Cómo conducir con lluvia sin morir en el intento: ¡y sin matar a nadie!

Conducir con lluvia
Ni Emma ni ninguna otra borrasca atlántica te va a asustar.

Cómo conducir en agua es algo que todo el mundo debería saber, especialmente en esta época del año que nos visitan, una tras otra, sin cesar, numerosas borrascas atlánticas que van a dejar encharcado buena parte de nuestro territorio nacional. Conducir con lluvia y tener éxito es cuestión de prevención y de hacer las cosas bien en el momento del aguacero, pero por muy bien que conduzcas, si no llevas hechos los deberes de casa, lo tienes crudo, amigo.

Conducir en agua: neumáticos en buen estado

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Para conducir con lluvia y no pasar un mal rato es imprescindible que cuidemos de nuestros neumáticos y los tengamos en buen estado ¡qué no te vendan neumáticos falsos!. No hay que llegar nunca al mínimo de 1,6 mm de dibujo que exige la ley, no al menos en esta época de lluvias fuertes. Un dibujo en condiciones puede marcar nuestro destino en una situación de conducir con lluvia. Tanto es así, que la distancia de frenado con lluvia entre un neumático en buen estado y otro en sus últimos días de vida puede ser más del doble, una distancia que significa vivir o morir. Un neumático en buen estado y lluvia te puede hacer pasar un buen rato: aquí 7 coches para disfrutar de la lluvia.

Conducir en agua: aquaplaning 

El aquaplaning es el fenómeno más peligroso con el que nos podemos encontrar al conducir con agua: se produce cuando bajo nuestro neumático se encuentra una capa de agua que evita el contacto con el asfalto. El neumático de nuestro Audi, Kia o Ferrari 488 GTB flota, aquí la lluvia nos iguala a todos, y se vuelve prácticamente impracticable. Todos hemos pasado alguna vez por un charco profundo y hemos notado cómo perdíamos el control durante un abrir y cerrar de ojos. En esta situación lo más importante es mantener los nervios y no hacer movimientos bruscos, especialmente con la dirección.

Lo peor que puedes hacer, en caso de aquaplaning, es girar el volante. En ese momento el coche no girará, pero a diferencia de conducir con nieve, la pérdida de tracción será momentánea y puntual: en el momento de recuperar tracción, como tengas las ruedas giradas el accidente está prácticamente asegurado, ya que sufrirás un giro brusco y difícilmente controlable. Tampoco es recomendable frenar: lo ideal es soltar el gas y mantener la dirección recta, sin brusquedades, hasta que notemos que bajo nuestro neumático vuelve a hacer asfalto y no agua. 

Conducir en agua: revisión del coche

Es importante comprobar que todos los componentes del coche están en orden cuando nos vamos a enfrentar a una época de lluvias intensas como la que nos espera los próximos días. Limpiaparabrisas, neumáticos y luces son los principales. Asegúrate que la goma de los limpiaparabrisas está en buen estado y que todas las luces funcionan correctamente. No es recomendable enfrentarte a un episodio de lluvia con el dibujo de neumático por debajo de los 3 mm: menos de 2 mm será una temeridad. Tampoco es recomendable utilizar neumáticos usados o recauchutados en una situación como esta. También es recomendable revisar el estado de los frenos, especialmente de las pastillas, el principal elemento de desgaste: tener un coche nuevo no te excluye de echar un vistazo a elementos clave. ¡Más vale prevenir que curar!

Conducir en agua: moderar velocidad

El problema de la lluvia no solamente es la baja adherencia sobre el asfalto, sino la menor visibilidad causada por el ‘efecto spray’ (el agua que levanta el coche de delante). Por eso es clave reducir la velocidad e ir siempre con las luces puestas: incluso las antiniebla si la lluvia es torrencial o si la visibilidad es muy mala. La velocidad también es clave para evitar el aquaplaning: a mayor velocidad mayor probabilidad de perder el contacto con el suelo de manera puntual. 

Conducir en agua: aumentar distancia de seguridad

Es lógico: en una situación de baja adherencia y baja visibilidad, aumentar la distancia de seguridad es clave si no quieres terminar como en una bajada rusa y helada. Es importante muchas veces no fijarse solamente en lo que tenemos justo delante sino fijar la vista en elementos que nos pueden orientar dentro de la vía, por eso es bueno no tener ningún coche pegado encima: en estos casos dejas de depender de ti mismo y pones tu vida y la de los tuyos a merced de lo que pueda hacer el coche de delante: la revisión de neumáticos, del coche en general y tu sabiduría al volante podrían no valer para nada.

Conducir con lluvia no debe ser ninguna pesadilla, es cuestión de hacer bien las cosas en tres ámbitos: llevar el coche en perfecto estado, evitar situaciones de riesgo potencial y mantener los nervios a raya y conducir de manera suave y relajada. Conducir con agua parece menos peligroso que conducir con nieve o menos estresante que conducir en un atasco, pero puede ser más peligroso que ambas situaciones por la mezcla entre peor adherencia y mala visibilidad. Nunca subestimes a la lluvia y antes de salir al asfalto recuerda, los neumáticos en perfecto estado te pueden salvar la vida a ti y a todos los que te rodean. 

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