¡Viva Las Vegas!

La F1 no podría haber empezado peor: con la FP1 cancelada a los nueve minutos por culpa de una tapa de desagüe defectuosa que casi manda a Carlos Sainz al hospital y la FP2 retrasada hasta tal punto que los aficionados tuvieron que ser expulsados de las gradas. 

El evento tuvo desde el principio inequívocas vibraciones de comedia. No ayudó que el vigente campeón del mundo lo llamara "99% espectáculo y 1% evento deportivo".

La clasificación fue impredecible y la carrera aún más, con la falta de grip convirtiendo la mayor parte del circuito en una gran zona de adelantamientos y la extrema exigencia de los neumáticos manteniéndonos expectantes hasta el final. Un par de coches de seguridad y el caos insta

Leclerc estaba 'on fire'

Tuvo un gran ritmo en el Ferrari desde el principio, y lo hizo valer en la calificación con una vuelta cuatro décimas más rápida que Verstappen. 

Verstappen empujó a Leclerc en la salida y más tarde recibió una penalización de cinco segundos por ello, pero en lugar de escaparse en la distancia, Leclerc le mantuvo a raya antes de que el monegasco le adelantara para liderar la carrera.

Todo fue de color de rosa hasta la salida del segundo coche de seguridad, cuando Ferrari mantuvo a su hombre fuera mientras Red Bull llevaba a ambos pilotos a boxes a por gomas nuevas. Resultó ser un error.

Se inició una gran batalla entre Leclerc y Pérez por el liderato de la carrera, que fue de un lado a otro antes de que Verstappen se lo arrebató a los dos y se fue.

Una gran batalla por el segundo y tercer puesto: Leclerc parecía haber tirado todo por la borda cuando bloqueó y dejó libre el paso a Pérez cerca del final, pero se mantuvo centrado y le volvió a pasar de nuevo en la última vuelta.

¿Qué sentido tenía ese viaje en taxi?

Estamos acostumbrados a que la F1 haga las cosas un poco diferentes en los EE.UU. (¿recuerdas la escolta policial del GP de Miami al podio?), pero esto fue ... raro.

Cuando Verstappen, Leclerc y Pérez se bajaron de sus coches, se subieron en un taxi para ser llevados al Hotel Bellagio para las entrevistas postcarrera con David Coulthard. Después llegó además un espectáculo de fuentes y luces. 

Ocon pasó del 16º al 4º

Esteban Ocon lucía un casco temático de Deadpool (Ryan Reynolds es un inversor de Alpine) pero eso no le ayudó a pasar de la Q1, lo que le llevó a. salir desde la posición 16.

Era momento para la remontada: la carnicería de la salida hizo que el francés se colocara octavo en tras par de pasos por meta, y una maniobra descarada sobre Logan Sargeant, de Williams, en la vuelta 14 hizo que se colocara sexto, a unos segundos de su compañero de equipo Pierre Gasly, que había conservado la cuarta posición con la que salió.

En la vuelta 34, Gasly y él estaban luchando por el mismo trozo de asfalto, y aunque el equipo dio instrucciones a Ocon para que mantuviera la posición, no se hizo caso de la llamada, ya que el dúo se enzarzó en el primer sector.

Ocon se impuso y se hizo con la cuarta posición, mientras que Gasly acabó fuera por un problema con la batería y por el desgaste de los neumáticos, y acabó sin puntuar. Una de las batallas entre compañeros de equipo más intensas de esta temporada.

Stroll se paseó por el caos

Mientras Ocon hacía de las suyas, nadie se dio cuenta de que Lance Stroll estaba haciendo una carrera espectacular para Aston Martin. 

El piloto canadiense ganó la friolera de 10 posiciones en la primera vuelta (del 19 al nueve). Después de su miniproblema en Qatar, tras el que muchos se cuestionaron su futuro en la F1, hay que decir que Stroll ha rendido bastante bien. 

Lleva dos quintos puestos consecutivos y consiguió ser séptimo en el GP de Estados Unidos. Parece que finalmente se ha hecho con el AMR23.

Mercedes lo pasó fatal

No hay mucho por lo que alegrarse este fin de semana si eres de las Flechas Plateadas. Lewis Hamilton se quedó fuera de la clasificación en la Q2 y, aunque la segunda fila de salida de George Russell parecía prometedora, la carrera del joven británico se torció cuando se tocó contra Max Verstappen a mitad de camino.

Eso le valió una penalización de cinco segundos, y aunque terminó cuarto, la penalización lo degradó al octavo puesto. No ha tenido mucha suerte este año.

Hamilton perdió posiciones en la salida tras ser embestido por Carlos Sainz y quedar atrapado detrás del Aston Martin de Fernando Alonso, antes de que su remontada se viera descarrilada por un contacto con Oscar Piastri, de McLaren.

Eso significó que tuvo que conducir una vuelta entera con un pinchazo, y aunque el segundo coche de seguridad le devolvió al juego, se tuvo que conformar con ser séptimo al llegar a la bandera a cuadros.

Apenas hay cuatro puntos entre Mercedes y Ferrari a falta de una carrera. 10 millones de dólares en premios en juego.

La F1 bloqueó las vistas de la carrera y los aficionados no lo aceptaron

La F1 no ha sido nada popular entre la población local (las molestias del tráfico y las tribunas se encargaron de ello), pero la organización también ha hecho todo lo posible por molestar a los aficionados.

Tras obligar a la gente a abandonar el circuito después de haber presenciado solamente unos minutos de los primeros entrenamientos del jueves por la noche (y ofrecer 200 dólares en vales de compra en línea como compensación), los organizadores también hicieron todo lo posible por bloquear las vistas del público a la pista.

Hay razones de seguridad para ello, por supuesto: no puedes tener los puentes abarrotados de espectadores o bloquearás el acceso, y cualquier lugar con una vista despejada de la pista es un lugar donde puedes ser golpeado por trozos que salgan volando. Eso está claro.

Pero algunos aficionados se tomaron la justicia por su mano y se limitaron a arrancar el material que les impedía ver la acción, y no cabe duda de que algunos transeúntes ocasionales también echaron un vistazo. 

Norris tuvo que ir al hospital

Puede que Lando Norris recuerde mucho del regreso de la F1 a Las Vegas: el piloto de McLaren recibió un tremendo golpe en la vuelta 3 que le envió volando contra la barrera y fuera de la carrera en medio de una llamarada de chispas y humo de neumáticos. 

Parecía un gran impacto y así fue: Norris dio la voz de alarma por la radio del equipo, aunque pudo decir a su ingeniero de carrera que por lo demás estaba bien.

Fue trasladado en helicóptero al centro médico y después a un hospital cercano por precaución, pero más tarde fue dado de alta sin daños importantes.

Mientras a Norris le hacían un chequeo, su equipo señaló que había un bache en la curva en la que se estrelló y que tal vez, en un circuito urbano sin escapatorias, no fuera una buena idea. Es de esperar que se asfalte antes del GP de Las Vegas 2024, pero ya se sabe: todo es posible.