Se notan las diferencias entre americanos y los coches japoneses, desde luego. Mientras los segundos prácticamente invitan a sus usuarios a modificar los deportivos, los primeros parecen estar tomando un camino totalmente opuesto. Ese es el caso de Ford y el Mustang.

Todo comenzó con el debut del Corvette C8 hace unos años, que blindó casi por completo su arquitectura electrónica. Una estrategia alejada, por ejemplo, de lo que pretende Dodge con sus modelos y clientes. Ahora, el nuevo Ford Mustang ha seguido los pasos de su rival.

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La generación S650 se lo pondrá difícil a preparadores con las reprogramaciones y puestas a punto de la ECU gracias a un encriptado especial de su electrónica, según ha confirmado Ed Krenz (ingeniero jefe de Ford) al portal de Ford Authority.

El miembro de la compañía aseguró al medio norteamericano que la nueva arquitectura del vehículo estará totalmente conectada a la red. Esta tecnología se denomina FNV (Fully Networked Vehicle), y aunque está enfocada en actualizaciones inalámbricas y elementos de ciberseguridad, también bloquea intrusiones en el sistema.

Algo completamente necesario en la preparación de vehículos de alto rendimiento, ya que la modificación de sistemas turbo, inyectores o prácticamente cualquier elemento del motor, debe ir acompañado de una electrónica a medida.

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Si el sistema detecta esa intrusión, apagará ese componente o el vehículo por completo. Una técnica que jugará un papel fundamental a dos bandas. Por un lado, con Ford impulsando a los grandes preparadores a trabajar con ellos para modificar los bloques 2.3 EcoBoost de 4 cilindros en línea turboalimentado o el Ford Coyote V8 de 5,0 litros.

Y por otro, evidentemente, con oleadas de hackers y entendidos de la electrónica y la preparación que lucharán incansablemente para burlar los sistemas de seguridad y llevar al siguiente nivel al coche sin pasar por el aro de la compañía. Aunque está claro cuál es la vía fácil...