Prueba del Daihatsu Charade GTti de 1987: diversión analógica a la japonesa

Prueba del Daihatsu Charade GTti

Nos ponemos al volante de un utilitario deportivo japonés desconocido por muchos: el Daihatsu Charade GTti, el cual no obtuvo la apreciación que mereció en su momento. ¿Qué se siente al conducirlo más de 30 años después de su fabricación?

A lo largo de los años, multitud de GTI japoneses han llegado al mercado y, aunque algunos son conocidos, otros han caído casi en el olvido. En esta prueba del Daihatsu Charade GTti de 1987 conoceré a uno de estos últimos, un peculiar utilitario deportivo de los años 80 que no logró la popularidad deseada en su momento y que actualmente solo se podría calificar de unicornio.

Lo cierto es que el propio Charade no es un desconocido como tal. Lanzado inicialmente a finales de los años 70, tuvo mucho éxito en diversos mercados y también llegó a España, con distintas versiones. Ahora bien, la configuración deportiva GTti tuvo difícil su presencia España y no fue así porque se tratara de un mal coche, sino por una razón mucho más sencilla: los costes.

Los altos aranceles del momento encarecían el precio final del coche y lo situaban junto a otros más grandes y de mayor cilindrada. Esto, sumado a su baja previsión de ventas y a las pocas unidades que se podrían traer a España, hizo que este utilitario japonés estuviera abocado al fracaso aquí. Aun así, hoy tengo una unidad dispuesta para ser probada, pero se podría decir que su caso es peculiar.

No te pierdas: 9 GTI japoneses no tan evidentes

Según su dueño, Ángel, esta fue una unidad de prensa propiedad del importador de Daihatsu en España, la cual llegó a nuestro país para ser usado en diferentes pruebas. Sin embargo, tras ser probado por periodistas de motor del momento, quedó guardado en el garaje del importador durante años. Apenas fue usado y su odómetro marca poco más de 2.500 kilómetros recorridos.

Sin lugar a dudas, que estuviera tantos años escondido hace que se trate de una auténtica joya, aunque necesitara de algunas reparaciones para funcionar correctamente de nuevo, como era de esperar. Sin embargo, el coche conserva su originalidad y, al verlo frente a mí, siento que debo haber viajado al año 1987.

Diseño del Charade GTti: deportividad sutil

Con una brillante pintura roja que se combina con el impecable negro de los paragolpes y las molduras, este Daihatsu Charade GTti llama la atención por donde pasa. No lo hace por su diseño como tal, ya que se trata de un coche más bien discreto, pero sí por su impecable estado de conservación. Como amante de los clásicos, me encanta ver uno en estas condiciones.

Aun así, como decía, el aspecto de este modelo no lo convierte en el centro de todas las miradas. En general, su apariencia no dista demasiado de la que ofrecían otras variantes de este utilitario, con unas líneas angulosas, pero ligeramente redondeadas que conforman la carrocería. Además, en el frontal hay dos faros rectangulares y una fina parrilla, como en otros Charade, pero esta es diferente.

En lugar de la calandra típica que mostraban las versiones convencionales de este modelo, aquí se puede leer ‘Daihatsu GTti’, con las siglas deportivas resaltadas en rojo. Asimismo, el paragolpes tampoco difiere demasiado de lo que ya se ofrecía con las configuraciones más mundanas, pero un splitter aporta el toque deportivo aquí.

Siguiendo por el lateral, apenas hay pistas que indiquen que esta es una unidad deportiva, ya que incluso monta unas sencillas -y bastante ochenteras- llantas de acero, aquí envueltas en unos neumáticos Hankook Energy Eco 175/60 R14. Ahora bien, destaca una moldura con la inscripción ‘TwinCam 12 valve Turbo GTti’. De nuevo, solo detalles, como sucede con la zaga.

Prueba del Daihatsu Charade GTti

Aquí, una vez más la apariencia es discreta, con unos faros rectangulares unidos por una moldura y una luneta trasera generosa. Eso sí, la denominación de esta variante escrita sobre uno de los faros y el pequeño alerón negro incorporado son elementos que dejan entrever que este coche es más de lo que aparenta.

Todo esto define a grandes rasgos el diseño del Charade GTti, pero hay algo más que me llama la atención: la matrícula histórica. Yo soy partidario de mantener las originales y también lo es el dueño, pero el caso es que este coche jamás fue matriculado. De hecho, protagonizó una comparativa de los compañeros de Autopista, pero con una placa que, al parecer, no era la suya.

Interior del Charade GTti: austeridad y sencillez

Con este último detalle, me queda todavía más claro que este coche apenas se ha disfrutado desde finales de los años 80 y esto me lo confirma el interior, que es una auténtica cápsula del tiempo. En general, me encuentro lo habitual en un coche japonés de estos años: sobriedad y mucho plástico, pero eso sería simplificarlo mucho todo.

De entrada, me encuentro con un puesto de conducción bien orientado al conductor, con un cuadro de instrumentos completo, de fácil lectura y que está protegido de la luz por una especie de visera. Mientras tanto, el resto del salpicadero tiene una zona para dejar objetos y un pequeño reloj digital.

Por otro lado, frente a mí veo un volante de dimensiones generosas, pero bastante correcto. Además, tras él hay algunos botones para manejar algunas de las luces y unos curiosos mandos giratorios para la luneta térmica y el limpiaparabrisas trasero.

Parece que esto es todo, pero a la izquierda y hacia la parte inferior hay algo que no me esperaba. Se trata de un mando para la regulación eléctrica de los espejos, un lujo, más aún en los años 80. Ahora bien, puede que sea el único en esta unidad, ya que no tiene ni una radio o un sistema de aire acondicionado como tal.

En definitiva, la austeridad es evidente en el interior del Daihatsu Charade GTti, pero el ambiente es agradable y recuerda a una sencillez en los habitáculos de los coches que ya no volverá. Más allá de esto, el estilo replica el carácter del exterior y tampoco destaca por la deportividad, aunque este bajo perfil desaparece al abrir el capó.

Mecánica: menos es más

El motor del Charade GTti es un tres cilindros turbo de un litro de cilindrada que entrega 101 CV de potencia, fuerza que se envía al tren delantero mediante una caja manual de cinco velocidades. Sin duda, esto promete en un coche que pesa poco más de 800 kg y esa deportividad se intuye al abrir el capó, con detalles como las letras en color rojo.

Con esta mecánica, este simpático utilitario firma una velocidad máxima de unos 185 km/h, mientras que su aceleración 0 a 100 km/h se realiza en unos 8 segundos. Cifras que ahora pueden no sorprender demasiado, obviamente, pero que eran realmente buenas a finales de la década de 1980.

Prueba del Daihatsu Charade GTti: un viaje en el tiempo

Me acomodo en el asiento del conductor, giro la llave del contacto y arranco mi prueba del Daihatsu Charade GTti con ilusión. Esta es la primera vez que veo una unidad de este modelo y tener la oportunidad de conducirlo es emocionante. Así, inicio la marcha y maniobro para salir a la carretera, con más esfuerzo del habitual por la falta de dirección asistida. 

Esto es lo primero que me llama la atención, ya que estamos acostumbrados en los coches nuevos a poder girar el volante con un solo dedo. Aquí no hay nada de eso, sino que todo es más analógico y puro. Puede no ser tan cómodo como lo que tenemos en la actualidad, pero en cierto modo me gusta.

Primero, empiezo con calma y me centro en mis sensaciones en la cabina, que son bastante positivas. De entrada, a pesar de ser un coche de 3,6 metros de largo, 1,6 de ancho y 1,38 de alto, me sorprende su amplitud interior. Claro, su batalla de 2,34 metros es de ayuda y, aunque no vaya sobrado, no me siento incómodo con mi 1,90 m de altura.

Prueba del Daihatsu Charade GTti

Por otra parte, otro detalle que noto en el habitáculo es la visibilidad, gracias a las generosas ventanillas que rodean el espacio habitable. Además, también viene bien la elevada postura de conducción que, si bien requiere de un breve proceso de adaptación, ayuda a tener más control de lo que sucede alrededor del coche.

Ahora bien, vamos a lo importante: ¿cómo se conduce el Charade GTti? En conducción relajada, bastante suave. Por supuesto, el sonido deportivo es inconfundible y adictivo, pero la respuesta es relajada y no muy sorprendente en un rango bajo de vueltas. Ahora bien, este es un coche con motor turbo, así que todo debería cambiar al hundir el pie derecho, ¿no? 

Al acelerar y alcanzar unas 4.500 rpm, un testigo del cuadro de instrumentos se enciende para avisarme de que el turbo ha entrado en acción, pero ya lo noto con la propia respuesta del coche. El carácter de este utilitario ha estado bien oculto todo este tiempo, pero ahora las revoluciones suben como la espuma y el coche se lanza como no lo habría imaginado hace un rato. 

Con su potencia, peso y tamaño; este pequeño Charade me saca una sonrisa al instante. Puedo llevarlo hasta unas 8.000 rpm para sacar el potencial de su mecánica y, el turbo, si bien juega un papel fundamental en la experiencia, no entra de forma especialmente brusca. Temía que no fuera así, al ser un turbo de estos años, pero esto me permite pasarlo bien con más seguridad.

Prueba del Daihatsu Charade GTti

Tras pisar a fondo en alguna recta para comprobar sus cualidades, la versión GTti de este modelo transmite una velocidad que no me esperaba en absoluto. Y no, no es solo que dé esa sensación sin ir demasiado rápido, es que es realmente veloz para un coche de estas características. Aun así, el punto fuerte de este utilitario está en las curvas. Este modelo está pensado para divertirse y se nota.

Con un cambio de cinco velocidades sin recorridos demasiado largos y la respuesta del motor, conducir en una carretera de curvas es una delicia. Por supuesto, la dirección dura requiere que te acostumbres a ella y es menos cómoda en curvas cerradas, pero pronto deja de ser un problema y es un ingrediente más de un coche que transmite sensaciones por los cuatro costados.

Quizás estoy demasiado acostumbrado a los coches modernos que filtran la mayoría de elementos -para mí, demasiados- en pro de la comodidad y por eso me sorprendo aquí, pero me lo estoy pasando en grande. Puedo notar todo lo que sucede en marcha, pero esto no convierte la conducción en algo incómodo. De hecho, elementos como la suspensión me sorprenden para bien por cómo filtra los baches.

En general, la suspensión es más bien blanda y esto hace que el Charade GTti se incline en las frenadas y en las curvas, si vas con velocidad. Eso sí, esto no me impide divertirme al volante y el límite lo marcan más los neumáticos, que pronto chirrían y pierden agarre, pero es algo con fácil solución. Quizás, con otras gomas y cambios en la suspensión, todo sería mejor, pero no tengo quejas.

En definitiva, este es un coche que me ha sorprendido mucho. Con menos potencia y peso que muchos otros modelos que he conducido, me lo ha hecho pasar mucho mejor. Si pudiera, me quedaría durante horas haciendo curvas en él, pero el odómetro ya ha subido a 2.600 km y no quiero quitarle esa peculiaridad a esta interesante unidad. Aun así, ha sido una experiencia increíble.

Precio y rivales del Charade GTti

Prueba del Daihatsu Charade GTti

Aunque no he llevado suficientes utilitarios deportivos de los 80 como para hacer una comparación, puedo afirmar que este japonés es extremadamente divertido en cuanto entra su turbo en acción. Lo mismo opinaron en su momento quienes lo probaron, pero, como dije al principio, el precio del Daihatsu Charade GTti iba a ser uno de sus mayores inconvenientes.

En 1987, teniendo en cuenta los gastos de aranceles e importación, este modelo se iba a vender por unas 2.240.000 pesetas. Sin embargo, rivales como el Suzuki Swift GTi se ofrecían por 1.790.000 pesetas. El Daihatsu se encontraría en el rango de coches de más dimensiones y potencia, como el Ford Escort RS Turbo, lo que no lo colocaba en la mejor situación de cara al mercado.

Sin duda, este detalle le situaba en una posición de desventaja y factores como los bajos cupos de importación o las bajas previsiones de ventas hicieron que se viera inviable su comercialización aquí. Años más tarde, sin embargo, la relajación de ciertos requisitos permitió la llegada de variantes como la TR, pero ya era tarde para el GTti. Una verdadera pena.