Jabal Jais: subimos a la cima del desierto por una de las mejores carreteras del mundo

Puerto de Jabal-Jais
¿Puede estar una de las mejores carreteras del mundo localizada en mitad de la nada... rodeada por ingentes planicies arenosas? Oh, sí: así es el puerto de Jabal Jais

Seguro que no te negarías a viajar a Jabal Jais, un destino localizado a más de siete horas de vuelo de tu lugar de residencia si a cambio una de las firmas italianas con más prestigio te ofreciera saborear antes que nadie las aptitudes de su nuevo artefacto de 510 CV, ¿no? No hace falta que contestes: conozco de sobra la respuesta y por eso no pude hacer mucho más que gritar un sonoro “sí, quiero” cuando recibí la llamada del deber de mi odioso jefe, Luis Guisado.

Debo reconocer que a mí también me pareció de lo más extraño que un país como los Emiratos Árabes Unidos fuera el escenario elegido para mostrarnos cómo se desenvolvía el Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio Verde… aunque tardé muy poco en entenderlo: el mercado de uno de los estados más prósperos del mundo es irresistiblemente interesante para un modelo así y, además, dentro de sus límites se encuentra una de las mejores carreteras de montaña del mundo (aquí puedes ver las mejores carreteras de montaña de Europa). ¿No me crees?

Subiendo a la cima de Jabal Jais sin normas de circulación...

El trazado de la brutal carretera que asciende a los 1.934 metros de altura del pico de Jabal Jais nace en Ras al-Jaima, a menos de cinco kilómetros de la frontera de los Emiratos Árabes Unidos con Omán. A pesar de haber sido inaugurado en el año 2015 todavía algunos puntos siguen en construcción, lo cual no impide a los visitantes disfrutar de las impresionantes vistas que se pueden admirar desde el aparcamiento más elevado de la montaña, pasar un buen rato practicando la escalada en la Via Ferrata o imaginando la brutal sensación que podrán experimentar quienes se atrevan a lanzarse al vacío subidos en la tirolina más grande del mundo —con 2,6 kilómetros de longitud— que abrirá sus puertas muy pronto gracias a las alocadas ideas de un grupo latino de empresarios.

Jabal-Jais (Alfa Romeo)

¿Ninguna de las ideas anteriores termina de encajar contigo? No sufras: con la excusa de llevar a tus acompañantes a deleitarse con una panorámica espectacular, podrás saborear la infinita sucesión de curvas que te separan de la cumbre... en las que te cruzarás con todo tipo de vehículos que incluyen todoterrenos militares hasta hiperdeportivos de los personajes más afortunados de la zona. Y recuerda: si tienes pensado viajar aquí en invierno... será mejor que eches en la maleta una rebequita: ¡las temperaturas por la noche pueden alcanzar los cinco grados bajo cero!

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Imagínate que, por un día, alguien te diera la posibilidad de exprimir sin miramientos las habilidades de un monstruo del asfalto animado por un motor V6 de 2,9 litros que, gracias a sus 510 CV y 600 Nm de par máximo, sabe acelerar de 0 a 100 en 3,8 segundos con una velocidad punta de 283 kilómetros por hora. Y cuando digo sin miramientos, lo digo en serio: las autoridades del país estaban enteradas de nuestra particular excursión… y contábamos con su beneplácito para no tomarnos las normas de circulación demasiado en serio...

Suena bien, ¿eh? Pues todavía no has leído lo mejor: el destino final de nuestra ruta serían los 1.934 metros de altura de la cima de Jabal Jais que, situada a pocos kilómetros de la frontera con Omán, es el punto más alto de todos los Emiratos.

Jabal-Jais (puesta de sol)

Sé que ahora mismo tienes alzada una ceja al saber que en la Comunidad de Madrid hay varios picos de mayor altitud que el que protagoniza este artículo, pero no me has dado tiempo a situarte como es debido: la ascensión a la cota de casi dos kilómetros que tiene la montaña se realiza a través de una carretera de unos 30… que parte desde prácticamente el mismísimo nivel del mar en medio de la nada más absoluta. Ahora entiendes las ganas que tenía de echarle el guante a la zona, ¿verdad?

A medida que la caravana de periodistas convocados allí nos acercábamos a esta sierra tan particular crecía la expresión de incredulidad en nuestros rostros: la magnitud del perfil de las montañas que componen este paisaje al este del emirato de Ras al-Jaima contrasta tan abruptamente con la desértica estampa que lo rodea que parece un maldito decorado de una película de ciencia-ficción ambientada en un planeta muy alejado de nuestra cada día más estropeada Tierra.

Después de haber tomado el último desvío haciendo caso a nuestro navegador, comenzaba la diversión: ante nosotros una sucesión interminable de curvas con un asfalto de primer nivel que, además, contaba con dos carriles en el sentido de ascensión hacia Jabal Jais para evitar tener que levantar el pie del acelerador ni medio segundo al adelantar a los paisanos que trataban de exprimir las mecánicas de sus vetustos Toyota Camry.

No creo que sea necesario describirte el abrumador ritmo al volante del Alfa Romeo Stelvio con el que pudimos realizar la subida hacia una de las zonas más interesantes del mundo… pero sí haré lo propio con el terreno: gracias a un firme en excelente estado y bien peraltado todos y cada uno de los giros que componen el trazado de la carretera animan al conductor a intentar buscar los límites del automóvil en el que esté recorriéndolos sabiendo que sólo hay que tener cuidado con las interminables obras que salpican algunos puntos de la ruta —saber que aquí también hay un poco de M30 hace sentirse como en casa a cualquiera— y los rebaños de cabras que, de vez en cuando, gustan de hacer algo más animada la excursión a quienes disfrutan haciendo que el mundo se mueva más deprisa a través de las ventanillas.

Como ya te habrás imaginado, las vistas desde el aparcamiento cercano a la cumbre son sobrecogedoras… y mi instinto como fotógrafo entró en conflicto con mis necesidades más petrolhead en cuestión de segundos: ¿merecía la pena invertir el tiempo en obtener la mejor toma posible… o volver a subir al Alfa Romeo para recorrer cada palmo de la carretera tantas veces como fuera posible? No hice demasiadas fotos. Pero me traje una sonrisa que todavía hoy sigue esculpida en mi cara…