Vídeo: esto es lo que pasa cuando un imbécil salta sobre tu Aventador

Esto es lo que pasa cuando un imbécil salta sobre tu Aventador
Cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto se sube a un Lambo. O algo así...

¿Crees que el único peligro de ir por ahí con tu superdeportivo es pisar el pedal medio milímetro más de lo necesario y recibir una buena receta firmada por un agente de tráfico? Pues échale un ojo a este vídeo y valora cuál sería tu reacción: esto es lo que pasa cuando un imbécil salta sobre un Aventador

¿Qué puede ocurrir cuando le dejas un trasera a un imbécil?

Sé que ahora mismo estás flipando y no es para menos: según se ve en las imágenes subidas por el usuario @r6robin a Instagram, un sujeto decide subirse sobre la carrocería de un espectacular Lamborghini Aventador SV -aquí tienes el último salido de la cadena de montaje de Sant´Agata Bolognese- sin motivo aparente. Quizá se dejara llevar por una corrosiva envidia al ver el artefacto que conducía el otro protagonista de las imágenes... o quisiera tener un vídeo molón con el que presumir ante sus colegas en las redes sociales. Pero no contaba con un factor decisivo para el desenlace de la historia: el tipo de pantalones rojos es más hábil de lo que parecía. 

Llevado por la euforia de haber conseguido su objetivo al primer intento, el individuo no duda ni un momento en tratar de repetir la hazaña... siendo esta vez placado por el hombre que, teniendo tan buen gusto para los deportivos de Lamborghini, tiene un nefasto sentido de la discreción a la hora de elegir su ropa. Tras ser reducido en el suelo parece que sólo ve una salida: quedar inmóvil como si le hubieran noqueado salvajemente para convertirse en la víctima de una agresión. Afortunadamente las cámaras han jugado en su contra... y se ha convertido en el villano más torpe a ese lado del Misisipi. Sea el que sea. A continuación te dejo con el segundo vídeo, que es casi mejor que el primero: 

¿Qué harías tú si un imbécil decidiera saltar sobre tu Aventador? Yo, desde luego, tengo una cosa muy clara: pocas ganas le quedarían de repetir la gesta de nuevo. Y pocas piernas, también. 

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