El éxito de los eléctricos empieza a afectar al petróleo noruego
¿Sueñas ya con tener aparcado en tu garaje un vehículo tan espectacular como el Tesla Roadster 2020... que te permita recorrer grandes distancias sin gastar ni un céntimo de carburante? En algunos países está pasando. Y sus consecuencias tienen un alcance mayor del que imaginabas: el éxito de los eléctricos empieza a afectar al petróleo noruego y, si todo sigue el plan previsto, el ‘iceberg’ no ha hecho más que mostrar tímidamente su pico superior. Oh, sí.
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Sin duda alguna, los países escandinavos suelen ser un buen ejemplo a la hora de echar un vistazo hacia el camino que deberíamos seguir en Occidente con respecto a nuestro futuro: países como Noruega -la cuna de auténticos cracks como Petter Solberg, piloto del Mundial de Rallycross- son un espejo que nos devuelve una terrible imagen de nosotros mismos si nos centramos en su modo de entender la vida, la sociedad... y la movilidad sostenible. ¿Te parece un auténtico bombazo que en España las ventas de coches eléctricos hayan crecido un 112,69% con respecto a 2017 según ANIACAM? Siéntate antes de leer esto: eso sólo supone un 0,6% del acumulado en lo que llevamos de año que, en realidad, no es nada: nuestros colegas nórdicos ya compran un 52% de vehículos propulsados a pilas. Un 52, sí.
A pesar de tan acongojante cifra, lo cierto es que el parque móvil de nuestros vecinos del norte sigue siendo mayoritariamente tradicional y, en total, el porcentaje de vehículos sin motor de combustión no alcanza el 10%. ¿Crees que no es para tanto, entonces? Pues toma buena nota: el éxito de los eléctricos empieza a afectar al petróleo noruego. Sé que te preguntas cómo... y es muy sencillo: al haber empezado a descender el número de clientes del oro líquido, la oferta ha tenido que ajustarse a la baja con un descenso del 2,9% en el precio medio del litro. Eso implica unos costes más competitivos para quien todavía necesita repostar su viejo cacharro -que puede ser un Fabia del 2012, perfectamente- y un golpe preocupante a una industria aún reticente al cambio de paradigma que parece traer consigo la evolución del automóvil. Con un ingrediente añadido: uno de los principales negocios de Noruega es la exportación de crudo gracias a las ingentes reservas disponibles en su territorio. Qué contradicción, ¿eh?
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Si el mercado escandinavo sigue las trazas impuestas por su Gobierno, para el año 2025 todos los coches nuevos que se vendan allí serán eléctricos. Eso implica un aire mucho más puro y una conciencia social más férrea... con la amenaza constante de ver cómo una de sus principales bazas para sobrevivir se empieza a ir al garete. Por suerte, siempre existirán países como España para rescatarlos: a pesar de contar con una cantidad insultante de recursos naturales para independizarnos energéticamente de las fuentes tradicionales, seguimos enganchados a éstas como si no hubiera un mañana. Menos mal que nos sale barata la jugada, ¿eh? Espera. Mierda.
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