El día en que un Citroën Xantia humilló a todos los deportivos

Citroën Xantia
¿Sabes qué es lo peor de todo esto? Que lo sigue haciendo...

¿Has entrado aquí frotándote los ojos? Pues prepárate, porque terminarás rascándote las cuencas: hubo un día en que el maldito Citroën Xantia logró dejar por los suelos a deportivos de la talla del Ferrari Testarossa... y todavía hoy no ha aparecido ninguno capaz de arrebatarle el escandaloso récord que logró rubricar en 1999. ¿Todo el mundo preparado para alucinar? Comencemos. 

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A la hora de darle forma a un buen superdeportivo como el McLaren 675LT, el Audi R8 o el Porsche 911 sus desarrolladores deben tener muchos factores en cuenta: tiene que tener una imagen arrebatadora, ser ridículamente rápido y, además, ofrecer una estabilidad en curva que lo haga capaz de rodar en un circuito como el de Nürburgring a una velocidad de infarto sin que sus conductores sientan que están a punto de ver a la de la guadaña en cada giro. No parece fácil, ¿eh? Crear el automóvil perfecto es una tarea imposible que, además, está repleta de piedras en el camino. Como la de saber que una berlina francesa de los años 90 sigue teniendo un paso por curva mejor que el tuyo. Deja de reírte... que va en serio. 

Mientras que el siglo XX daba sus últimos coletazos en Citroën tenían las cosas muy claras con respecto al trabajo por hacer con el sustituto de su celebérrimo XM: a pesar de su buen comportamiento, el Xantia necesitaba recibir un sistema de suspensión hidroneumática que lo hiciera tan seguro y confortable como acostumbraban a resultar sus berlinas de antaño... y la respuesta llegó bajo el nombre ‘Activa’. A través de este complejo esquema de suspensión con estabilizadoras activas, los movimientos de la carrocería del coche quedaban reducidos a la mínima expresión mejorando así la comodidad a bordo -sin sentir los latigazos de los amortiguadores al negociar una sucesión de curvas- y la estabilidad que, al no quedar comprometida por movimientos extraños, dependía exclusivamente del agarre del neumático. ¿El resultado? Un artefacto asociado a un bloque V6 de tres litros con 194 CV y un 0-100 de 7,6 segundos. Vale, sobre el papel poco podría hacer contra un nueveonce. Sobre el papel. 

¿Conoces la ‘prueba del alce’? Se trata de uno de los test más importantes a la hora de evaluar el comportamiento de cualquier vehículo simulando la maniobra de esquiva que tendrías que llevar a cabo para evitar estar escupiendo pelos de mamífero durante unos cuantos meses si un ejemplar de tan imponente animal se interpusiera en tu trayectoria a una velocidad propia de una vía secundaria convencional. Lo más normal es que un coche nuevo actual sea capaz de pasarla de un modo satisfactorio -sin que el conductor pierda el control ni se produzcan situaciones que un usuario medio no pudiera resolver- a unos 75 kilómetros por hora que, teniendo en cuenta que tu capacidad de reacción probablemente te permitiría frenar mucho más, son más que razonables. Pero los deportivos juegan en una liga distinta... que está capitaneada por el Citroën Xantia. Por un Xantia, sí. 

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En 1999 el humilde automóvil galo logró firmar una velocidad durante la ‘prueba del alce’ de nada menos que 85 km/h que, como ya te habrás imaginado, es una cifra más que respetable. Sobre todo teniendo en cuenta que aún en 2018 ningún otro vehículo ha logrado superarla... ni igualarla. ¿El 997 GT3 RS? 82. ¿Y el Nissan GT-R? 78. Actualmente los más cercanos han sido los modelos de McLaren y Audi antes mencionados que, lamentablemente, sólo han conseguido alcanzar la barrera de los 83. Sé que ahora mismo sientes una profunda confusión. Y es completamente normal. Buena jugada, vecinos. Buena jugada... 

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