Puede que inicies esta prueba del Citroën C3 Aircross pensando que hay cosas más apasionantes que hacer, como planchar la ropa. Pero lo cierto es que este modelo te puede hacer la vida más fácil en términos de movilidad, y eso también es divertido.

Según Citroën, el C3 Aircross es un SUV del segmento B. Uno ya no sabe lo que es un SUV y lo que no, pero lo cierto es que al menos es diferente. El restyling que ha llegado en 2021 añade un frontal nuevo con los faros más perfilados y con led que le dan al frontal mucha más personalidad.

El resto de la silueta del coche se mantiene prácticamente intacta, lo que tampoco está mal: en el universo infinito de rivales, su estilo desenfadado le da un plus para los que prefieren ir a lo suyo.

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Prueba Citroën C3 Aircross (8 imágenes)

Por dentro el C3 Aircross es tan espacioso como el que más. Hay mucho espacio para la cabeza tanto delante como detrás, lo que proporciona una agradable sensación de desahogo. El espacio a lo ancho es más que suficiente para cuatro pasajeros, pero es que los milagros no existen. 

Una de las cosas que más me gustan es la comodidad de sus asientos. Son los Advanced Comfort y son algo más que un brindis al sol. Los estrenó el C4 Cactus de segunda generación y los heredó el C5 Aircross. Al principio era un poco escéptico porque su forma no me generaba confianza, pero una vez probados tengo que admitir que la postura es muy buena y la comodidad, también.

La banqueta trasera puede ser partida 1/3-2/3 y se desliza 15 cm en la misma proporción hacia adelante, lo cual es bastante útil si vas a meter un bulto un poco más grande o si quieres acercar un poco más a los niños.

C3 Aircross: bien en ciudad

Inicio la prueba del C3 Aircross por las calles de Zaragoza, donde me pierdo (sí, iba con el navegador, pero mejor no preguntes...) y tengo que callejear un poco más de la cuenta. Este pequeño rodeo me ayuda a sacar partido de una buena visibilidad circular y de una maniobrabilidad que no está nada mal: en calles estrechas controlas bien los límites.

La dirección es suave, pero no tanto como te puedes imaginar. También es buena para callejear entre semáforos, donde no necesitas la máxima precisión.

El C3 Aircross que conduzco tiene el cambio automático de seis velocidades que llegó hace un par de años a la gama. Lo ha desarrollado Aisin y la verdad es que la lógica del cambio y la relación entre velocidad y suavidad de cambio está muy conseguida.

Cuando salgo a la autopista el tres en línea de 130 CV muestra su peor cara. No es culpa de la marca, sino de la propia esencia del bloque: con tres cilindros, la suavidad característica de un cuatro en línea queda lejos. Aun así no molesta y solo queda como un runrún que está ahí junto al ruido del aire, quizá un poco más elevado de lo esperable.

Cuando alcanzas los 120 km/h ruedas con la aguja de las revoluciones justo por debajo de la marca de las 2.500 vueltas. Un ritmo relativamente desahogado que se refleja en un consumo no demasiado alto (en torno a los seis litros).

Si conduces con 'alegría' puedes ver valores cercanos a los 9 litros, pero es una zona en la que no está cómodo, como en la zona alta del cuentavueltas. Parte de la prueba transcurre por una preciosa carretera camino del Pirineo y que une Zaragoza con Huesca. Decido subir el ritmo; el Aircross no ha nacido para esto y me lo demuestra con subviraje y con un buen perfume a pastillas recalentadas.

Aflojo un poco y la prueba del C3 Aircross vuelve a retomar el brillo con el que empezó. Es más ágil de lo que podrías esperar, sobre todo si conduces suave y progresivo: frena en el momento adecuado y gira cuando debes y no tendrás balanceos indeseados ni movimientos de la carrocería.

En definitiva, si buscas un coche urbano con el que hacer viajes y que sea a la vez útil y diferente a los demás, tienes en este modelo una buena opción. Porque te recuerdo que la diversión no siempre tiene que ver con arañar hasta la mínima décima de segundo...