir del Ibiza y por ello se creó esta versión, con tracción a las cuatro ruedas, un motor turbo de 300 CV y una carrocería ancha pintada de amarillo.

De esta forma, este coche debutó en 1998 y logró obtener algunos puntos, aunque en 1999 mejoró sus resultados. El más celebrado fue el del Rally de Nueva Zelanda, con una tercera posición de Toni Gardemeister que marcó el primer podio de Seat en el WRC desde 1977. Así, el comienzo de este modelo fue bueno y por ello fue seguido por los dos que están aparcados a su lado.

Ambas unidades se basan en el Córdoba (6K2), el restyling que se produjo en 1999. Me hace sentir orgulloso, ya que yo tengo uno en mi garaje, pero su parecido con los que tengo delante no va mucho más allá de la insignia del frontal -y tengo mis dudas-. A la izquierda está el Evo 2 que participó en el Rally Safari del año 2000, con un snorkel en el capó y una suspensión elevada.

Seat Ibiza Kit Car y Seat Córdoba del WRC en la Nave A122

Sin duda, su presencia es espectacular y tampoco decepciona en la mecánica, ya que monta un motor de 4 cilindros con 300 CV de potencia y 470,7 Nm de par motor. Con esta configuración y con Didier Auriol al volante, su rendimiento no dejó que desear en esta prueba de 2.691 kilómetros. En varias ocasiones estuvo liderando y finalmente se quedó con la tercera posición. 

No obstante, la unidad que se sitúa a su lado representa la última evolución del Córdoba WRC, en su configuración del Rally de Francia. El Evo 3 fue el modelo que participó en la última temporada de la marca en el WRC y trajo consigo algunos cambios, aunque estéticamente fueron sutiles, con cambios solo en zonas como el paragolpes.

Lo que sí varió fue la distribución de pesos, que se mejoró, así como se aumentó el par motor a 539 Nm. Asimismo, también se produjeron algunas novedades en el interior, con un nuevo tablero de instrumentos y otra palanca de cambios. Sin embargo, esta vez los resultados no fueron tan positivos, siendo los mejores un sexto puesto de Gardemeister y un octavo de Auriol.

De los tramos a los circuitos

Seat Toledo GT en la Nave A122

De esta manera, la historia de Seat en el WRC llegó a su fin, pero no la de la competición. Una prueba es el sorprendente -y extremadamente ancho- Toledo GT que está aparcado junto a los modelos de rallies. Cuenta con un chasis tubular y con un motor V6 biturbo de origen Audi de 500 CV. Así, ganó el Campeonato de España de GT.

Junto a él hay otros coches más recientes, como el Seat León TDI del WTCC, con el que se obtuvieron dos títulos de marcas y pilotos consecutivos. Asimismo, luego llegaron coches como el León TCR, así como los Cupra TCR y e-TCR actuales. Esos son los que están ahora escribiendo la historia.

En definitiva, es innegable que la trayectoria de Seat en competición es sorprendente y el objetivo es que siga siéndolo, aunque ahora este campo sea cosa de Cupra. Aun así, eso será cosa del futuro, algo que han mostrado también los modelos que veré en la última parte de mi visita a la Nave A122: los concept.