Por qué los conductores en el desierto quitan la presión de los neumáticos

Conducir por el desierto

Llevamos toda la vida resaltando la importancia de llevar la presión correcta en los neumáticos, por la cantidad de beneficios que aporta y los puntos negativos que tiene no llevarlos así. Sin embargo, hay una situación en la que si conviene quitar presión de las ruedas: si conduces por el desierto. ¿Cuál es el motivo?

En realidad podemos hablar de dos diferentes, aunque ambos están relacionados con las peculiares y extremas condiciones que se dan en una zona desértica.

El primero es la temperatura. En el desierto es extremadamente alta (excepto por las noches, cuando baja de sobre manera), lo que no es una buena combinación con la presión en el neumático. Si están muy inflados, con su uso se calentarán más y más hasta el punto de que podrán incluso hacer explotar la rueda.

Conducir por el desierto

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El segundo es el agarre. Rebajar la presión del neumático hace que se amplíe la superficie de contacto de éste con el terreno, en este caso pista rota o incluso arena, lo que hace que aumente el agarre del vehículo, se gane tracción y así sea más fácil lidiar con obstáculos como las dunas.

Para circular por la arena los expertos recomiendan reducir la presión de cada rueda en hasta 1,5 bares, pero hay que tener en cuenta que una vez se vuelva a entrar en el asfalto, hay que volver a inflarlas a su punto óptimo en cuanto sea posible.

No hacerlo tiene consecuencias importantes. Primero, para el manejo, puesto que la conducción será menos precisa y en situaciones con el asfalto mojado se aumenta la distancia de frenado, siendo también más propenso a experimentar aquaplaning.

Pero también influye en la seguridad, puesto que, al estar hinchado de menos, se lleva a cabo un desgaste irregular de la rueda que puede devenir en reventón. Por último, tu bolsillo también se verá afectado, ya que, al aumentar la superficie de rodadura, el coche gastará más combustible.