Viejas glorias: esta es la historia del Mercedes 300 SL ‘Alas de Gaviota’

Uno de los coches más bellos jamás creado por el hombre.

Lo sé, hemos tardado demasiado tiempo en hablar del Mercedes 300 SL ‘Alas de Gaviota’ en nuestro apartado de viejas glorias. Pero más vale tarde que nunca y hoy te voy a contar la historia del Mercedes 300 SL, uno de los coches más importantes de Mercedes y sin duda un icono, un mito, un amor platónico para todos los que amamos los coches deportivos, los Mercedes o los coches clásicos. ¿Quieres saber cómo nació? Sigue leyendo.

El Mercedes 300 SL fue el mejor ejemplo de la vuelta a la normalidad por parte de la deprimida Alemania de Post-Guerra. Fue un especie de grito en plan: ‘ya estamos de vuelta’. En 1951 nacía el Mercedes 300 ‘Adenauer’, una versión que poco tenía que envidiar a los míticos Mercedes 540K previos a la Segunda Guerra Mundial. El 300 era un coche con el que se recuperaba el tiempo perdido, una obra de ingeniería que demostraba que Alemania en general y una marca como Mercedes en particular todavía tenían mucho que decir en el Siglo XX, que no estaban derrotados.

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El Mercedes 300 era un coche de lujo pensado para gente importante: primeros ministros, como Konrad Adenauer de donde le viene el sobrenombre, o miembros de casas reales y de la burguesía alemana y europea. Un coche que se enfrentaba de tú a tú con el Rolls-Royce Silver Cloud de la época, al que igualaba en precio y refinamiento, pero superaba claramente en cuanto a prestaciones. Este fue el pilar sobre el cual se cimentaría el renacimiento de Mercedes en los años 50, una década que sería oro en el mundo del automóvil.

Tampoco se puede entender la historia de Mercedes sin algunos de los deportivos de competición más importantes de la historia. En 1950 nacía el Mercedes 300 SL (W194), un coche de carreras que destacaba por la construcción ligera de su chasis tubular en aluminio, este chasis le otorgaba una gran rigidez y pese a su motor poco potente en comparación con sus rivales fue un auténtico éxito sobre la pista, con victorias en las 24h de Le Mans, en Nürburgring o en la mítica Carrera Panamericana. También consiguió ser segundo y cuarto en la Mille Miglia de 1952. Un coche que además destacaba por un diseño espectacular: esa demanda de rigidez hizo que la carrocería contase con grandes travesaños exteriores que ponían las cosas muy complicadas a las puertas tradicionales: de ahí vienen las puertas de Ala de Gaviota, para superar ese inconveniente.

Solamente se fabricaron diez Mercedes 300 SL W194 y posteriormente fue sustituido por el Mercedes 300 SLR en la pista. No obstante, aquellos años hay que tener en cuenta que la línea entre los coches de competición y los de calle era muy delgada: un deportivo de calle podía perfectamente correr en pruebas como Le Mans. Mitos como el Jaguar D-Type o el Ferrari 250 GTO son buenos ejemplos. Ahora bien, el Mercedes 300 SL W194 no era lo que se podía considerar un Gran Turismo, al igual que tampoco lo era un 250 GTO. 

En esos momentos, los años 50, había un mercado pujante e imparable en EEUU, que demandaba coches de lujo, de altas prestaciones, capaces de correr en un circuito pero especialmente con un toque lujoso y de ‘Gran Turismo’. Coches como el Ferrari 375 América o el 410 Superamerica son buenos ejemplos de coches europeos pero con la mirada en el gusto americano. Con el 300 SL triunfando en la pista, el poderoso exportador de Daimler A.G. en Nueva York, Max Hoffman hizo una sugerencia a la casa alemana, aunque más que una sugerencia fue una petición formal: consideraba que un Mercedes 300 SL W194 para la calle sería un éxito absoluto en un mercado como el americano. Dicho y hecho.

En Mercedes tomaron el guante de alguien que podía asegurar el porvenir de la empresa y se pusieron a estudiarlo. Sobre la base del modelo de competición, se empezó a trabajar en esta versión más lujosa y refinada del deportivo de competición. Decidieron colocar el motor de 3 litros y seis cilindros en línea del 300 Adenauer, anteriormente descrito, con novedades tan interesantes como la incorporación de la inyección directa de gasolina Bosch en lugar de los carburadores que montaba el W194. El resultado era un 25% más de potencia: 218 CV, casi el doble de los 117 CV del 300 sedán del que derivaba. Dependiendo del ratio de la transmisión, podía alcanzar los 260 km/h.

A diferencia de la versión de carreras, el Mercedes 300 SL se vendía de serie con una carrocería principalmente en acero, salvo elementos como las puertas, el techo o el portón trasero que estaban producidos en aluminio. Mercedes ofrecía la posibilidad de realizar la carrocería íntegramente en aluminio, lo que permitía una rebaja en el peso de 80 kg, no obstante esta opción era tremendamente cara (más o menos lo que cuesta hoy poner una carrocería íntegra en fibra de carbono a un deportivo como el McLaren 675 LT) y solamente 29 ejemplares fueron fabricados con esta exclusiva opción.

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Llegó el gran día y el Mercedes 300 SL W198 se presentaba al mundo en febrero de 1954 en el marco del Salón de Nueva York. Sí, ni Ginebra ni Frankfurt, era un coche que nació para el mercado americano y se presentó allí, algo que no todo el mundo conoce. El éxito fue instantáneo y la gente quedó prendada de su poderosa imagen exterior, de su potente motor y de sus capacidades dinámicas, sin renunciar al lujo clásico que se espera de un Mercedes-Benz. Tenía todo para triunfar, así como la tecnología más puntera para impresionar a los clientes más exigentes.

El éxito fue bestial y la prensa de la época se rendía a sus pies. El 300 SL Gullwing fue el primer Mercedes en ser fabricado para ser vendido fuera de su mercado local y las ventas finales dieron la razón al Sr. Hoffman, que sabía muy bien por dónde iban los tiros. De los 1.400 ejemplares fabricados, 1.100 fueron vendidos en EEUU, prácticamente un 80% de la producción: su precio también ayudó a que fuera un éxito, con un precio que era prácticamente la mitad que un Ferrari 250 Europa de la época. Prestaciones, lujo e imagen todo en uno y encima por un precio más que razonable.

No obstante, la producción del Mercedes 300 SL apenas duró tres años, de 1954 a 1957, cuando tomó el relevo la versión descapotable, el Mercedes 300 SL Roadster, que se mantuvo en producción hasta 1963. Para muchos, los mejores Mercedes de toda la historia. Cada uno que saque sus propias conclusiones: lo que parece evidente es que el Mercedes 300 SL es uno de esos coches que han envejecido a la mar de bien, cada día su precio aumenta, pese a contar con una producción notable y no tengo dudas que es uno de los deportivos más importantes de la historia del automóvil.