Prueba del BMW X1 2020: nuevo restyling y algunos cambios

Tengo sentimientos encontrados a la hora de enfrentarme a esta prueba del BMW X1 2020. ¿Diría que es un coche nuevo? Claramente no: es más un restyling ligero en el que aparecen las novedades justas para mantenerlo en la picota otro par de años.  Y para descubrirlos, aquí estoy echando un vistazo a los cambios que BMW ha realizado a este modelo.

Por fuera se pueden resumir en una calandra diferente que, en función del acabado, puede tener los riñones, que han crecido según la moda imperante últimamente en la marca, cromados o negros. También cambian los faros, que ahora pueden ser full-led. El paragolpes delantero también es diferente y ahora lleva las luces antiniebla opcionales en una posición diferente. Por su parte, el acabado M Sport tiene un diseño propio más agresivo con unas tomas de aire más 'potentes'.

BMW X1 xDrive25e

Detrás los pilotos estrenan distribución de las luces y nueva estética. Quizá lo más llamativo es que las salidas de escape son más grandes: pasan de 70 a 90 mm. Según la marca es para impulsar la imagen potente de “los motores de tres y cuatro cilindros”. Ejem. Le pregunté a un ingeniero acerca de esto último: si la salida es más gorda, el rendimiento del motor será diferente, ¿no? Su respuesta fue muy sincera: pura estética. De echo, si ves uno por la calle y te apetece tirarte al suelo, verás que el escape únicamente se ensancha en la parte final. Al menos, son salidas reales y no adornos 'fake' como en muchos modelos (entre los que Mercedes merece una mención aparte).

Pero aquí estoy para probar el nuevo X1, así que salto al interior. Delante estoy cómodo desde el primer momento. Los asientos me recogen bien el cuerpo. La espalda apoya perfectamente y también los muslos. Todo queda a mano y es fácil de manejar: siempre he pensado que la lógica de manejo de los BMW es, junto a los modelos del Grupo Volkswagen, la mejor. Aquí me hace torcer un poco el gesto la gran pantalla de 10,25 pulgadas en el centro del salpicadero. Es muy bonita, ofrece información a raudales y se puede manejar de manera táctil o con el buen mando giratorio con botones. Entonces, ¿dónde está el problema? En que queda algo lejos cuando estás conduciendo y te obliga a moverte para llegar a según que menús. Además, con lo bien que la el mando analógico que incluso te permite no apartar la vista de la carretera, ¿quién va a querer distraerse tanto?

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Por cierto, relacionado con la pantalla: los servicios BMW ConnectedDrive te permiten contratar servicios 'on the air' como las luces largas automáticas (190 euros): estamos ante una nueva era en el mundo del automóvil.

Pero volamos a 'lo analógico'. Detrás encuentro buen espacio. Los dos ocupantes de las esquinas irán bien, con espacio para las piernas y la cabeza. El del medio, como siempre, algo peor: no hay milagros, así que tendrá que conformarse con ir algo más justo y en un asiento menos cómodo. Al menos la banqueta puede ajustarse (opcionalmente se mueve 13 cm) y si el maletero va vacío se puede echar hacia atrás para ganar algún centímetro extra. También tiene el detalle de la salida de aireación posterior colocada en el medio, lo que es de agradecer.

En marcha con el BMW X1 xDrive25i

Prueba: BMW X1 2020

Para esta primera prueba podía escoger entre un X1 25d o 25i. La elección estaba clara: aunque los dos tienen 231 CV, tracción integral y cambio automático de ocho velocidades, prefiero el sonido de un gasolina que el de un diésel. En cuanto a motores, el año que viene hablaremos del BMW X1 xDrive25e, un enchufable que llegará a formar parte del selecto club de los SUV híbridos que serán capaces de hacer más de 50 km en modo eléctrico: exactamente 57. Irá asociado a un tricilíndrico y tendrá 220 CV.

Así que aquí estoy agarrando el grueso volante del acabado M Sport que, como siempre, tiene un diámetro menor que el de las versiones normales. Presiono el botón de arranque y el cuatro cilindros de dos litros cobra vida con un ligero ronroneo. Teniendo en cuenta que podía haber un tricilíndrico ahí delante, me hace hasta ilusión. 

Con 1.998 cc, 231 CV y 350 Nm entre 1.450 y 4.500 rpm, puede presumir de cifras de coche deportivo: 235 km/h de máxima y un 0-100 de 6,5. Pero más allá de eso, diría que es más un SUV muy dinámico que, como casi siempre en BMW, no defrauda.

El BMW X1 xDrive25i que tengo entre manos tiene el acabado M Sport con la suspensión deportiva. Eso quiere decir que va algo más firme que los BMW normales. Rebaja la altura de la carrocería 10 mm y lleva mueles más cortos y enérgicos, lo mismo que los amortiguadores. También, para redondearlo todo, las estabilizadoras son más gruesas. Un experto en chasis me contó que es el mismo set-up que llevaba el anterior modelo.

Además, con las llantas de 19 pulgadas y neumáticos de poco perfil, transmite bastante lo que ocurre en el asfalto con mucha precisión, lo que es genial para el que conduce, pero algo peor para los ocupantes, que se te pueden quejar de tanto traqueteo.

A velocidades de autobahn transmite una gran calidad de rodadura, quizá en parte por la dirección eléctrica de accionamiento que se puede definir como 'enérgica'  y que te permite mantener la trazada con facilidad. Cuando alcanzas velocidades de cárcel en España el sonido del motor y del aire cobran algo más de protagonismo, pero a 120 km/h apenas escuchas un leve ronroneo ahí fuera.

Termino la prueba del BMW X1 2020 en una zona de curvas. Me encuentro con un coche divertido de conducir. Como va muy plano y entra en las curvas con soltura y seguridad, llevas un ritmo más alto de lo que en un principio crees. Además, el motor tiene una respuesta muy viva, por lo que puedes sacar partido a un chasis que, como siempre en la marca, es de lo mejor del segmento. 

Nuestro veredicto

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