Le caen 33 multas de tráfico y 45.000 euros en cuatro horas

Lamborghini Huracán LP580-2

Javier Prieto

El imprudente inglés 'aprovechó el tiempo' entre las 2:30 y las 6:15 de la madrugada en Dubái con un Lambo de alquiler.

33 multas de tráfico y 45.000 euros en cuatro horas. Ese ha sido el castigo impuesto en Dubái a un conductor inglés de 25 años que conducía Lamborghini Huracan alquilado. Lo curioso de la historia es que todas son multas de velocidad y que algunas se han producido en el mismo minuto. Sin duda, un tipo rápido. Menudo crack. Pues la policía de aquel país del Golfo Pérsico no se ha andado con chiquitas y no se ha cortado con el castigo. 

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El temerario prota de la historia -y de la histeria- llegó a la empresa Saeed Ali Rent a Car con ganas de adrenalina. Estaba dispuesto a rentabilizar los 1.600 euros del alquiler del superdeportivo. Cogió las llaves de su Lambo y pisó gas a fondo nada más salir de la compañía. Inmediatamente, convirtió en su particular circuito de carreras una de las grandes avenidas de Dubái.

Lo sabemos porque en la Sheik Zayed Road los radares no pararon de echar humo entre las 2:30 y las 6:15, hora local. En dicha vía le llegaron a filmarle a 230 km/h. A esa caña, no le habrían capturado ni con los mejores coches patrulla del mundo

Sin embargo, no está claro que el inglés de las 33 multas de tráfico y 45.000 euros en cuatro horas, vaya a pagar por lo que ha hecho. Al parecer, resultaría muy costoso iniciar un procedimiento legal contra él para reclamarle el importe. Pues, francamente, nos jo**ría bastante que este temerario veinteañero se fuera de rositas.

La única esperanza para el concesionario reside en el pasaporte que el inglés se dejó en el coche. Sin él no podrá salir del país, algo que ya han puesto en conocimiento de la embajada británica... por si el colega decide pedir un duplicado urgente. Bueno, estaremos atentos para conocer el desenlace de la historia de las 33 multas de tráfico y 45.000 euros en cuatro horas.  

A ver, entendemos que se emocionara al tener entre sus manos semejante bestia. Sin embargo, de ahí  acometer ese catálogo de infracciones va un mundo. Entre otras cosas porque no se trata de poner en riesgo ni su vida ni la de los demás.