Comparativa exprés: Audi A4 Avant contra Mercedes-Benz Clase C Estate

Cuando el espacio es importante...

¿Qué tenemos aquí? 

Se trata de una prueba comparativa entre dos modelos que triunfan en el mercado de las berlinas familiares destinadas a aquellos compradores que necesitan algo más que un medio de transporte: un coche que les mime de verdad. Sí, hablamos del Audi A4 Avant y el Mercedes-Benz Clase C Estate -lee nuestra prueba del Clase C Cabrio, que cambia todo en 20 segundos...-. 

Muy bien, pues vamos a lo importante: ¿maleteros?

¡Vas al grano! En este caso y como sucede casi siempre, lo que dicen las cifras oficiales difiere de la experiencia real de uso. No pongas esa cara y deja que me explique: sobre el papel, el maletero del Audi A4 Avant es mejor, pues con sus 505 litros -muy por debajo del maletero, por ejemplo, del Honda Civic Tourer- es el que más volumen puede cargar de los dos... con los asientos traseros en su posición natural. A la hora de realizar las mediciones con ellos plegados, la ventaja del modelo de los cuatro aros sobre el Mercedes-Benz Clase C Estate -con 55 litros menos- se evapora con un cambio importante de las tornas: mientras que el modelo de la estrella puede albergar hasta 1.600 litros con la segunda fila de asientos abatida, el modelo de Audi sólo llega hasta los 1.510. 

Vale, ¿son prácticos?

De nuevo, las cifras del papel engañan: el Audi tiene una mayor capacidad -con los asientos sin abatir, recuerda-, pero las formas de su maletero, el escalón que existe entre el borde de carga y su fondo y una mayor altura con respecto al suelo hacen que cargar bultos de grandes dimensiones sea más complicado que en el Clase C, que gracias a un suelo más plano y una mejor boca de carga se lleva el premio de calle. 

¿Y qué tal la vida a bordo?

En este apartado, la victoria clara se la lleva el A4 Avant: su minimalista interior tiene una calidad de acabado exquisita y todo es sencillo e intuitivo, lo cual facilita mucho las cosas cuando se trata de cambiar una emisora de radio mientras conduces sin tener que entrar en cuatro menús distintos, haber hecho dos años de Ingeniería Informática y un cursillo de ofimática de la academia de tu barrio. 

El Mercedes-Benz Clase C Estate va un paso por detrás, pero no te confundas: también tiene un interior soberbio, bien terminado y con todo lo necesario para darte los mimos que necesitas a bordo. 

Ajá... me gusta conducir, ¿qué tal van?

Otro familiar gracioso: Audi RS3 Sedan 2017

El Audi A4 Avant que estamos probando hoy está equipado con el bloque TDI de 190 CV asociado al cambio automático S Tronic, que resulta una combinación de lo más satisfactoria en todos los aspectos... sin destacar especialmente en ninguno. No va a impresionarte su patada, pero desde luego es un buen equipo motriz para cubrir tus desplazamientos diarios y de fin de semana de manera más que solvente. 

El Mercedes-Benz Clase C Estate por su parte es el modelo 250d, que incorpora un motor de 2,1 litros diésel de 204 CV y cambio 9G-Tronic de nueve relaciones que resultan mucho más divertidos a la hora de mover al conjunto. Y además tiene propulsión trasera, así que puede ser mucho más tronchante en las condiciones adecuadas... tú ya me entiendes. 

Correcto. Ahora quiero precios y un veredicto...

Para hacerte con el Audi A4 Avant tendrás que preparar, al menos, los 42.150 euros que cuesta la configuración más básica de este motor y caja de cambios, a los que puedes añadir algunos extras como el paquete S-line, el Audi Virtual Cockpit o los faros Audi Matrix LED. Para llevarte a casa el Clase C lo mínimo que tendrás que pagar por él serán 48.800 euros, que podrán subir a medida que empieces a cargarlo de extras... 

¿Con cuál me quedaría? Lo cierto es que cualquiera de las dos opciones es más que suficiente para cubrir las necesidades de cualquier familia media, y aunque el Mercedes tenga un comportamiento más divertido y algo más de maletero, la simplicidad de líneas del Audi sirve para enamorar a cualquiera. Si tuviera que elegir uno... me compraría el Mercedes-AMG E43 Estate. Puestos a imaginar...

Texto: Ollie Kew

Nuestro veredicto

0.8