Quizá sea un mantra, o mejor dicho, una palabra repetida hasta la saciedad en webs y publicaciones especializadas en motor. ¿Cuántas veces habrás oído o leído la palabra 'eficiencia'? Todas las marcas automotrices la persiguen como el maná. Y pocas la consiguen. Una de las que sí lo ha logrado ha sido Lightyear con su coche eléctrico '0'.

Muchos datos se desconocen de esta startup holandesa, ya que no publica ni número de coches vendidos, ni su conexión con los ciudadanos de a pie, ni si la aceptación de esta firma tiene rangos de todo el planeta o se queda entre amigos...

Al igual que el protagonista de la película 'Toy Story', el amigo Buzz, este Lightyear también es especial. Sólo hay que ver el diseño de su carrocería o sus componentes, pasando por las prominentes ruedas que calza, que son su secreto mejor guardado. 

Porque precisamente en ellas, en las ruedas, se ubican cuatro motores eléctricos independientes alimentados por una batería de 60 kWh y 350 kilogramos de peso, que desarrollan una potencia combinada de 130 kW (170 CV) y 1.720 Nm de par. 

Este concepto no es nuevo. Ferdinand Porsche se adelantó a la jugada y lo puso en marcha en 1898, con su Lohner-Porsche. Y años atrás, los constructores de bicicletas eléctricas, e-bikes, motos y ciclomotores EV y patinetes enchufables también pegaron un bloque eléctrico a uno de los ejes de las ruedas. ¿Resultados? Se simplificaba el conjunto, se eliminaba la transmisión y se ahorraba peso... 

Aunque, en el caso de los coches, la última tendencia es situar un motor de estas características en el eje motriz o incluso poner otro en el otro eje para hacer que también lo sea y lograr una verdadera tracción 4x4. De esta manera, no se exponen tanto como si fueran en las propias ruedas y tienen una mejor gestión dinámica (par, retención...) con la electrónica. 

Lo destacable del asunto mecánico es su eficiencia, quizá la mejor del mundo. Debemos tener en cuenta que transmiten la energía que reciben directamente a la rueda, pero, sobre todo, por la procedencia de esa energía que toman de la mencionada batería: la red eléctrica y el sol. 

Dicho esto, encontramos dos vías de recarga: por una parte, sus baterías se llenan en un enchufe: con una hora de carga, podrías alcanzar una autonomía de 32 km en un punto doméstico de corriente alterna de 220v; en uno público de mayor intensidad llegarías a tener 200 km/h; y hasta 520 km/h en una toma de carga rápida de corriente continua. 

Por si fuera poco, al contrario de lo que es habitual, lo mejor del Lightyear 0 es que su carrocería (de peso muy liviano) cuenta en capó, techo y zaga con una superficie de cinco metros cuadrados de células fotovoltaicas con una tecnología patentada por la misma marca para capturar la energía directamente del 'astro rey'. 

Y aquí está la segunda vía de recarga: según el pequeño fabricante neerlandés asegura que si su autonomía ronda los 625 km/h con la batería llena sin más, en días muy luminosos podría recargar hasta 70 km/h más sin enchufarse a la red (695 km), por lo que en los periodos del año más soleados, en países como España o Portugal, sería factible conducir durante meses sin repostar. 

Ahora bien, ¿si se queda totalmente a cero de carga, qué pasa? ¿Se puede mover sólo con energía solar?. Sus creadores dicen que podrías avanzar con las placas lentamente, a unos 0,8 km/h. "Pero no tendría sentido ir a una velocidad tan baja por una cuestión práctica y de seguridad. Lo mejor sería pararse y dejar que el coche se cargara un rato, dependiendo del sol del momento", explican.

Los citados cuatro propulsres se encargan de mover los 1.575 kg que pesa el coche y de alcanzar los 100 km/h desde parado en un crono de 10,0 segundos. Además, gasta (siempre de acuerdo con lo declarado oficialmente por Lightyear), un promedio de 10,5 kWh cada 100 km recorridos. ¿Qué tiene de malo? Que igual no lo amortizas en tu vida porque vale 250.000 euros.