Leyendas de Le Mans #3: Bugatti Type 57, el deportivo que mató a Jean Bugatti
Una familia de deportivos franceses sin igual
Bugatti decidió participar en las 24 Horas de Le Mans durante la década de los años 30’, tras diversos triunfos en otras carreras y grandes premios de la época frente a los mejores fabricantes de aquel entonces.
Desde Alemania, Adlerwerk y BMW estaban en la carrera; desde Gran Bretaña aterrizaron Aston Martin, Morgan, Riley, MG, Singer; y finalmente desde Italia, Alfa Romeo. Un compendio de marcas históricas con una parrilla de pilotos sensacional.
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Para la incursión, Bugatti decidió utilizar su Bugatti Type 57, una serie de coches deportivos que tuvo multitud de versiones diferentes con carrocerías muy dispares a lo largo de casi una década. Esta es la historia de su triunfo, en nuevo artículo de Leyendas de Le Mans.
Jean-Pierre Wimille, el artífice de las dos victorias
Jean-Pierre Wimille nació en 1908, y su carrera como piloto comenzó a la edad de 22 años con un Bugatti Type 37A en el Gran Premio de Francia de 1930. A partir de entonces, ganó en diversos eventos como el Gran Premio de Lorena, Orán, Argelia o el Gran Premio Deauville. La mayoría de ellos con Bugatti.
En 1937, la marca se apuntó a Le Mans con un Bugatti Type 57G Tank, con Robert Benoist como segundo piloto. Aunque este Bugatti usaba elementos de sus hermanos Type 57, contó con una carrocería muy diferente de la que derivan las actuales formas redondeadas de coches como el Bugatti Veyron o Bugatti Chiron.
El bólido contaba con un motor de 8 cilindros en línea DOHC supercargado de 3,3 litros capaz de generar algo más de 135 CV para un coche que en las versiones de competición rondó los 900 kg de peso.
Solo se fabricaron tres unidades de este Bugatti Type 57G Tank, y fue la que tuvo el primer número de chasis la victoriosa en Le Mans. Actualmente se conserva en el Simeone Foundation Auto Museum de Filadelfia
Un largo morro que acaba en curva a doble altura (aletas y capó) con una parrilla circular. En la parte trasera, un patrón de forma similar con el piloto bastante centrado y que daba al coche el aspecto de una gota de agua. Curioso también, porque el color predilecto para Bugatti fue un azul cielo que no se veía comúnmente en las carreras.
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Como curiosidad, actualmente existe un color dentro de la gama cromática de Bugatti denominado Wimille Bleu.
Bugatti Type 57C Tank, una cara de luz y otra de oscuridad
Más tarde, en 1939, Bugatti volvió a acudir a Le Mans y se alzó con una nueva victoria. Una vez más con Jean-Pierre Wimille y otra de las leyendas de la marca: Pierre Veyron. Los franceses llegaron a la meta con cuatro vueltas de ventaja sobre el Delage 3.0L de 6 cilindros del equipo Ecurie Walter Watney, que también fue conducido por dos franceses.
Lagonda cerró aquel podio con su Lagonda V12 de 4,5 litros, que terminó a 10 vueltas de la cabeza. Aquel año, el evento estuvo salpicado por la Segunda Guerra Mundial y la expansión alemana, y fueron las últimas 24 Horas de Le Mans disputadas hasta el regreso de la competición 10 años después, en 1949.
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El Bugatti 57C Tank que triunfó esta segunda vez demostró ser un bólido envidiable con el que la marca esperaría ganar muchas más pruebas. Sin embargo, la fatalidad ensombreció el triunfo de aquel año: Jean Bugatti, hijo del fundador de la marca, perdió la vida a la edad de 30 años cuando se encontraba al volante de la unidad victoriosa en Le Mans durante una prueba entre Molsheim y Estrasburgo.
Un difícil final para uno de los coches más icónicos del siglo XX, si bien está lleno de historias: competición, grandes pilotos recordados para siempre, el Bugatti La Voiture Noire desaparecido hasta el día de hoy… Un automóvil maravilloso, lo mires por donde lo mires.