Los 3 mejores y el peor Rolls-Royce de la historia

Mejores Rolls-Royce
¿Hay algún Rolls malo?

Rolls-Royce es una de las marcas más importantes de la historia del automóvil. La gran marca del lujo que ha sobrevivido a dos guerras mundiales, pandemias y crisis económicas. Ha sobrevivido a mil batallas y siempre ha salido reforzada. Hoy su gama es más completa y espectacular que nunca, gracias a estar bajo el paraguas del Grupo BMW. Hoy voy a analizar cuáles son los 3 mejores y el peor Rolls-Royce de la historia.

Rolls-Royce Phantom VIII

Mejores Rolls-Royce Phantom VIII

El Rolls-Royce Phantom VIII es la demostración de que Rolls-Royce, pese a la evolución tecnológica en todos los aspectos, se está sabiendo adaptar sin perder un ápice de su esencia y de lo que debe representar. Esa creo que es la clave de su éxito y no tengo ninguna duda que si siguen por este camino a la marca le quedan, como poco, otros 100 años de vida.

El Rolls-Royce Phantom es un buque de súper lujo que mide 5,76 metros en su versión de batalla corta y tiene una plataforma de 3,55 metros, lo que le dota de un espacio increíble en su suntuoso interior. Toda la tecnología se camufla bajo paneles de madera para no perder ese lujo clásico tan abrumador. Con un precio que con opciones puede rondar el millón de euros, el Phantom sigue siendo, casi un siglo después del Phantom I, el coche más lujoso del mercado.

Rolls-Royce Phantom Drophead Coupé

Mejores Rolls-Royce Phantom Drophead Coupe

No hay duda que la compra de Rolls-Royce por parte de BMW fue una gran noticia para la marca británica. Un socio tecnológico capaz de dotarle de lujo, tecnología y motores a la última. El Rolls-Royce Phantom VII es sin duda uno de los mejores Rolls-Royce de la historia y también uno de los coches estratégicamente más importantes de la historia.

Su presentación supuso el salto definitivo hacia la modernidad, pero consiguiendo un aspecto todavía más regio e imponente. Un Rolls-Royce del Siglo XXI pero con el ADN incuestionable de aquellos primeros Rolls-Royce que parecían más bien carrozas tiradas por caballos y aptos únicamente para la realeza y la nobleza.

El Rolls-Royce Phantom Drophead Coupé es la versión que mejor representa esa sofisticación actual de la marca. Un coche que pude conducir en su momento y que se puede calificar como un mega yate con ruedas. Lujo extremo, el cielo como techo y el accesorio perfecto para disfrutar del lujo en las noches de verano.

Rolls-Royce Silver Ghost

Mejores Rolls-Royce Silver Ghost

Muchos no lo conocen pero la historia de Rolls-Royce no sería la misma sin el Silver Ghost. Se puede considerar como su gran éxito y el despegue definitivo de la marca, tanto a nivel económico como especialmente a nivel de prestigio. El Rolls-Royce Silver Ghost se presentó en 1906 y un año más tarde la revista Autocar lo consideró como 'el mejor coche del mundo'.

Rápidamente, este coche alcanzó fama mundial y dio alas a Rolls-Royce, como indica su 'espíritu del éxtasis'. El coche tuvo unos registros de ventas absolutamente increíbles: se fabricaron 7.874 ejemplares entre 1906 y 1926. Durante 20 años, incluyendo los 'Felices años 20' este coche fue todo un emblema del lujo y de la sofisticación.

Su éxito fue especialmente abrumador en EEUU, un país que en esos años crecía a un ritmo endiablado y que generó una gran riqueza. Fue tal el éxito que Rolls-Royce tuvo que abrir una fábrica en EEUU, concretamente en Springfield, Massachusetts, para poder tragar con toda la demanda local.

¿El peor Rolls-Royce?

Peores Rolls-Royce Camargue

Hablar del peor Rolls-Royce de la historia no es fácil: es cómo decir cuál es el peor diamante del mundo o el peor lingote de oro. Son objetos de lujo y como tal, todos tienen un nivel de calidad absolutamente espectacular. Personalmente hay un Rolls-Royce que nunca me ha entusiasmado: el Rolls-Royce Camargue. Fue lanzado en 1975 y cuando se presentó era el coche más caro del mundo.

Hay algunas cosas que no me gustan, aunque es cierto que fue un coche que puso las bases hacia la modernidad. El diseño fue obra de Paolo Martin, trabajando para Pininfarina, convirtiéndose en el primer Rolls-Royce con un diseño subcontratado. Era carísimo y si bien contaba con soluciones técnicas como el sistema de climatización, el mejor de su tiempo, muchos elementos derivaban de otros modelos: el chasis del Corniche, el motor del Silver Shadow o la suspensión trasera del Silver Spirit.

Estéticamente nunca me entusiasmó, especialmente una trasera demasiado italianizada para mi gusto. Al ser un producto tan caro y exclusivo, las ventas tampoco acompañaron: en sus 10 años de vida apenas se fabricaron 530 ejemplares. Pese a su baja producción, no es un coche muy cotizado: se puede comprar en el mercado de segunda mano por entre 50 y 100 mil euros.