Prueba Mercedes CLK DTM AMG. ¡Un héroe vintage!

Prueba Mercedes CLK DTM
Una celebración como dios manda.

Corría el año 2004 y Mercedes tenía ganas de celebrar. ¿Por qué? Pues porque en 2003, la firma de la estrella había conseguido ganar el campeonato de turismos alemán, el famoso DTM, con el Mercedes CLK. Bueno, o algo similar. El resultado de esa celebración fue el Mercedes CLK DTM AMG de esta prueba, un coche deportivo inspirado en la competición que cualquiera que tenga uso de razón y gasolina en las venas debe adorar.

El Mercedes CLK DTM era la versión de calle del CLK de competición. Aunque bueno, con matices. Se puede decir que era un coche de calle con muchas chucherías procedentes directamente del DTM. Sí, incluyendo un espectacular kit de ensanche. Solo se fabricaron 100 ejemplares, 60 con el volante a la izquierda y 40 a la derecha, con un poderoso motor V8 de 5.5 litros con 582 y 800 Nm de par bajo el capó. Recuerda, estamos en 2004.

Prueba del Mercedes CLK DTM AMG. ¡Salvaje!

Todo en el Mercedes CLK DTM AMG era especial. Sus cifras también. Era capaz de acelerar de cero a cien en 3,9 segundos y su velocidad máxima estaba limitada a 320 km/h (sí, adiós a los 250 km/h pactados con las otras marcas alemanas). Su precio y exclusividad también eran alucinantes: costaba 236.000 euros y por supuesto se agotó de manera inmediata.

Y ojo porque entre sus propietarios encontramos auténticos ases del volante. Jenson Button, Kimi Räikkönen, Takuma Sato, Juan Pablo Montoya o incluso Mika Häkkinen, que compró una versión descapotable que apareció poco después. Un deportivo de raza, muy radical, con ADN de competición y que adelantó las bases de lo que más tarde serían los Black Series.

Su aspecto era espectacular, muy inspirado en el DTM y con un kit de ensanche que más tarde inspiraría al CLK Black Series y otros modelos ensanchados de Mercedes. Pintado en color burdeos resulta especialmente sugerente, ya que tampoco es demasiado recargado. Tomas de aire específicas en el frontal, llantas forjadas y un alerón fijo en la zaga.

Interior del Mercedes CLK DTM. Espíritu racing

Prueba Mercedes CLK DTM

En el interior sí se podía sentir algo más especial. Se inspiró en el modelo de carreras, luciendo elementos como un volante específico tapizado el piel vuelta o unos espectaculares buckets de competición. También tenía mucha fibra de carbono y detalles inspirados en el coche del DTM, como los pulsadores del botón de arranca o por ejemplo para desconectar el ESP.

Cuando te subes al coche y te atas los arneses de cinco puntos, sientes que estás ante algo especial. Además de ante un AMG vintage, muy exclusivo y sí, muy caro. Para la prueba contamos con la ayuda del equipo de AMG y con un instructor que nos va a acompañar en un AMG GT R. Un instructor llamado Bernd Schneider. Vaya por Diós.

Al volante del CLK DTM

Prueba Mercedes CLK DTM

Tener a Bernd acompañándonos en esta experiencia es todo un lujo. Una persona afable y simpática, que te puede llevar al límite en la pista. El bueno de Bernd solo tiene dos marchas: el relajado y sonriente o el Bernd termonuclear en un coche deportivo. El GT R es más rápido y moderno que el CLK y encima conducido por una persona con 50 veces más talento. Yo tampoco me conozco la pista, así que empezaremos con calma.

El DTM arranca y el rugido del V8 inunda el habitáculo. La reducción de peso hizo que el material aislante fuera el justo y necesario. Eso es más bien poco. Pongo la 'D' en el cambio automático y arranco. De primeras tengo un buen 'feeling' con el coche. Se siente bien, rueda tranquilo y relajado y sientes que reacciona bien ante cualquier demanda.

Una vez que entramos en la pista, Bernd acelera y el CLK saca la mala leche.

¿Cómo se conduce?

Prueba Mercedes CLK DTM

Alegre. Aunque hay que decir que no es un coche fácil para ir rápido. Lo primero que sientes es la brutal potencia que tiene el coche para tener 17 años. El descomunal par hace que tu cuello sufra de lo lindo. La caja de cambios tiene cinco marchas, pero con la cantidad de par disponible, realmente solo necesitas tres.

La dirección es corta y precisa y tampoco necesitas mover mucho el volante para colocar al coche por su sitio, mientras que el ruido del sistema de escape sacude de manera brutal la consola central de fibra de carbono. De repente, el coche se siente mucho más rígido y se parece a un patinete en el borde de una piscina vacía. 

Hay un poco de balanceo en la carrocería, pero es informativo, no molesto. Los frenos son excelentes incluso para un contexto moderno. Está claro que no es tan rápido ni tan preciso como un AMG moderno, pero queda claro que en términos de experiencia y sensaciones, menos electrónica es siempre una mejor opción.

¿Incluso en una pista que no conoces?

Prueba Mercedes CLK DTM

Hay subidas y bajadas, curvas rápidas y rectas de más de 240 km/h y el Mercedes CLK DTM nunca decepciona. No tengo la sensación que me pueda escupir del asfalto con violencia y terminar abrazando a los papeles del seguro. Es contundente pero no amenazante. ¿Has visto esos interruptores en la parte inferior? El material parece un poco barato, pero tranquilo: este coche tenía el dinero gastado donde importaba y es glorioso. ¡Y muy rápido!

Y sin embargo, mientras yo me considerada todo un héroe al volante, Bernd Schneider estaba en su vuelta de calentamiento con el GT R. Ni siquiera lo estaba intentando y la diferencia entre ambos coches era demencial. En las dos primeras curvas, con Bernd tranquilo, su frenada es tan tardía y contundente que ya me saca varios coches de ventaja. En el resto de la vuelta me deja desmembrado y almacenado en el congelador.

Lo intento, pero pese a que el CLK DTM es heroico, me falta y me dedico el resto del tiempo a disfrutar del coche y a buscar sus límites, que no son bajos. Me sorprende que no subvira demasiado pese a tener un rinoceronte en forma de motor en el eje delantero. La transición entre el subviraje y el sobreviraje es dulce y sutil, a base de gas. La caja de cambios maquilla sus errores a base de par. Es tremendo.

¿Ha sobrevivido bien al paso del tiempo?

Prueba Mercedes CLK DTM

Los coches modernos e inteligentes son geniales. La tecnología puede ser maravillosa, pero a veces incluso iluminados digitales pueden caer en la barbarie analógica. Y el CLK DTM es uno de esos coches que te recuerda que la velocidad final no es siempre la mayor emoción. En muchos sentidos se siente como cualquier AMG: un coche con músculo pero a la vez delicado y eficaz. 

Pero una vez que empiezas a empujar a lo bestia, se siente como un coche de carreras, un veterano de guerra con traje de entrevista de trabajo. Puede parecer accesible por su aspecto pero realmente no quieres meterte en problemas con él.

Varias vueltas más tarde, Bernd está de vuelta en el 'pit lane' bebiendo agua junto al coche. "Es un coche divertido, verdad?" Mi rostro está pálido y sudoroso. "Siempre ha sido uno de mis favoritos..."

Etiquetas: Superdeportivos