Un nombre, un motor #2: Félix Wankel y el rotativo

Mazda 787b corriendo en las 24 Horas de Le Mans, 1991.

Uno de los motores más queridos de la historia por su rareza y sonido

El motor rotativo Wankel es uno de los grandes desconocidos de la mecánica, aunque no para los amantes de los coches japoneses, desde luego. Este motor que no posee cilindros, pistones, bielas o árboles de levas fue inventado por Félix Wankel.

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El mayor logro de estos motores fue de la mano de Mazda, con el legendario Mazda RX-7, el posterior RX-8 o incluso con la victoria en las 24 Horas de Le Mans de 1991 con el Mazda 787b de competición, que hizo que la FIA prohibiese a este tipo de unidades de potencia.

Félix Wankel y el funcionamiento del motor rotativo

Mazda RX-8

Félix Wankel fue una de esas grandes mentes autodidactas del mundo. Sin títulos ni grandes conocimientos, pero capaz de hacerse preguntas y experimentar como hiceron Da Vinci o Einstein. Nacido en Alemania en 1902, comenzó a trabajar en NSU Motorenwerke AG en 1957.

Allí fue donde construyó su primer motor rotativo y lo pantentó. Por ello se le conoce como motor Wankel, ya que nunca se había hecho algo parecido tras la tendencia industrial general con los bloques convencionales tanto en aviación como automóviles o barcos.

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Ese diseño original pasó por manos como las de Walter Froede o compañías como Curtiss-Wright, que lo perfeccionaron ampliamente hasta que Mazda lo empleó en su famosa línea de coches deportivos, si bien el primer automóvil japonés en equiparlo fue el Mazda Cosmo.

El funcionamiento es bastante simple. Dentro de una carcasa, denominada estator, se encuentra un rotor de forma triangular que gira a altas revoluciones transmitiendo un movimiento directo al cigüeñal. Se trata de un sistema de cuatro tiempos, con una etapa de admisión, compresión, explosión y escape.

Motor rotativo Wankel de Mazda.
Motor rotativo Wankel de Mazda.

Las tres puntas del rotor siempre están en contacto con las paredes del estator para mantener todos los fluidos aislados, y esa fricción continua requiere de una amplia lubricación de aceite. Hecho por el que, en parte, el funcionamiento de estos bloques se acerca al de un motor dos tiempos (ya que en muchas versiones se llegaba a mezclar aceite con la gasolina).

Al contrario de lo que puede pensar la gente, se trata de un motor realmente fiable y capaz de generar una enorme potencia a altísimas revoluciones con un cubicaje mínimo, pero requiere de una gran atención a los mantenimientos y a los diferentes componentes que aseguran su estanqueidad.

El cuidado de la temperatura, niveles de aceite y la sustitución de algunas piezas es esencial para que los coches con motor rotativo rindan de manera correcta, y ese es el mayor problema. Si no hubiese sido fiable... No habría vencido en las 24 Horas de Le Mans, ¿No?

Coches con motor rotativo... Que no triunfaron

Mercedes C111.
Mercedes C111.

Mazda fue la única marca en sentar las bases del triunfo durante unos años del motor rotativo, hasta que las normativas de emisiones limitaron enormemente sus posibilidades en el mundo actual. Aunque los japoneses no fueron los únicos en aventurarse con él.

Hace poco repasamos en una lista diferentes coches que tuvieron bajo el capó al motor Wankel, como el Citroën GS Birotor o el Audi A1 e-tron (con una aplicación muy curiosa), además de diversos prototipos como el bellísimo Mercedes-Benz C111 o el Chevrolet Aerovette.

Aunque ninguno llegó a los niveles de producción de Mazda con su Cosmo y la saga RX, de los que vieron la luz algo menos de 2 millones de automóviles que ahora son verdaderos coches clásicos muy codiciados.